Ñ u s l e t e r
#39
-divulgación de amoríos-
"Él
de rodillas lloraba sobre el regazo de la mujer sentada, que, llena de ira
escuchaba al hombre que le decía te aseguro que te amaba, creéme, te amaba
en serio.
Ella, sentada sobre una silla soportando la cabeza del hombre que lagrimeaba
sobre su regazo, aturdida, sólo reparaba en la desinencia del verbo que la
aniquilaba dos veces." Liliana Guaragno
"...ahora llega la muchedumbre de horas indecisas / tu corazón galopa lejos de mí / tu mano cae / desde el instante sin tiempo..." Aldo Pelegrini
ETIMOLOGÍA
| Familia | Concubina | Cónyuge |
PROSA |
Wakefield | Nathaniel Hawthorne | |
Bernadet | Patricia Suárez
|
CUALQUIERA | Taller Literario |
POEMAS | ¡Dios las maldiga!
|| José Martí | |
El infiel
|
El agradecido | Alberto Girri
|
RESPUESTAS
GRAFFITTI
ENLACES | Guiones | Textos | Muñecas |
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES
FAMILIA, 1220-50. Tomado del latín familia, ídem,
primitivamente 'conjunto de los esclavos y criados de una persona', derivado de
famulus
'sirviente', 'esclavo'.
DERIV. Familiar, 1438; familiarizar, principios del S. XVII.
YUGO, 1227. Del latín JUGUM ídem.
DERIV. Yugada, 1207. Sojuzgar, S. XIII; variante culta
subyugar.
Cultismos: Yugular, derivado de jugulum
'garganta' (que a su vez lo es de jugum). Conjugar, S: XVI,
latín conjugare 'unir'. Cónyuge, S. XIX, latín conjux,
-ugis, ídem, propiamente 'el que lleva el mismo yugo'.
CUBIL 'sitio donde las bestias silvestres se recogen para dormir',
1330. Del latín CUBILE 'lecho', 'cubil', derivado de CUBARE 'acostarse'.
DERIV. Concubina, 1438, tomado del latín concubina, ídem,
derivado de dicho verbo. Decúbito.
Wakefield
En
un periódico pasado, o en una vieja revista, recuerdo leí una historia, relatada
como verdadera, según la cual un hombre -llamémosle Wakefield- se había
ausentado durante largo tiempo de su casa, abandonando a su mujer. El caso así
expuesto no es, puede decirse, poco común, ni puede ser tenido como absurdo o
condenable sin conocer los pormenores y circunstancias de la situación de los
protagonistas. Sin embargo, la historia leída por mí constituye, sin duda, si no
el más grave, sí, en cambio, el más extraño de delincuencia marital de todos los
que han llegado a mi conocimiento; y, a la vez, la extravagancia más increíble y
notable de todas las que jamás haya cometido el hombre. El matrimonio en
cuestión vivía en Londres. El marido, pretextando tener que emprender un viaje,
rentó un cuarto en la calle inmediata a la suya, y aquí inadvertido por su mujer
y por sus amigos, y sin que hubiera ni sombra de razón para tal comportamiento,
permaneció veinte años. Durante su ausencia acudió día por día delante de su
casa, llegando a menudo a ver a Mrs. Wakefield a través de sus ventanas. Y
después de esta laguna en su dicha matrimonial, cuando su muerte era tenida ya
por cierta, después de que se había adjudicado su herencia, de que había
desaparecido su nombre de la memoria de los vivos y de que su esposa se había
resignado a su temprana viudedad, un buen día el desaparecido atravesó el umbral
de su hogar, como si retornase de una ausencia de un día o dos, y fue hasta su
muerte un esposo amante y modelo.
