Ñ u s


l  é  t  e  r

 

 

-24  hs- 

 


 

FIGURITAS

 

Álbum de recursos de escritura, composición y juego.

 



ÍNDICE

 

ADJETIVOS - Carpentier | ALITERACIÓN - Stevenson | ANACOLUTO | ANÁFORA | CLÍMAX |
COMPARACIÓN | CORREGIR - Barthes | ELIPSIS | ENDÍADIS | EUFEMISMO | FLASHBACK |

HENDÍADIS | HIPÉRBATON | HIPÉRBOLE | LÍTOTE | METÁFORA | METONIMIA | ONOMATOPEYA |

OXÍMORON | PARONOMASIA | PERSONIFICACIÓN | SINÉCDOQUE | SINESTESIA |

 


El adjetivo y sus arrugas

    Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas en una página. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse surcos anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas. Tampoco los sustantivos.
    Cuando el Dios del Génesis luego de poner luminarias en la haz del abismo, procede a la división de las aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa mediante palabras concretas, que conservan todo su potencial poético desde que fueran pronunciadas por vez primera. Cuando Jeremías dice que ni puede el etíope mudar de piel, ni perder sus manchas el leopardo, acuña una de esas expresiones poético-proverbiales destinadas a viajar a través del tiempo, conservando la elocuencia de una idea concreta,  servida por palabras concretas. Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus cláusulas: "Dime con quién andas...", "Tanto va el cántaro a la fuente...", "El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por instinto, quienes elaboran una materia verbal destinada a perdurar, desconfían del adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos, como tiene sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o leontinas. El romanticismo, cuyos poetas amaban la desesperación -sincera o fingida- tuvo un riquísimo arsenal de adjetivos sugerentes, de cuanto fuera lúgubre, melancólico, sollozante, tormentoso, ululante, desolado, sombrío, medieval, crepuscular y funerario. Los simbolistas reunieron adjetivos evanescentes, grisáceos, aneblados, difusos, remotos, opalescentes, en tanto que los modernistas latinoamericanos los tuvieron helénicos, marmóreos, versallescos, ebúrneos, panidas, faunescos, samaritanos, pausados en sus giros, sollozantes en sus violonchelos, áureos en sus albas: de color absintio cuando de nepentes se trataba, mientras leve y aleve se mostraba el ala del leve abanico. Al principio de este siglo, cuando el ocultismo se puso de moda en París, Sar Paladán llenaba sus novelas de adjetivos que sugirieran lo mágico, lo caldeo, lo estelar y astral. Anatole France, en sus vidas de santos, usaba muy hábilmente la adjetivación de Jacobo de la Vorágine para darse "un tono de época". Los surrealistas fueron geniales en hallar y remozar cuanto adjetivo pudiera prestarse a especulaciones poéticas sobre lo fantasmal, alucinante, misterioso, delirante, fortuito, convulsivo y onírico. En cuanto a los existencialistas de segunda mano, prefieren los purulentos e irritantes. Así, los adjetivos se transforman, al cabo de muy poco tiempo, en el academismo de una tendencia literaria, de una generación. Tras de los inventores reales de una expresión, aparecen los que sólo captaron de ella las técnicas de matizar, colorear y sugerir: la tintorería del oficio.. Y cuando hoy decimos que el estilo de tal autor de ayer nos resulta insoportable, no nos referimos al fondo, sino a los oropeles, lutos, amaneramientos y orfebrerías, de la adjetivación. Y la verdad es que todos los grandes estilos se caracterizan por una suma parquedad en el uso del adjetivo. Y cuando se valen de él, usan los adjetivos más concretos, simples, directos, definidores de calidad, consistencia, estado, materia y ánimo, tan preferidos por quienes redactaron la Biblia, como por quien escribió el Quijote.

Alejo Carpentier

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ALITERACIÓN: Repetición de un sonido o una serie de sonidos, acústicamente semejantes, en una palabra o en un enunciado, usado especialmente en el lenguaje poético.

"Veni, vidi, vici." (Julio Cesar)
"El ala aleve de su leve abanico" (Rubén Darío).

"Solía ser buen consejo para los jóvenes el que evitaran la aliteración; consejo razonable, ya que de este modo se eludía el exceso de adorno. No obstante, es una solemne estupidez, y sólo entusiasma al más ciego de los ciegos. La belleza del contenido de una frase, o de un párrafo, depende implícitamente de la aliteración y de la asonancia. La vocal exige repetición; la consonante exige repetición; y las dos piden a voces variar perpetuamente. Se pueden seguir las aventuras de una letra a lo largo de un pasaje que a uno le gusta de manera especial; descubrirla, quizá, suprimida durante un rato para hacerla más deseable al oído; recibirla de repente como una andanada en el oído, o transformada en sonidos afines, fundiéndose una líquida o una labial en otra. Y se puede encontrar una circunstancia mucho más extraña. La literatura se escribe por y para dos sentidos: para una especie de oído interior, capaz de percibir "melodías inaudibles"; y para el ojo que dirige la pluma y descifra la frase impresa." R. L. Stevenson


 

ANACOLUTO: forma de la Elipsis u Omisión. A fin de denotar una emoción fuerte, o anticipación o giro súbito del tren de pensamientos, la frase se interrumpe en... Es recurso muy utilizado por ebrios, arterioescleróticos y personas evasivas.

