й u s l з t e r

 

 

¤ 175 grs.

 

 

-mensaje psicofármaco de falopa-

 

 


 

    "Cuando hablo de adicción a las drogas no me refiero al keif, a la marihuana, o a cualquier preparado de hachich, mescalina, Bannisteria Caapi, LSD6, hongos sagrados o cualquier otra droga del grupo de los alucinógenos... No hay pruebas de que el uso de un alucinógeno provoque dependencia física. La acción de estos productos es fisiológicamente opuesta a la acción de la droga. Debido al celo del departamento norteamericano de narcóticos y de otros similares se ha suscitado una lamentable confusión entre ambas clases de droga.

    En quince años de adicción he visto el modo exacto en que actúa el virus de la droga. La pirámide de la droga, en la que cada nivel devora al que está debajo (no es casualidad que las potencias de la droga son siempre individuos gordos, mientras que el adicto que trota la calle siempre está flaco) y así hasta la cúspide o cúspides, pues hay numerosas pirámides de la droga que se alimentan de la gente del mundo, y todas están organizadas sobre principios esencialmente monopólicos:

           1 - Nunca debe darse nada por nada.

           2 - Nunca debe darse más de lo que sea necesario (tener siempre hambriento al comprador, y hacerlo esperar siempre).

           3 - Recuperar todo lo que se dio, si ello es posible.

    El Promotor siempre recupera todo lo que dio. El adicto necesita más y más droga para conservar cierta forma humana... para mantener alejado al Monstruo. 

    La droga es un mundo de monopolio y posesión. El adicto se sostiene mientras sus piernas drogadas le permiten avanzar derechamente hacia el rayo luminoso de droga para relapsar. La droga es cuantitativa y precisamente mensurable. Cuanto más droga uno usa menos tiene, y cuanto más tiene más consume. Todas las drogas alucinógenas son sagradas para quienes las usan -hay cultos del peyote, de la Bannisteria, del hachich y del hongo: "los hongos sagrados de México permiten ver a Dios"- pero nadie ha insinuado jamás que la droga es sagrada. No hay culto del opio. El opio es profano y cuantitativo, como el dinero. Oí decir que antaño había en la India una droga benéfica que no creaba hábito. Se la llamaba soma, y se afirma que es una suerte de bella onda azul. Si el soma existió realmente, sin duda allí estuvo el Promotor para embotellarlo, monopolizarlo y venderlo, convertido en la simple y vieja DROGA de siempre.

    La droga crea una fórmula básica del virus "maligno"; el álgebra de la necesidad. El rostro del "mal" es siempre el rostro de la necesidad total. El maníaco de la droga es el hombre que tiene absoluta necesidad de la droga. Una vez sobrepasada cierta frecuencia, la necesidad no conoce absolutamente límite ni control. Para decirlo con las palabras de la necesidad total: "¿Está dispuesto?" Sí, usted está dispuesto. Usted está dispuesto a mentir, trampear, denunciar a los amigos, robar, hacer cualquier cosa para satisfacer la necesidad total. Porque se encuentra en estado de enfermedad total, de posesión total, y no puede proceder de ningún otro modo. Los maníacos de la droga son personas enfermas que no pueden actuar de otro modo. El perro rabioso no tiene otra alternativa que morder. Adoptar una actitud virtuosa carece de sentido, salvo que el propósito sea mantener la vigencia del virus de la droga. La droga es una gran industria. Recuerdo la conversación que sostuve con un norteamericano que trabajaba para la Comisión de la Aftosa en México. Seiscientos dólares mensuales más una cuenta de gastos:

        -¿Cuánto durará la epidemia? -pregunté.

        - Todo lo que podamos hacerla durar... Sí... quizás aparezcan otros brotes en América del Sur -me dijo con aire soñador.

    Si uno desea modificar o anular una pirámide de números en relación serial, se modifica o elimina el número base. Si deseamos aniquilar la pirámide de la droga debemos comenzar por la base: el adicto que trota la calle, y dejarnos de quijotescos desafíos a los llamados "grandes bonetes", todos los cuales son inmediatamente reemplazables. El adicto de la calle que debe disponer de droga para vivir es el único factor irreemplazable de la ecuación de la droga. Cuando no haya más adictos que compren droga desaparecerá el tráfico. Mientras exista la necesidad de droga, alguien se ocupará de satisfacerla."