Estos hechos son todo lo que recuerdo de la historia. El
caso, por raro que sea, creo yo, sin embargo, que merece la simpatía generosa de
todo el mundo. Todos nosotros sabemos que ninguno en particular cometería tal
locura, pero todos nos percatamos, a la vez, de que es posible que otro la
cometiera. A mí, al menos, los hechos se me han presentado una y otra vez a la
mente, siempre provocando en mis sentimientos una suerte de asombro, pero
siempre también acompañados por la certeza de que la historia tiene que haber
sido verdad, y delineándose a su lado una cierta concepción del carácter y
naturaleza del protagonista. Siempre que un objeto se aferra de esta manera al
pensamiento, puede decirse que está bien gastado el tiempo que se emplea en
reflexionar sobre él. Si el lector quiere andar por su cuenta en este punto,
dejémoslo entregado a sus propias meditaciones; si, por el contrario, prefiere
acompañarme a través de los veinte años que duró la ausencia de Wakefield, sea
bienvenido. Pensemos que lo acontecido tiene que tener una moraleja -aun cuando
nosotros no logremos encontrarla- y que va a sernos posible trazar sus contornos
y condensarla al final de nuestro relato. ¿No tiene todo pensamiento su
eficacia, y todo hecho asombroso su moraleja?
¿Qué clase de persona era Wakefield? Estamos en libertad para
llevar adelante nuestra propia idea, dándole este nombre. Cuando da comienzo
nuestra historia, Wakefield se encuentra en la madurez de su vida; sus afectos
matrimoniales, nunca violentos, se habían serenado convirtiéndose en un
sentimiento habitual y calmo; de todos los maridos, puede decirse que era el más
constante, porque una cierta lentitud hacía que su corazón permaneciese allí
donde se había detenido una vez. Era intelectual, pero no en un sentido
profesional; sus pensamientos raras veces eran tan intensos como para plasmarse
en palabras. La imaginación -entendida la palabra en su verdadero sentido- no
estaba entre los dones de Wakefield. Con un corazón frío, pero no depravado ni
inconstante, y con una mente nunca afiebrada por pensamientos turbulentos ni por
afanes de originalidad, ¿quién hubiera podido profetizar que nuestro héroe iba a
conquistarse por sí mismo un lugar de primer orden entre todos los excéntricos y
extravagantes del mundo entero? Si se hubiera preguntado a sus amistades quién
era el hombre en Londres del que podía decirse con mayor certeza que cada día
hacía cosas que serían olvidadas al otro día, todos los consultados hubieran
pensado inmediatamente en Wakefield. Sólo su esposa hubiera quizá dudado. Aun
sin haber analizado detenidamente su carácter, Mrs. Wakefield se había dado
cuenta de un cierto amor propio que se había introducido en la mente inactiva de
su esposo, de una especie singular de vanidad, la peor de sus cualidades, de una
tendencia a la superchería, que raras veces se había manifestado de otra forma
que en el mantenimiento de algunos secretos tontos y sin importancia; y,
finalmente, de lo que ella misma llamaba "un algo extraño" en su marido. Esta
última cualidad es indefinible y es probable incluso que no existiera. [...]
Léalo completo acá.
Nathaniel Hawthorne llegó al mundo de los humanos en Salem (Massachussetts), año 1804. Trabajó en la aduana de esa ciudad hasta 1853, fecha en que fue nombrado cónsul en Liverpool. Ejerció su cargo diplomático durante dos años y luego se dedicó a viajar por Europa. En 1860 regresó a Estados Unidos, donde fallecería cuatro años después. Entre sus obras, enumeramos: La letra escarlata, Cuentos contados dos veces, La casa de los siete altillos, La novela de Blithedale y El libro de las maravillas.
Bernadet (fragmento)
1.
