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24 hs
Qué quieren decir las palabras en otras palabras.
N- Ñ- O- P- Q- A- B- C- D- E- F- G- H- I- J- K- L- M- R- S- T- U- V- W- X- Y- Z
NATURALEZA: "¡Qué hermosa es la Naturaleza!" Decirlo cada vez que uno se encuentra en el campo. [5]
NO HABER VUELTA QUE DARLE. frase figurativa coloquial. No existir otra
manera de hacer las cosas o de interpretar los hechos.
Olé, 19.06.2002: Cada vez que la FIFA armó una encuesta vía Internet para
dar distintas distinciones a los futbolistas, el brasileño ni siquiera terminó
cerca del Diez. No hay vuelta que darle, Diego lo tiene de hijo. [2]
NO HAY TU TÍA: Expresión que suele usarse ante los hechos consumados. Al oír ¡No hay tu tía!, la persona comprende que la situación que pretendía modificar no está sujeta a cambios ni revisión. Pero ¿qué tiene que ver esta parienta, por mejor voluntad que se le atribuya, con la posibilidad de encontrar soluciones para nuestros males? Ocurre que tu tía nació de la mala interpretación de atutía o tutía. Término que el diccionario registra en ambas formas y que define como "la costra que queda en la chimenea del horno después de procesar ciertos minerales". Con esa mezcla se preparaba un ungüento que contenía óxido de cinc -todavía empleado con ese objeto-, que actúa como cicatrizante. "No hay tutía" se usó entonces como equivalente a "no tiene remedio". Ese sentido se mantiene actualmente. Pero al poner a la tía de por medio se ha convertido un recurso medicinal en una cuestión de familia. [3]
O SEA: Muletilla de significado impreciso, contemporánea a ¿Viste?, muy difundida en Buenos Aires, c. 1970. "Vi la cola de La herencia de los Ferramonti. O sea, por la cola nomás no podés saber si una película es gran cosa". (Varios autores, Lo mejor de nuestra crítica cientificista, Buenos Aires, 1980. [1]
OBSEQUIO: Del verbo latino sequi, seguir, precedido por la
preposición ob, para. Regalo o agasajo que sirve para evidenciar que se
sigue o se acompaña a alguien en una ocasión especial. A la misma raíz pertenece
exequias, acompañamiento fúnebre. [3]
OCIOSIDAD, s.
Granja modelo donde el diablo experimenta las semillas de nuevos pecados y
promueve el crecimiento de los vicios básicos. [4]
OPOSICIÓN, s. En política, el partido
que impide que el gobierno se desenfrene, desjarretándolo. El rey de Ghargarou,
que había estado en el extranjero para estudiar la ciencia del gobierno, designó
a un centenar de sus súbditos más gordos miembros de un parlamento que debía
legislar sobre la recaudación de impuestos. A cuarenta de ellos los nombró
Partido de la Oposición y dispuso que su Primer Ministro los instruyera
cuidadosamente en la tarea de oponerse a toda iniciativa regia. Sin embargo, el
primer proyecto puesto a votación fue aprobado por unanimidad. Muy descontento,
el rey lo vetó, informando a los miembros de la Oposición que si volvían a hacer
eso, pagarían con la cabeza. En el acto, los cuarenta opositores se hicieron el
harakiri.
-¿Y ahora? -preguntó el rey- Es imposible mantener las instituciones liberales sin un partido de Oposición.
