Ñ  u   s    l     é      t       e        r

 

 

-escapada festejante-

 

 

# 1 6 4

 


 

"Es deliciosa la tarde cuando el cuerpo todo es un solo sentido que absorbe placer por cada uno de sus poros. Voy y vengo en la naturaleza con una extraña libertad, parte de ella misma. Mientras recorro la pedregosa orilla del lago, en mangas de camisa pese al fresco, las nubes y el viento reinando, y sin ver nada que me atraiga en especial, los elementos todos me resultan extraordinariamente simpáticos." 

Henry D. Thoreau

 


 

ÍNDICE

 

POEMAS | Unos días afuera | Francisco Garamona |  

ENCUESTA

ÑUSLETER en VIVO | Fogata |
AGRADECIMIENTOS

ETIMOLOGÍA | Fuego | 
PROSA | El fuego | Henry Trujillo |  
DEFINICIÓN | Cagar fuego |
GRAFFITTI  

RESPUESTAS
ENLACES | Mapas |
SUSCRIPCIONES  

CONTACTO | niusleter@niusleter.com.ar | 

 

Ñusleter 24hs


 

POEMAS

 

Unos días afuera

 

Mientras bordeábamos un perímetro

de campo desierto, las estrellas parecían

del tamaño de la cabeza de un niño,

y cuando el colectivo resbalaba

sobre la escarcha adherida en la ruta,

la oscuridad iba cediendo a unos colores.

Un caballo volvía desde la tapa de un libro

a tomar agua, en la ilustración de una tranquera

no exenta de volumen, y el dibujo presentaba

unos relieves encima del vapor de una pavita

en la que el mate a la intemperie siempre estaba comenzando.

Dos chicas hablaban en el asiento de adelante

de la escuela de enfermería donde estudiaban,

y al escucharlas conversar yo me quedaba entre

algodones, las fibras del cansancio iban cediendo.

Tal vez ellas pudieran entender esa casita sin cimientos,

habitarla entre dos soplidos con la luz de un sollozo.

Un pensamiento nos seguía por un camino rectangular;

detenidos en el sonido de la cafetera o en los lugares

que se iluminaban por donde íbamos andando.

En una parada salí del colectivo a comprar una gaseosa,

admirando los oídos de papel de una muchacha

que parecían agotar algo del tiempo.

Caminamos por un piso sucio de polvo de cemento,

cerca de una pila de bolsas que esperaban

para terminar la construcción de un bar al paso.

Decíamos cosas estúpidas, gritando como animales

por los ruidos del motor. Estábamos ansiosos

por llegar, bajar en el reverso de unos

días adonde el invierno nos llevaba.

Entre la niebla encontrábamos un rostro,

una fila de árboles inclinados con la lluvia golpeando

un pote de helados. Eran las horas de la adaptación lenta,

las del viento celeste y la mochila de las tiras color crema.

Parecía el viejo de la montaña fumando,

ocultando la brasa con los puños del buzo.

 

Francisco Garamona (Buenos Aires, 1976) publicó, entre otros, estos libros de poesía: Parafern, El verano, Cuaderno de vacaciones, Pequeñas urnas, La leche vaporosa y Aceite invierno (de ahí, este poema). Lleva adelante una librería (La internacional Argentina) y una editorial (Mansalva).

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ENCUESTA

 

Diez (10) cosas esenciales en un campamento (aparte de las obvias):

 

Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar

 


 

ÑUSLETER en VIVO

 

-El viernes estaba podrido de todo. Volví a casa, cacé el coche, cargué la heladerita, las carpas, la caña, las nenas, mi señora, y salí a la ruta, tranca. A las dos horas estaba en Chascomús. Armé las carpas, la línea, me puse a pescar. A la media hora, todavía no había sacado nada, caen una banda de pendejos, a los gritos, riéndose de cualquier pelotudez. Ya no iba a picar un carajo. Se prendieron un porro; agarré las nenas y me fui a comprar para la cena. Estoy cocinando y me vienien a garronear la parrilla. Se las presto: me la devolvieron sucia. Después la guitarreada. Un rato es lógico, me la aguanté, pero a las dos, la grande se sentía mal, no podía dormir, fui y les dije, chicos, les pido por favor... se empezaron a reír, uno me dijo policía, ¿para qué?, me puse loco, le pateé la fogata a la mierda...   