Yo tenía nueve años la vez que mi papá engañó a mi mamá con
otra mujer. En aquellos días yo estaba ocupada preparándome para cantar
Feliz de ti María, hija santa de Israel en el certamen mariano que
organizaba la parroquia para las niñas cantoras del coro, y no hacía yo más que
cantar por toda la casa como una peregrina marchando a Roma. Tenía cansados a
todos, en especial a mi hermana Lucía (bautizada así por Lucía Dos Santos, la
pastorcita que vio a la Virgen en Fátima) que me lleva dos años y se tapaba las
orejas con las manos cada vez que me veía venir. Yo creo que ella estaba celosa
porque le estaba cambiando la voz y no podía competir. Cada vez que me acostaba
y le rezaba a Dios yo le pedía que no me hiciera cambiar nunca la voz. El año
anterior había estado a un tris de sacarme el primer premio con Venid y
vamos todos con flores a María, solo que se lo había llevado Noelí Souza
porque hizo trampa participando siendo la sobrina del Padre Juano: las parientas
del cura no deberían participar. Ese año yo esperaba ser todo un éxito. Mamá me
había prometido hablarle a la Madre Superiora para impedir cantar a la sobrina
del Padre Juano esta vez y que guardaran las normas. Pero mamá no se quería
mover de su dormitorio y se la pasaba llorando el día entero; yo no acababa de
entender por qué y suponía que era porque papá no era un buen católico y no iba
jamás a Misa ni tomaba los Sacramentos. De modo que le pregunté a mi hermana
Lucía, que es la mayor ya que mis otros hermanitos eran chiquitos todavía:
Carlitos tenía cinco años y recién había empezado el preescolar y Yoel tenía un
año y medio y era un bebé todavía -¿a qué edad los bebés dejan de ser bebés?-;
lo que le pregunté a Lucía fue si mi mamá lloraba por culpa de mi papá, y ella
me respondió: "Sí, Bernadet".
2.
(Me llamo Bernadet por Bernadette de Soubirous, la aldeanita
que vio a la Virgen en Lourdes. Pero el señor del Registro Civil no supo bien
escribir mi nombre, porque es un nombre francés y nosotros vivimos en la
Argentina, y lo anotó mal, lo anotó como suena. En castellano el nombre sería
Bernardita, el diminutivo de Bernarda. La Virgen se apareció a Bernadette cuando
tenía catorce años en el pueblo de Lourdes. Ella iba con una amiga y con su
hermana Antoinette, que era más chiquita que ella, a buscar leña para calentar
el hogar: era un día de inmenso frío. Era febrero. Antoinette y la amiguita se
descalzaron y cruzaron un arroyo para internarse en el bosque, pero Bernadette
estaba con friolera y se quedó un rato sentada sobre una piedra, desabrochándose
los zapatos lentamente. En ese momento se le apareció la Señora de Blanco; ella
no distinguió de inmediato que fuera la Virgen María; sino que se quedó atontada
pero llena de júbilo, y cruzó de un solo empellón el arroyo. Dicen que dijo: las
aguas heladas me parecieron en ese momento cálidas.)
3.
La que me explicó que mi papá tenía amores con otra señora
fue Mariko, nuestra nana. Nosotros le decíamos Mariko a secas, y cuando nos
preguntaban quién era explicábamos que era la señora que trabajaba en la casa.
Hay muchos modos de decir esto, según las costumbres: sirvienta o criada, y
parece que antes existían las nodrizas que eran las que le daban de mamar al
niño cuando la señora de la casa por una causa o por otra no podía hacerlo ella
misma. A veces las nodrizas vivían toda la vida con los niños que criaban.
Mariko se crió con mi mamá y ahora nos criaba a mis hermanos y a mí. No tenía
hijos y no tenía esposo. Cuando contaba ocho años se vino sola de Bulgaria a
vivir con un tío que le pegaba y la maltrataba; mi abuela le tuvo pena y la
recogió. Mamá era chiquita y mucho no la quería a Mariko porque Mariko era
cristiana a su manera -dice Mariko que el nombre Jesús quiere decir judezno y
que en su país estaba prohibido bautizar a un niño con el nombre Jesús, porque
Jesús era Dios y sólo Dios podía llamarse Jesús- y la abuela nunca la forzaba a
que fuera a Misa o se confesara. La abuela creía que cada uno tiene derecho a
creer en Dios a su modo, y Mariko decía que éste es un pensamiento propio de las
personas buenas. Cuando la abuela se murió fue Mariko la que lloró más fuerte.
4.