 


 

ANÁFORA: Figura retórica que consiste en la repetición de una o varias palabras al comienzo de sucesivas frases o versos. Enfatiza la idea sobre la cual se insiste a la vez que da fuerza al ritmo.

 

"Temprano levantó la muerte el vuelo, / temprano madrugó la madrugada, / temprano estás rodando por el suelo" (Miguel Hernández)
"Nosotros no nos rendiremos ni fallaremos. Nosotros iremos hasta el final. Nosotros lucharemos en Francia, nosotros lucharemos en los mares y océanos, nosotros lucharemos con confianza creciente y fuerza creciente en el aire, nosotros defenderemos nuestra isla, cualquiera que pueda ser el costo, nosotros lucharemos en las playas, nosotros lucharemos en tierra, nosotros lucharemos en los campos y en las calles, nosotros lucharemos en las colinas. Nosotros no nos rendiremos nunca." (W. Churchill)

 


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CLÍMAX (o Gradación): Consiste en presentar una serie de cosas o ideas en progresión creciente o decreciente para conseguir mayor intensidad expresiva o significativa.

 

"Veinticuatro, veintiséis, veintinueve, ¿quién da más?"
"Me gustás. Me caés bien. Te tengo cariño. Te quiero. Te amo."
"Mejor andá, marchá, huí, rajá, corré, volá."
"Lo miraron con rabia, lo insultaron, lo escupieron, le pegaron puntapiés y puñetazos, le arrancaron la piel y los pelos."
"en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada." (Góngora)

 


 

COMPARACIÓN o SÍMIL: figura de pensamiento que consiste en mostrar una analogía entre dos cosas o ideas a fin de hacer más claro o vívido un pensamiento. El nexo más frecuente que se utiliza para liar los términos comparados es como, pero buscarle sustitutos es más fácil que encontrar analogías: cual, igual que, lo mismo que, así, tal, parecido a, a semejanza de, equivalente a, simétrico con, comparable a, A es a B lo que C es a D, etc.

 

"Perdido como chancho en bote"
"Más falso que pésame de funebrero"
"Para colmo de males es un bobo... y escatima las palabras como si fueran monedas de oro" (Bashevis Singer)
"Las palabras están fluyendo como infinita lluvia dentro de una taza de papel" (John Lennon)
"Un amor real es como dormir y estar despierto" (Charly García)
"Esas sombras moribundas eran libres como el aire y casi tan delgadas como él" (Joseph Conrad)
"...quien lo absorba con fauces desenfrenadas se tambalea no de otro modo que si hubiera bebido vino puro" (Ovidio)

 


La corrección

    [...] Los retoques que los escritores aportan a sus manuscritos se dejan clasificar cómodamente sobre los dos ejes del papel sobre el que se escriben; sobre el eje vertical se ubican las sustituciones de palabras (son las "tachaduras" o "vacilaciones"); sobre el eje horizontal, las supresiones o agregados de sintagmas (son las "refundiciones"). Ahora bien, los ejes del papel no son otra cosa que los ejes del lenguaje. Las primeras correcciones son sustitutivas, metafóricas, apuntan a reemplazar el signo inicialmente escrito por otro signo extraído de un paradigma de elementos afines y diferentes; esas correcciones pueden por lo tanto recaer sobre los fonemas (Hugo sustituyendo púdico a encantador en El Edén encantador y desnudo se despertaba) o sobre los fonemas cuando se trata de eliminar asonancias (que la prosa clásica no tolera) o de homofonías muy insistentes consideradas ridículas (Apres cet essai fait: cétécéfé). Las segundas correcciones (correspondientes al orden horizontal de la página) son asociativas, metonímicas, afectan la cadena sintagmática del mensaje, modificando por disminución o por acrecentamiento su volumen conforme a dos modelos retóricos: la elipsis y la catálisis.
    El escritor dispone en suma de tres tipos principales de corrección: sustitutivas, diminutivas y aumentativas: puede trabajar por permutación, censura o expansión. Estos tres tipos no poseen el mismo status y por otra parte no han corrido la misma suerte. La sustitución y la elipsis se ejercen sobre conjuntos delimitados. El paradigma está cerrado por las sujeciones de la distribución (que en principio obligan a permutar sólo términos de la misma clase) y por las del sentido que imponen cambiar términos afines. De la misma manera que no se puede sustituir un signo por cualquier otro signo, no se puede tampoco reducir una frase infinitamente; la corrección diminutiva (la elipsis) termina chocando, en cierto momento, contra la célula irreductible de toda frase, el grupo sujeto-predicado (se sobreentiende que prácticamente los límites de la elipsis se alcanzan a menudo antes en razón de las diversas sujeciones culturales como la euritmia, la simetría, etc.): la elipsis está limitada por la estructura del lenguaje. Por el contrario, esta misma estructura permite dar libre curso sin límite a las correcciones aumentativas; por un lado las partes del discurso pueden ser indefinidamente multiplicadas (lo que ocurriría mediante la digresión), y por el otro (es sobre todo lo que nos interesa aquí), la frase puede ser provista hasta el infinito de incisos y de expansión: el trabajo catalítico es teóricamente infinito; aun si la estructura de la frase está de hecho reglada y limitada por los modelos literarios (a la manera del metro poético) o por construcciones físicas (los límites de la memoria humana, por otra parte relativos puesto que la literatura clásica admite el período poco menos que desconocido por el habla corriente), no es menos cierto que el escritor enfrentado a la frase experimenta la libertad infinita del habla, tal como se inscribe en la estructura misma del lenguaje. Se trata por lo tanto de un problema de libertad y es necesario hacer notar que los tres tipos de correcciones de los cuales hemos venido hablando no han tenido la misma suerte; según el ideal clásico del estilo, el escritor está obligado a trabajar sin interrupción sus sustituciones y sus elipsis en virtud de los mitos correlativos de la "palabra exacta" y de la "concisión", ambos garantes de la "claridad", mientras que se lo desvía de todo trabajo de expansión; en los manuscritos clásicos abundan permutaciones y tachaduras pero no se encuentran correcciones aumentativas salvo en Rousseau y sobre todo en Stendhal, de quien conocemos su rebelde actitud contra el "bello estilo". [...]