 

Así acá no.

Taller Literario. Encuentros de leer y escribir.

 

Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

 

Para más información: 
O bien:
niusleter@niusleter.com.ar (Asunto: Taller literario).

 


 

AGRADECIMIENTOS

 

Javier Adúriz

Darío Cánovas, feliz cumple

mei

Mariano Fiszman

Daniel Liñares

Lalo Aíta

Martín Szyszlican

Chevy

Alberto y Julia

Yani, Tommy y Den Impoco

Turco Etala

Fabián Rodríguez

Fede Merea

Campa

Celeste González, bienvenida.

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ETIMOLOGÍA

 

FUEGO, 1155. Del latín FUCUS 'hogar', 'hoguera', 'brasero'. Foco, 1708, propiamente 'hogar', es duplicado culto.

DERIV. Hogar, 1220-50, del adjetivo FOCARIS, que en latín hispánico sustituyó a FOCUS; hogareño.

Hoguera, 1220-50. Hogaza. 1056, del latín FOCACIA 'panecillos cocidos bajo la ceniza del hogar'. Trashoguero, hacia 1540. Fogata, 1646. Fogón, mediados del S. XVI, 'cocinita portátil en un buque', sentido en el cual se tomó del catalán fogó, 1403, lengua donde el sufijo -ó tiene valor diminutivo; de ahí pasó luego a 'hornillo de una cocina' y hoy en América 'fogata'; fogonazo; fogonero. Foguear. De foco: focal. Enfocar, 1899, enfoque.

 


 

PROSA

 

El fuego

 

El alambrado les cortó el paso. Más allá, la maleza hirsuta se escondía en una hondonada a la que no llegaba el sol moribundo y rojo. Las luciérnagas comenzaban su danza de fantasmas, y el viento se ponía frío.

-Está lloviendo en algún lado -dijo uno.

Se apresuraron a atravesar el alambrado. Carlos, a quien llamaban "El Abuelo", pues tenía veinte años, fue el último en pasar. A cada instante miraba el cielo, esperando las gotas. El más joven de todos, un chico de nombre Ángel que aún no cumplía diecisiete años, recargó en sus hombros la pesada mochila y apretó el paso. Daniela y Teresa, las dos mujeres del grupo, y también las más jóvenes, buscaban un lugar para orinar tranquilas. Un tercer muchacho, enorme y de anchísimas espaldas, y que apenas era mayor que ellas, las perseguía para sorprenderlas cuando se bajaran las bermudas. Casi estuvo a punto de lograrlo. En el momento en que Daniela ya se desprendía el primer botón detrás de un matorral escuchó el crujir de un palito que el gigante, torpe en su acecho, no pudo evitar. Riendo, poniéndose muy coloradas, huyeron hacia pastos más altos. El otro las siguió. Con su metro noventa y sus amplias zancadas cruzaba sin dificultad las chircas que se enredaban en las zapatillas de las muchachas.

-Álvaro! -protestó Daniela-, En serio, andate, que me meo.

Alvaro abrió los brazos como preguntando cuál era el problema. Teresa también reía aunque estaba a punto de hacerse encima, y Carlos, deteniéndose, gritaba que se les venía la lluvia.

-¡Carlos! -gritó Daniela al fin-. Abuelo, decile a Álvaro que no joda!

Al oír el llamado, Ángel se volvió hacia ellos. Tuvo que sonreír al ver a Álvaro parado, con las manos en los bolsillos, detrás de Daniela y Teresa, que se metían las manos entre los muslos para contenerse.