Dice Mariko que un proverbio de su país dice: La esposa lleva
a su marido en el rostro; el marido lleva a la esposa en los calzones. Esto
quiere decir que a una señora enseguida se le nota que está casada, pero a un
señor no se le nota hasta que se quita toda la ropa. Mariko había dicho que papá
se entrevistaba con la señora Barbarita que es la esposa del farmacéutico y que
tenía amores con ella. Yo le pregunté si no habría un malentendido al respecto y
no sería que papá se entrevistaba con la señora como médico que es por alguna
enfermedad escondida que ella tenía y no quería que nadie lo supiera. A veces
los enfermos quieren hacer de su enfermedad secreto. Pero Mariko negó con la
cabeza de un lado a otro. ¿Y cómo es posible eso, le pregunté, que mi papá
prefiera a otra mujer siendo mi mamá un sol?; entonces Mariko dijo que aunque
mamá era un sol a veces un señor quiere también la luna llena. ¿Y por qué ha de
querer también la luna llena? Mariko se encogió de hombros y respondió que todos
los señores son de esta laya, que esta es su naturaleza. Si es así, dije, yo voy
a hacerme monja y me voy casar sólo con Dios. Y ella me contestó que era una
tonta diciendo esto porque Dios ya está casado con la Virgen María que es el sol
y la luna llena de Dios. [...]
Léalo completo acá.
Patricia Suárez nació en 1969 en Rosario, donde reside actualmente. Ha publicado la novela Aparte del Principio de la Realidad (Editorial Municipal de Rosario, 1998), los libros de cuentos Rata Paseandera (Bajo la Luna Nueva, 1998), La italiana (Ameghino Editora, 2000), Completamente solo (EUDEBA, 2000) y La flor incandescente (SIAL, Madrid, 2002), el poemario Fluido Manchester (Siesta, 2000), el cuento para niños Historia de Pollito Belleza (Monte Avila, 1999) y el ensayo La escritura literaria (Homo Sapiens, 2002).
SE NECESITÓ Alguna precisión sobre el origen de la palabra "morfi".
Morfi: v. Morfar.
MORFAR: Lunf. Comer (...) /violar ("Una bibí sin morfar, una
doncella" El idioma...., 87)/ Padecer, sobrellevar "...la última canusa que me
morfé a causa é la turra aquella...." Vacarezza, Los escruchantes. 8)/Matar
("...Que me morfó los tombos como a lupines..." Linyera, ¡Semos!...., 27). Del
italiano jergal MORFA: boca, que dió también el frances MORFER y los argóticos
MORFALLIER y MORFILER: comer (la presencia de la forma MORFILAR, registrada en
Benigno B. Lugones con anterioridad a morfar, puede indicar que el lunfardo no
recibió este término directamente del gergo, sino a través del argot). MORFE,
MORFETE,
MORFI, MORFO: comida MORFETEAR: comer. MORFETEO: comida. MORFON: comilón;
futbolista que retiene la pelota para lucirse en el juego y no la pasa al
compañero del equipo; pederasta pasivo. MORFONOJO: ladrón que opera en los
hoteles y casas de comida. MORFARLA DOBLADA: ser un invertido consumado (alude
al acto de comer el pene); ser victima de un fraude "El gil que afuera palpitó
la orgía/ manya que adentro la morfó doblada...". Giribaldi, Soneto..., 19).
Nuevo diccionario Lunfardo; Gobello, José; Ed. Corregidor, 1997.
Enviado por Julia Sabio y García.
Visitar a los abuelos
-Cuando yo era chico los padres de casi todos mis amigos se separaron. Yo los envidiaba: mi amigos tenían dos casas, dos regalos en cada ocasión, y, como los papás se esmeraban en revertir la imagen negativa que habían dejado al "abandonar" el hogar, los llevaban a lugares divertidos. Yo ya vivía con mi esposa y creía en los matrimonios felices y duraderos cuando mis padres se separaron a los sesenta, después de treinta y cinco años de casados.
Nunca es tarde. Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.
Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Para más información, comunicarse al 4896-0140 o al 4205-4284. Las operadoras locales esperan su llamado: Llame ahora y recibirá gratis un masaje capilar.
¡Dios las maldiga!