-Esplendor del Universo -replicó el Primer Ministro-, es cierto que esos perros de las tinieblas ya no tienen sus credenciales, pero no todo está perdido. Confía el asunto a este gusano del polvo. Seguidamente el Primer Ministro hizo embalsamar y rellenar de paja los cadáveres de los opositores de Su Majestad y los clavó a las bancas legislativas. En lo sucesivo, cada ley fue aprobada con cuarenta votos en contra, y la nación prosperó. Pero un día el ejecutivo remitió un proyecto de impuesto a las verrugas y fue derrotado, porque a nadie se le había ocurrido clavar también a sus bancas a los legisladores oficialistas... Esto enfureció tanto al rey, que el Primer Ministro fue ejecutado, el parlamento disuelto con una batería de artillería, y el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo desapareció de Ghargarou para siempre. [4]
OPTIMIZAR: 1) Mejorar superlativamente. "Este resumen ha sido confeccionado con un moderno equipo electrónico que este Banco recientemente incorpora con el objeto de optimizar sus servicios, por lo que nuestros estimados clientes disimularán los inevitables errores". "Para optimizar el comportamiento de su niño, ¿por qué no ensaya, de tarde en tarde, el coscorrón?" (Club Social, Comité de Consocios Fatigados por el Problema del Niño Ajeno, Buenos Aires, 1971.) 2) Expresión optimista. "Escalaremos el Aconcagua en tiempo récord, optimizó el doctor Botafogo." (Reportaje a un andinista, en un diario de Buenos Aires, 1978.) [1]
PATA
DE LANA:
En el norte argentino, es el nombre que se da
al hombre que
sigilosamente penetra en el dormitorio y posee a la mujer en ausencia
(o
inconsciencia) d el marido de aquella. En Jujuy se llama "pata´i lana"
a todos aquellos que andan en amores con mujeres ajenas o que son
proclives a la búsqueda de aventura con mujeres
casadas.
PATRIOTA, s.
El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo.
Juguete de políticos e instrumento de conquistadores.
[4]
PELOTA.
Primitivo bote americano de forma esférica hecho con un cuero vacuno.
J. M. Paz, Memorias [1855], 1957,41: Llegamos al río Corrientes, al paso
ya referido, y solo encontramos dos muy malas canoas, que nos habían de servir
de balsa para pasar la tropa, artillería y municiones; felizmente la mayor parte
de la gente sabía nadar y hacer uso de lo que llamamos pelota.
2. plural vulgar. Testículos.
L. Heker, Zona, 1987, 280; ¿Pero había comprendido la imbécil, la que
ahora derramaba absurdas lágrimas sobre las despreocupadas pelotas del hirsuto,
todo el amor que encerraban las palabras de él?
3. plural figurativo vulgar. Coraje. Usado con el verbo tener.
J. Loubet, Caminos, 1981, 217: Así que se borró, ¿eh? Ya me parecía que
no tenía pelotas.
~ ¡a la pelota! (o ¡a la pelotita!). interjección vulgar. Expresión con la que se manifiesta asombro.
E. Goldar, Vida, 1980, 150: Frases famosas como "¡a la pelotita!" y sus derivaciones alarmantes están tomadas de vendedores de la calle Florida.
~ cantársele (a alguien) las pelotas. frase
figurativa vulgar. Hacer alguien lo que se le antoja.
Maga, 09.02.1994: No es el estereotipo del ídolo al que después la fama
lo obliga a ser como se espera que sea. Este no, Maradona es como se le cantan
las pelotas a él.
~ dar en las pelotas. frase figurativa
vulgar. dar en las bolas.
G. Rozenmacher, Cuentos, 1971, 128: Hace bien, tiene que cuidarse. Es un
señor: a ustedes les da en las pelotas que sea el líder: yo sé que también te da
en las pelotas que yo afane a veces para vivir, para comprar armas.
~ dar pelota, frase figurativa vulgar. dar
bola.
P. Rojas Paz, Mármoles, 1954,200: [...] ese no va a casa; se corta solo y
no da pelota a nadies.
~ en pelotas. en bolas, desprotegido, sin
recursos. Usado con los verbos estar, quedar, dejar.
Voz, 07.05.2002: Por qué no hacerlo, si los políticos nos han dejado en
pelotas a todos los argentinos.
~ hincha pelotas. Persona molesta y
fastidiosa.
Página/12, 22.12.2000: Con la bata es más hincha pelotas todavía, muy
meticuloso.
~ hinchar las pelotas. dar en las bolas.
I. Blaisten, Acecho, 1995, 173: El joven cuentista había hinchado tanto
las pelotas que al final habían hecho la bendita "reunión de trabajo".
~ pasar pelota. dar bola.
Clarín Rev.: 22.06.1975: [...] hay gente a la que uno nunca le pasa bola
o pelota (la ignora) precisamente porque es gente embolante (hartante).
~ rompe pelotas. hincha pelotas.
Página/12, 08.01.2001: ¿Y cómo dejaste que alguien lo editara, lo
musicalizara, si vos con eso sos bastante rompe pelotas?