 

William Burroughs

 


 

ÍNDICE

 

POEMAS | Valium 10 | Proposición de la boa | Rosario Castellanos |  

DEFINICIÓN | ¡Viva la Pepa! | Falopear | Falopero |

GRAFFITTI  
TALLER LITERARIO | Máxima pureza |
PROSA | Primero no experimenté ninguna sensación | Roberto Fontanarrosa |  

ENCUESTA

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POEMAS

 

Valium 10

 

A veces (y no trates
de restarle importancia
diciendo que no ocurre con frecuencia)
se te quiebra la vara con que mides,
se te extravía la brújula
y ya no entiendes nada.

El día se convierte en una sucesión
de hechos incoherentes, de funciones
que vas desempeñando por inercia y por hábito.


Y lo vives. Y dictas el oficio
a quienes corresponde. Y das la clase
lo mismo a los alumnos inscritos que al oyente.
Y en la noche redactas el texto que la imprenta
devorará mañana.
Y vigilas (oh, sólo por encima)
la marcha de la casa, la perfecta
coordinación de múltiples programas
-porque el hijo mayor ya viste de etiqueta

para ir de chambelán a un baile de quince años

y el menor quiere ser futbolista y el de en medio

tiene un póster del Che junto a su tocadiscos.
 

Y repasas las cuentas del gasto y reflexionas,

junto a la cocinera, sobre el costo

de la vida y el ars magna combinatoria

del que surge el menú posible y cotidiano.
 

Y aún tienes voluntad para desmaquillarte

y ponerte la crema nutritiva y aún leer

algunas líneas antes de consumir la lámpara.
 

Y ya en la oscuridad, en umbral del sueño,

echas de menos lo que se ha perdido:

el diamante de más precio, la carta
de marear, el libro
con cien preguntas básicas (y sus correspondientes
respuestas) para un diálogo
elemental siquiera con la Esfinge.
 

Y tienes la penosa sensación
de que en el crucigrama se deslizó una errata
que lo hace irresoluble.


Y deletreas el nombre del Caos. Y no puedes
dormir si no destapas
el frasco de pastillas y si no tragas una
en la que se condensa,
químicamente pura, la ordenación del mundo.
 

 

 

Proposición de la boa

                                        (A las puertas de la Tour D'Argent) 

 

No comas nunca nada

que no seas capaz de digerir,

que no seas capaz de vomitar.

 

 

Rosario Castellanos nació en México (1925) y murió en Israel (1974), oficiando de embajadora para su país. Escribió novelas, ensayos y poemas. Algunos de sus libros de poesía: Trayectoria del polvo, El rescate del mundo, Salomé y Judith, Lívida luz, Viaje redondo y la antología Poesía no eres tú. Estos poemas los sacamos de la revista Último Reino Nº 10 (1982).  

 

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DEFINICIÓN

 

¡VIVA LA PEPA! Ese grito sirvió de consigna a la revolución que en 1820 exigió en Cádiz el restablecimiento de la Constitución dictada ocho años antes, mientras Fernando VII se hallaba en Francia como prisionero de Napoleón. Al poco tiempo de reasumir el trono, Fernando la abolió con la más severa prohibición de que se la mencionara en público. Los liberales apelaron entonces a una treta. Como la Constitución de 1812 había sido jurada el 19 de mayo, día de San José, cambiaron José por Pepe y bautizaron "Pepa" a la Constitución. Al grito de "iViva la Pepa!" se enfrentaron con las tropas sin darles así razón para que los reprimieran. La frase, que ha perdido ya su sentido político, significa hoy algo muy distinto. Celebra cualquier oportunidad de hacer lo que a uno se le antoje. Vivando a la Pepa nos damos ánimos. E invitamos alegremente al despiporre general.

 

En Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman, Aguilar, Buenos Aires, 1999.

 

FALOPEAR: Administrar drogas estimulantes o enervantes.

Noticias, 30.06.2001: Y capaz que a uno bien vestidito, que se está falopeando, "los ratis" lo dejan pasar.  

 

FALOPERO: Drogadicto.

Clarín, 21.02.1992: Pretendo desmentir la versión según la cual yo incriminé a todo el ambiente del rock como falopero.

 

En el Diccionario del habla de los argentinos.