¡Dios
las maldiga! Hay madres en el mundo
que apartan a los padres de sus hijos:
¡Y preparan al mal sus almas blancas
y les derraman odio en los oídos!
¡Dios las maldiga! Oh, cielo, ¿no tendrás
un Dios más cruel que las maldiga más?
¡Dios
las maldiga! Frívolas e impuras
guardan tal vez el cuerpo con recato,
como un vaso de Sevres donde humean
hidras ardientes y espantosos trasgos.
¡Dios las maldiga, y si pueda sepulte
todo rostro que el alma real oculte!
¡Dios
las maldiga! ¡Ciegas y sensibles
del mundo sólo a los ligeros goces,
odian, como a un tirano, al que sus gustos
la majestad de la pureza opone!
¡Dios las maldiga, y cuanto hacerse quiera
de las joyas de Dios aro y pulsera!
¡Dios
las maldiga! Untadas las mejillas,
frente y manos cubiertas de albayade,
con la mano pintada, ¡al justo acusan
que de su amor infecundo se deshace!
¡Dios las maldiga, y a la ruin caterva
de esclavas que el honor del hombre enerva!
¡Dios
las maldiga! En las temblantes manos
los pedazos del pecho recogidos,
el justo irá do la piedad lo llame,
o alguien lo quiera, o se vislumbre un nido;
¡Dios las maldiga!
¡Dios
las maldiga! ¡Yo he visto el pecho
horrible como un cáncer animado!
¡Sufre, que es bueno, y llora, amigo mío,
llora muriendo en mis cansados brazos!
¡Dios las perdone! ¿No se ve en este lloro
otro clavo en la Cruz y otro astro de oro?
José Martí
fue poeta, hombre de acción y periodista. Nació en La Habana
en 1853 y vivió allí hasta los 17 años, cuando inició una serie de viajes que lo
llevarían a instalarse en España, México, Honduras y Estados Unidos. Perteneció
al movimiento modernista, que encabezaba Rubén Darío, aunque Martí era mayor que
éste. Entre sus libros de poemas, destacan:
Versos libres e Ismaelillo (ambos de 1882), Versos
sencillos (1891) y el póstumo Flores del destierro
(1933), de donde tomamos el poema anterior. En 1892, fundó el Partido
Revolucionario Cubano que aspiraba a liberar a la isla del dominio español.
Murió en el campo de batalla en 1895.
El infiel
¿Quién sino yo que he violado las
formas más adictas
puede decir cómo quedan las almas de los amantes
cuando su coronación es diferida
y se cansan de peregrinar en la admiración mutua?
Corazón huido, solitaria honda
hecha de cera,
una araña desciende y con aguda doméstica inocencia
teje para esas almas una librea a prueba de fuego.
Es una librea de salón que las vuelve indistintas,
vagan audaces,
y hasta acceden gentilmente a cortarse las venas
en homenaje al amor, ahora convertido en ocio nauseabundo.
Viva la cortesía y el elegante
horizonte,
ya pueden estar tranquilos los amantes.
Es la paz, el orden,
descansar del dulce sueño evasivo.
Las almas que yo tomo no ansían ni atomentarse ni lo inacabable,
sólo exigen que se abran y cierren las cortinas
para desviar la vista mientras ruedan,
y hacer de tanto en tanto
una nostálgica exploración del cielo.
El agradecido
La eternidad es conservar el ángel
de los orígenes.
Más allá de la sana educación y la idea de la muerte,
en los festivales del fuego
donde los alaridos primeros sorprenden al corazón que dormita,
allá donde los ojos de lo increíble caen como viejas fragancias
ante el gozo de cantar y hacer que todo viva,
y vivan las guaridas del arco iris.
Allá donde las vocaciones infantiles que sirven la soledad
miran irritadas cómo en lugar de sortijas
el azar, el ocio, la intangible venda del amor
les coloca sombras lánguidas de niñas
para recibir dignamente la sed que se inaugura,
el ángel (se adivina su gracia de ciego)
revela que el mundo es una llama
rendida sólo a la blanca codicia de perderse,
o devastarse contra un hombro.