~ romper las pelotas. dar en las bolas.
J. Carnevale, Impostergable, 1971, 37: Me estás empezando a romper las
pelotas, Hugo -dijo Ricardo terminando de sacar un atado con tres cigarrillos a
la miseria.
~
tener las pelotas llenas. Estar harto molesto.
Página/12, 20.04.2002: La verdad, estoy harto de la división, me tiene
las pelotas llenas. [2]
¡VIVA LA PEPA! Ese grito sirvió de consigna
a la revolución que en 1820 exigió en Cádiz el restablecimiento de la
Constitución dictada ocho años antes, mientras Fernando VII se hallaba en
Francia como prisionero de Napoleón. Al poco tiempo de reasumir el trono,
Fernando la abolió con la más severa prohibición de que se la mencionara en
público. Los liberales apelaron entonces a una treta. Como la Constitución de
1812 había sido jurada el 19 de mayo, día de San José, cambiaron José por
Pepe y bautizaron "Pepa" a la Constitución. Al grito de "iViva la Pepa!"
se enfrentaron con las tropas sin darles así razón para que los reprimieran. La
frase, que ha perdido ya su sentido político, significa hoy algo muy distinto.
Celebra cualquier oportunidad de hacer lo que a uno se le antoje. Vivando a la
Pepa nos damos ánimos. E invitamos alegremente al despiporre general. [3]
PERFECTO:
Expresión de
asentimiento. Veánse los sinónimos Correcto, Exacto, Regio,
Fenómeno.
- Puedo verte mañana.
- No.
- Perfecto. ¿Pasado?
- No.
- Perfecto. ¿Puedo llamarte?
- No.
- Perfecto.
(Secosse, Salustiano y Miss Margaret) [1]
PLACER,
s. La forma menos detestable del
tedio. [4]
POLICÍA, s. Fuerza armada destinada a asegurar la protección al expolio. [4]
POLÍTICA, s. Conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado. [4]
POLLERUDO:
adj. fig. desp. Se dice del hombre que vive entre
mujeres y suele ampararse en ellas.
J. J. Hernández, Ciudad, 1971, 60: Un chico común, por supuesto. Qué quiere. No
iba a parecerse al pollerudo ese que tiene bajo una campana de vidrio; rubio,
gordito y con pitito rosado, igual a un bebé de gringo.
Villafuerte, 1961, t. II, p. 203; Santillán, 1976, p. 685; Rojas, 1981, t. II,
p. 357; Figueroa, 1991, p. 281; Rodríguez, 1991, p. 244; Haensch, 1993, p. 490;
RHA, 1997, p. 124.
2- fig. desp. Apocado, cobarde.
Vidal de Battini, 1949, p. 315; Solá, 1950, p. 269; Villafuerte, 1961, t. II, p.
203. [2]
PORTALIGAS:
m. Prenda interior
femenina en forma de cinta o banda elástica con hebillas para sujetar las medias
(liguero).
B. Guido, Caída, 1956, 47: Albertina abrió el paquete y, con estupor,
sostuvo en el aire un pequeño corsé de nylon con portaligas de satén
negro y rojo.
Rojas, 1981, t. II, p. 360; Rodríguez, 1991, p. 247; RHA, 1997, p. 125.