Corrió hacia los pastos y se puso detrás de las chicas cortándoles la huida hacia los arbustos más espesos. Ellas, al ver la traición, intentaron alejarlos con inútiles golpes de mochila.

-¡Ángel! -llamó Daniela.

A lo lejos, parado junto a la enorme mochila, Ángel contemplaba la escena sin saber qué hacer. Sólo los miraba. Ellos también lo miraron.

-Vamos -dijo Carlos entonces-, que se van a mishar en serio-. Álvaro hizo un ademán de fingido fastidio y los dos se alejaron. Ángel, que había dejado la pesada mochila en el suelo, miraba el cielo encapotado porque no sabía qué otra cosa hacer.

-Va a llover -repetía.

Y como si no esperara otra palabras, el cielo desplomó sobre ellos una densa llovizna, que a la luz del atardecer perló de plata el aire del monte.

Una hora después, apenas con tiempo para armar una de las dos carpas que llevaban, se amontonaban los cinco, empapados y hambrientos, sin más alimentos que una lata de sardinas y un paquete de cigarros, esperando que pasara la tormenta, cada vez más furiosa.

Ángel intentaba sintonizar algo en la radio, pero sólo logró captar una emisora local que transmitía mensajes para la gente que vivía en los alrededores, mezclados con milongas y zambas de Los Chalchaleros.

-Saca eso -pidió Teresa-, prefiero escuchar la lluvia.

Daniela gritó de pronto, pues Álvaro le había pasado la mano por la pantorrilla. Ella respondió con un golpe en el hombro. La radio comenzó a desgranar una despedida.

"Falleció ayer: Eustaquia Peña. Sus hijos: María, Inés, Ricardo, Alberto y Francisco..."

- Por Dios, encerrados en una carpa y escuchando necrológicas. ¿Quieren suicidarse?

No le respondieron. Carlos se había sumado a la pelea y sujetaba los frágiles brazos de Daniela, mientras Álvaro le hacía cosquillas en la barriga.

Daniela reía como si tuviera convulsiones, dando patadas a diestra y siniestra, y acertando alguna en las costillas de Ángel, que no parecía sentirlas, absorto en la radio. Teresa protestó de nuevo, contra las patadas y las necrológicas. Álvaro pedía perdón a Daniela, y fingía llorar, sin dejar por ello de pellizcarla.

"... sus nietos: Ana María, Marcelo, Rosanna, Claudia, Favio, Javier, Gonzalo, Elena, Esther y Alba...".

Daniela y Álvaro volvían a intercambiar cachetazos. Cuando Teresa ya volvía a protestar, Carlos le metía la mano fría por la espalda. Los chillidos se confundían con el rumor de la lluvia.

"... sus bisnietos: Mariana, Nicolás, Martín, Gabriela y Alberto...".

Daniela y Álvaro se abrazaron y perdonaron mutuamente. Carlos y Teresa se abrazaron. Daniela lanzó una bofetada incierta hacia el rostro de Carlos.

-Tarado -dijo con una carcajada.

"... y demás deudos participan con profundo dolor e invitan al sepelio que se realizará mañana. Hora nueve. Empresa Méndez e hijos".

Ángel apagó la radio y solo se sintió el golpear de las gotas sobre la lona de la carpa

-Qué felicidad -dijo Teresa.

Quedaron quietos y en silencio. Al cabo de unos segundos se escuchó un rumor sordo que fue acompañado, poco después, de un olor penetrante.

-Un pedo. ¿Quién se tiró un pedo? Carlos, fuiste vos.

-¿Yo? Nada que ver -contestó el aludido-, fue la flaca Daniela.

Y siguieron cambiando acusaciones en medio de las risas.

-Fue Ángel -dijo de pronto Daniela.

Esperaron que éste contestara algo. No hubo respuesta. No se necesitaba luz para adivinar que se había puesto muy colorado. Sus dedos jugaban nerviosos con el dial de la radio apagada.