 


 

GRAFFITTI

 

"Tengo un aerosol y me sobra pintura". En Teodoro García entre Álvarez Thomas y Delgado (Colegiales).

 

"Son todas suposiciones". En Paraná esquina Sarmiento (Centro).

 

"Todos los chicos kieren oler pegamento". En Álvarez Thomas al 100 (Colegiales).

 


 

ÑUSLETER en VIVO

 

Y escribí unos poemas re oscuros, los agarré con una tijera, los recorté palabra por palabra y me los fumé con Odex. No, ahora me rescaté, estoy dando un taller. 

 

 

Taller Literario. Encuentros de leer y escribir.

Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

 

En mayo, regresa el taller por computadora. 

 

Para más información: 
O bien:
niusleter@niusleter.com.ar (Asunto: Taller literario).

 


 

PROSA

 

Primero no experimenté ninguna sensación

 

    Yo caí en la droga a los 18 años. Mentiría si digo que por ese entonces tenía algún problema familiar complicado, o sensaciones de disconformidad o rebeldía. Pero sentía, sí, muchas veces cuando estaba en mi casa con mi familia, con mis padres, una sensación de ahogo, de falta de aire.
    Recuerdo que fue mi hermano mayor, Miguel, el que me inició en la cosa, y sinceramente, no sé si condenarlo o no, por esa causa. Éramos muy unidos con Miguel y yo sé positivamente, que todo lo que él hacía por mí lo hacía por mi bien.
    Una tarde de lluvia yo estaba en mi habitación y sentía de nuevo esa particular sensación de asfixia. Yo creo, lo he creído siempre, que la especial sobreprotección a la que me sometían mis padres por ser el más chico, no influía en eso. Todos los límites, todas las prohibiciones, toda la enfermiza atención que, especialmente mi madre, depositaba sobre mí, no influía en mi casi permanente ahogo. La cuestión es que Miguel se asomó por la puerta de mi pieza y me llamó. “Vení” me dijo, y me llevó para su pieza. Cuando entramos, cerró la puerta y fue hasta uno de los cajones de su cómoda, lo recuerdo bien. Buscó bajo unos papeles, algunas carpetas (Miguel guardaba recortes de carreras de caballos, siempre le gustaron) y sacó un pequeño gotero plástico, color verde claro tapado con una tapa blanca estriada. “Date con esto” me indicó, mientras me lo alcanzaba. Yo, algo desconfiado, fui al baño y me largué un buen chorro en la fosa derecha de la nariz y enseguida otro en la fosa izquierda. Primero no experimenté ninguna sensación. Quedé, eso sí, con la cara hacia arriba, mirando el techo, cerca de un minuto. No pasaba nada. Cuando bajé la vista hasta enfrentarla con el espejo del botiquín, una gota resbaló desde la nariz casi hasta la boca. Pero el resto de la dosis ya se había metido hacia adentro.
    Fui a mi habitación algo desilusionado, lo reconozco, y me senté a esperar. Puse música. No pasaba nada. Seguía sintiéndome embotado, algo me presionaba los tímpanos desde adentro y respiraba dificultosamente por la boca. Mientras esperaba leí las pequeñas letras negras impresas en el gotero: “Lidil adultos” decía. Me dio bronca. Me acosté en mi cama y me zampé dos buenos chorros de nuevo. Cerré los ojos y esperé. Me acuerdo que había puesto “Pirámide” de Pink Floyd. Y de repente, sucedió.
Algo se perforó, en algún lugar de la membrana mucosa comenzó a abrirse un agujero, un canal y por primera vez después de largos días una porción de aire helado me refrescó la garganta. Creo que fue una de las sensaciones más hermosas de mi vida, y eso que yo viví el Mundial.

    [...]

 

    Dése por acá.

 

Roberto Fontanarrosa (Rosario, 1944) es escritor y humorista gráfico. Publicó novelas: Best Seller, El área 18 y La gansada; libros de cuentos: Los trenes matan a los autos, No sé si he sido claro, Nada del otro mundo, El mayor de mis defectos, El mundo ha vivido equivocado, de donde viene este cuento, Uno nunca sabe y La mesa de los galanes. Hizo además varios libros de historieta, con sus personajes Inodoro Pereyra y Boogie el Aceitoso, y de chistes: El fútbol es sagrado, Fontanarrosa de penal, El sexo de Fontanarrosa, Los clásicos según Fontanarrosa y varios más.

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