Lo demás, collar vergonzoso de palabras,
flechas lanzadas hacia prostituciones,
y engaños,
y uniones criminales,
y bien dotados hechizos para tranquilizar a los poetas,
conservémoslo también.
Alberto Girri nació (1919) y murió (1991) en Buenos Aires. Colaboró en la revista Sur y en el suplemento de Cultura del diario La Nación. Tradujo, entre otros, a Robert Lowell, T.S. Elliot y Wallace Stevens; publicó varios libros de poemas (el primero, de 1946, Playa sola, seguido de Coronación de la espera, Trece poemas, Quien habla no está muerto y, el último, de 1988, Trama de conflictos) y también otros acerca del quehacer poético (como Diario de un libro; Lo propio, lo de todos; El motivo es el poema y Notas sobre la experiencia poética).
¿Qué considera que es combativo?
- La serie "Combate"
- Cualquier cosa que induzca o genere combas. Por ejemplo, jugar al futbol en la
altura de Bolivia es algo claramente "no combativo" (supongo que recuerdan el
historico "la pelota no dobla" de Pasarella), por ende, el futbol jugado en la
llanura es combativo y el jugado en la altura no (no es solo una aseveracion
valida para la geografia, si tomamos a "llanura" y "altura" como adjetivos
cualitativos referidos a la calidad del juego).
Juan Martín Traverso
¿Por qué va, o no, a manifestaciones?
a - para instalarse
como agente de la historia
b - la causa es lo de menos
c - por el sentimiento colectivo
d - es una forma de válida de protestar
e - para encontrar pareja
f - para no perderla
g - porque es gratis
h - otros: porque tengo hijos
Disculpe la
frivolidad (el Departamento de Marketing nos presiona): ¿podría hacer un ranking
de las 3 mejores manifestaciones a las que fue?
1- La del fin (¿el fin?) de la dictadura
2- La del 20 de diciembre de 2002
3- El partido de "Las Señoras" versus "El Equipo de las Estrellas", si es que
puede considerarse como manifestación a un evento de "esa" naturaleza.
Fernando Chamorro
En tres líneas, ¿a favor de qué se manifiesta?
A favor de que no
llueva los fines de semana
A favor de que no haya tantos imbeciles con poder y que decidir hacer una guerra
no sea tan facil
Juan Martín Taverso
A favor de los que
pierden invariablemente.
Fernando Chamorro
d´- creatividad,
pensar distinto, innovar ... colectivamente, tomando partido por aquello que sea
más abarcativo, q´
n o d g- afuera una "corte de los milagros".
f e- Las fuertes y verdaderas soluciones para el hombre todavían están por
hacerse. Estamos, apenas, asomando de la prehistoria, aprendiendo
a-grabvar otros: relatos en las piedras de las cavernas modernas.
Diana Cegelnicki
Página sobre guiones cinematográficos y más:
http://www.mabuse.com.ar
Textos para leer y compartir:
http://www.la-lectura.com
Catálogo y fotos de muñequitas:
http://www.eyedia.com/gallery/doll/index.html
"Pesado, no te vaya. La gente te necesita". Quinquela Martín y Av. Patricios, Barracas-Boca.
"Bebe, me traicionaste pero aunque me usen como a vos no podrán comprarme como a vos". En Planes y Honorio Pueyrredón, Caballito. Visto por Fernando A.
Hacénos una gauchada, Mariano Valcarce, Soporte Técnico: ¿puede ser que el
universo sea compatible?
Compramos un módem que descalabró el sistema operativo pero todo parece estar a
salvo.
Joaquín Lagos nos dio una mano.
4CV -Diseño y Comunicación- otra.
Natalia Licovich.
Pilar Lagos.
Mariano Fiszman estuvo muy atento.
Carlos Carpintero. Correctores.
A quienes no se quejaron de las deformidades de los últimos envíos.
A quienes las aprobaron.
Mariano Valcarce recomienda "no postergar las decisiones".
SPAM es lo que tienen las zapatillas con la lengüeta que se infla.
Si
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"Yo También Quiero" a niusleter@niusleter.com.ar
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