-Estoy cansada y muerta de frío -dijo Teresa al final-, vamos a dormir.

A la medianoche se mezclaban los ronquidos discordantes de Carlos y Álvaro. En la oscuridad, Daniela se revolvía en su saco de dormir, dándose la cabeza contra las rodillas de Teresa. La ropa no se le terminaba de secar en el cuerpo, y escuchaba el gruñir de su estómago. Tiritando, sacó la cabeza del sobre y vio brillar la brasa de un cigarro.

-¿Ángel?

La brasa se movió hacia ella.

-¿No podes dormir? -volvió a preguntar.

-No tengo sueño -respondió él apenas.

-Tírate acá. Yo tampoco puedo dormir.

Salió del sobre no sin pisar el pie de Carlos, que puteó entre sueños. Fue a acomodarse junto a Ángel, que estaba de cuclillas a la entrada de la carpa.

-¿Sigue lloviendo?

-Ya no. Se ven las estrellas.

-Me muero de frío. Estoy empapada.

Se acurrucó a su lado, cruzando las manos sobre sus pechos pequeños. Ángel sintió el costado húmedo de su brazo pegado al suyo. La miró y llegó a ver su perfil dibujado por la escasa luz de las estrellas.

Estiró el brazo hacia su mochila y logró sacar una frazada. Se la echó por los hombros.

-Gracias -dijo ella.

-¿Querés más sardinas? -preguntó Ángel después.

-No. Si como más sardinas voy a vomitar. ¿No se podrá aprontar un mate?

-Habría que hacer fuego. Toda la madera está mojada.

No hablaron durante un buen rato. Sólo estaban allí, tiritando y mirando el cielo.

[...]

 

Quiere prender, vaya a la página ésta.

 

Henry Trujillo (Uruguay, 1965) tiene cuatro novelas: Torquator, El vigilante, La persecución y Ojos de caballo. Además, el libro El fuego y otros cuentos. Sociólogo, da clases. 

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DEFINICIÓN

 

CAGAR FUEGO, frase figurativa vulgar. Morir.

Autores C: MEDEA. -Eso quiere decir... Eso quiere decir... Eso quiere decir que... Eso quiere decir que... CIRUJANO (cansado). -¡Que cagó fuego!
2. figurativa vulgar. Someter o tener sometida a una disciplina demasiado estricta o a un maltrato. Usado mucho con el ver hacer.
Páginadigital: [...] Entonces, los hacemos cagar fuego, para que aprendan.

 

En el Diccionario del habla de los argentinos

 


 

GRAFFITTI

 

"No llevás documentos, llevás vino. los k-tinga". Lo vio Ronalds Pupils en Av. Boedo al 1000.

 

"Si la mierda fuese oro, los pobres naceríamos sin culo". En las vías del Urquiza, mano izquierda casi llegando a Lacroze.

"Welcome to Villa Debotox." En Av. San Martín casi Nueva York, Villa Devoto. Este y el anterior los mandó Soy yo che!!

 

"Las esferas giraban en el cielo... ahora sos 1 de ellas". En Costa Rica y Aráoz.

 


 

RESPUESTAS

 

¿Cuál fue su viaje en micro, tren, barco o avión más intenso? ¿Por qué?

 

Hace muchísimos años me tocó navegar entre Italia e Israel, en un pequeñísimo barco, mejor dicho una gran cáscara de nuez. La travesía duró una eternidad, 4 largos e inolvidables días. El que conoce el trayecto marítimo entre estos dos países, sabrá de zonas determinadas en las que el mar se pone muy nervioso, ayudado por los vientos, y todo su enojo recae sobre las embarcaciones que se atreven por aquellas aguas. Subí a bordo, estuve obligado, por el malestar vomitivo, a permanecer todo el viaje acostado en la cama, al llegar a tierra firme atiné a bajar de la cama y del barco.
Desde entonces me prometí que en barcos pequeños, NUNCA MÁS!!
Beto

Cuando viajé en aquel Dragaminas militar rumbo a ese presidio que resultó -¡oh!- el paraíso sobre la tierra.
A. Z.