[2]
PRÁCTICA: Superior a la teoría. [5]
PRENSA AMARILLA: Hacia 1896 dos magnates de la prensa rivales -William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer- eran dueños de las dos cadenas de periódicos más poderosas de los Estados Unidos. La lucha se libró sobre todo en Nueva York, donde Hearst era propietario del Journal y Pulitzer del World. Para superarse en la guerra de ventas, ambos apelaban a los toques más sensacionalistas. Titulares de tamaño catástrofe y gran despliegue de fotografías acompañaban una información que no ahorraba detalles acerca de accidentes, crímenes, adulterios y chanchullos políticos. A ese tipo de diarios el público les dio pronto el nombre de amarillos. La calificación proviene de una historieta llamada The Yellow Kid, que nació en el World. En ella, las palabras del personaje aparecían impresas sobre su camisa amarilla. El uso de esa tinta en los diarios era una innovación tecnológica; y así, al atractivo propio de la tira se sumó el detonante del color. El dibujante trabajó alternativamente para uno y otro diario: de estos vaivenes y del común estilo de hacer estallar la noticia ante los ojos del lector surgió la frase "prensa amarilla". Ésta se aplica todavía al periodismo que, aunque venga impreso en blanco y negro, busca agotar las tiradas con fuertes dosis de escalofrío y escándalo. [3]
PROMOCIONAR: Verbo que suele usarse
para negar un pago debido a escritores. "Es verdad que ahora usted no recibe un
peso partido por la mitad, pero el reportaje televisivo promociona". [1]
QUEDARSE PIOLA:
Expresión que sugiere mantenerse en sosiego para no
llamar la atención. En caso de emergencia, hablar poco y actuar menos. Esta
invitación a la prudencia resulta inobjetable pero, ¿de dónde viene la forma que
ha tomado? ¿Qué relación puede haber entre un pedazo de piolín o de cuerda y la
decisión de hacerse notar lo menos posible? En la jerga del hampa está la
explicación. El delincuente que conserva su prontuario libre de antecedentes
tiene todas las ventajas: difícilmente resulte sospechoso para la policía porque
"está limpio". Del "vesre" de limpio salió piolín. De ahí viene piola, que por
extensión significa astuto, prudente, hábil para evitar los enredos. El verbo
correspondiente, apiolarse, equivale tanto a darse cuenta de una situación como
a ingeniarse para salir de ella. Ser lo que se llama un tipo piola. Al mismo
repertorio pertenece piola piolín. Esta pintoresca frase con valor de adverbio
señala un modo de hacer lo suyo con calma y discreción. Una conducta siempre
acertada, con la sola condición de no caer en el error de hacerse el piola.
[3]
QUEMO: Vergüenza, algo que afecta el
prestigio y el snobismo de una persona. "Se deja ver con ese librito de
reproducciones de Picasso y de Braque. Es un quemo". (I. Astul, Volvamos a
Lessing, Azul, 1971). [1]
QUIMÉRICO, IMAGINARIO, ILUSORIO. - Quimérico viene
del latín chimaera, chimaira en griego, nombre de un monstruo
fabuloso que arroja llamas por la boca, que tiene cabeza de león, cola de dragón
y cuerpo de cabra. La quimera, pues, no es otra cosa que una creación de
la fantasía de los griegos. Lo imaginario viene de una facultad que
existe en el hombre. El filósofo de espíritu más reparado y más severo ha de
tener indispensablemente sus imaginaciones, porque imaginar es tan
natural en el ser humano como el pensar, el querer y el sentir. Lo
ilusorio es como el don recreativo que tiene el hombre de soñar estando
despierto. Es esa esperanza risueña y volátil con que triunfamos de la realidad
que nos espina. Un sabio dijo que la ilusión es una especie de
imbecilidad, sin la que no podríamos vivir, y dijo una bellísima sentencia. La
quimera es poética. La imaginación humana. La ilusión,
inventora. Lo contrario de lo quimera es lo verdadero. Lo contrario de
imaginario, real. Lo contrario de ilusorio, positivo. La
quimera nos lleva a la fábula. La imaginación, al arte. La
ilusión, al placer. [13]
REFERENCIAS
[1] Diccionario del argentino exquisito, de Bioy Casares.
[2] Diccionario
del habla de los argentinos, Academia Argentina de Letras, Buenos Aires,
2003.
[3] Tres mil historias de palabras y
frases que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman, Aguilar, Buenos Aires,
1999.
[4] Diccionario del diablo, Ambrose Bierce.
[5] Diccionario de lugares comunes, de Gustave Flaubert.
[6] Diccionario Argentino-Español (para españoles) de Alberto J. Miyara
[7] Manual obsoleto y bárbaro, Enrico Castañida, Editorial Guernica, Mar de las Pampas, 2003.
[8] Diccionario budista, de Shikku Saddhamanda, Distar Libros, Buenos Aires, 1978.
[9] Novísimo diccionario de la Lengua Castellana, 1911.
[10] No recuerda.
[11] El libro de Jorge*, Ed. Club del Libro, Montevideo, 1976.
[12] SEGOVIA, Lisandro, Diccionario de argentinismos (1911)
[13] Sinónimos Castellanos, Roque Barcia, Librería Perlado Editores, Buenos Aires, 1939.