¿El viaje más intenso? ¿o más absurdo? Hubo dos en mi vida de este lado del charco. Uno en diciembre del año pasado, París-Gerona. 12 horas estancada en un aeropuerto que es lo más parecido a un galpón o un taller mecánico a una hora y media de París. La adrenalina subía cada dos o tres horas cuando salía un vuelo y la gente embarcaba, sacaba mis galletitas y miraba circular el gentío. Sin contar la suma que tuve que desembolsar por haber llegado tarde a tomar el vuelo que me correspondía a las 8:30 AM... Después me vienen con aquello del primer mundo.
Y el otro un Florencia-París en micro!! 21 horas... 1 hora y media parados en la frontera sin poder circular... porque estaba cerrada!!!! Los asientos que cada vez están más juntos, las piernas de bufanda, la calefacción, los bolsos, los vecinos y sus historias poco interesantes, los ronquidos, el mal humor, los aromas, la policía que sube a controlar con perro y todo con la deseosa intención de encontrar algún extranjero indocumentado y así hacerse "la comidita" del día...

Después están los otros viajes intensos, de esos que remueven las tripas, pero eso lo contare en otra oportunidad.
Dorotea (París)

Un domingo a la tarde, terminaban todos los partidos, da la casualidad que pasaba por Morón, y salía de perder el Deportivo. La hinchada nos dio un saludo muy duro tirando como querían cascotazos…
Lucas Aguilar

El tren salía de Dakar 2 veces por semana más o menos cerca del mediodía; serían dos días de viaje hasta llegar a Bamako, capital de Mali, de la manera más directa y menos segura pero nunca mejor dicho esto de que el orden de los factores no altera el producto... en tren cruzamos nomás, miles de negros y algo más de diez blancos durante finalmente cuatro días. Una de las paradas estratégicas para esperar a que sacaran la locomotora que se había descarrilado algunos kilómetros más adelante duró tan solo 12 hs. Tiempos africanos. Neurosis occidentales atemporales. La vuelta al mundo bajo la piel....
Por esos días conocí a Marie y Mohamed, dos de los ángeles más suaves del camino.
Intensidad, color y espíritu a 50º C por debajo de la línea del Sahara.
Mariana P.

 

Nos subimos en la maquina y pusimos Año 1970, con mayúsculas,se sacudió y un remolino de viento y olor a pachulí nos devoro el cerebro, el Doctor Lecter nos envidiaría, los zarpazos de un tigre hambriento no podían ser mas violentos que esta travesía y sucumbiendo al éxtasis de llegar aguantamos todo, todo y mucho mas, solo éramos dos en el espacio,¡que derroche de hormonas!. Athena y yo quisimos emborracharnos de placer y cuando Saturnino nos contó de la maquina del tiempo de su padrastro no pudimos parar de pensar en que época queríamos estar, 1880, 1910, 2003, puaajjjjj, 2090.

Todavía no llegamos, estamos en viaje, eso creo y eso me dice Athena cada rato, -Ernesto, todavía no llegamos a donde queríamos, falta poco pero todavia no.

Estela


¿Alguna vez hizo dedo? Y, ¿qué onda?

 

Dedo hicieron mis piernas, sí, usaba unas minifalda que te la encargo y me ayudaron bastante.

Estela

 

Hice dedo en el 68, saliendo de una asamblea estudiantil en la universidad –compartiendo con los jóvenes integrantes del automóvil anfitrión los datos, entusiasmados, de la siguiente reunión, para después, al bajarme y dar las gracias, quedarme por muy buen rato mirando –con una sonrisa estúpida y congelada- al cochecito aquel que se alejaba… con aquella antenita apenas sobresaliendo por el techo.
A. Z.
 

Sí. Tranqui, el flaco se sentía de buena onda para alcanzarme hasta mi destino.
L. A.

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ENLACES

 

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