Tomado de "Flaubert y la frase", de Roland Barthes, incluido en su libro Nuevos ensayos críticos, Editions du Seuil, París, 1972. 

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ELIPSIS (...)

 


ENDÍADIS o HENDÍADIS: (Hendiadyoin: en día dyoin, uno por medio de dos): Figura retórica que consiste en utilizar dos sustantivos en lugar de un sustantivo y un atributo; p.ej.: Pateris libamus et auro = Bebemos de cálices y de oro, en vez de "Bebemos de cálices dorados" (Virgilio, Geórgica).

También:
Patres et conscriptis.
Viejos y chotos.
Vivíamos de joda y de lujo.


 

EUFEMISMO: Sustitución por una expresión agradable o al menos inofensiva de una cuyo sentido usual puede ser desagradable o hiriente. "El océano llamado Pacífico es un eufemismo, al igual que agradecerle a alguien los servicios en vez de despedirlo". // Atenuación del pensamiento. El eufemismo emplea numerosos procedimientos; desde la lítotes (no era alto por no dar a entender que era petiso) hasta la hipérbole (luchó con todas sus fuerzas) pasando por la perífrasis o la circunlocución (me hubiera gustado venir por otros motivos pero lo cierto es que le traigo una mala noticia que le pido se tome con calma: hubo un accidente...), la alusión (estamos haciendo todo lo posible con respecto a su "problema"), etc. Cuando el eufemismo llega hasta el punto de expresar lo contrario de aquello que se quiere decir, estamos en presencia de la antífrasis: por antífrasis se llamó Filospátor a aquel de los Tolomeos que mató a su padre. O más a menudo cuando se dice: pasó a mejor vida // Cualquier palabra que se usa para evitar pronunciar otra mal vista socialmente o en determinado entorno: óbito en vez de muerto, clínica mental por manicomio, acostarse en lugar de coger. // Recientemente, a ciertas formas se las llamo lenguaje políticamente correcto.

 



FLASHBACK:
El problema más común con los flashbacks es entrar y salir de ellos. Cuando introducen flashbacks, los escritores sin experiencia a menudo recurren a artilugios como este:

 
Abrí el cajón del escritorio de mi madre y descubrí el anillo de esmeralda. Verlo me llevó a aquel día hace casi treinta años cuando nos reunió en el living para decirnos que se marchaba.
“Chicos”, dijo. “Vengan. Mamá tiene algo que decirles.”


  Estas transiciones son cargadas y algo torpes, y restan valor a los buenos flashbacks que introducen. Nunca uses elipsis (...) para telegrafiar un pasaje atrás en el tiempo. Parece amateur y en general hace que tu primera persona parezca una voz en off de una película clase B. También, evitá frases como “me llevó hasta” o “de pronto recordé”. Olvidate de la fanfarria y entrá al flashback directamente:

 

   Abrí el cajón del escritorio de mi madre y descubrí el anillo de esmeralda que ella había usado la noche en que nos dijo que se marchaba. Yo tenía seis. "Chicos", dijo. "Vengan. Mamá tiene algo que decirles".

  ¿Ves la diferencia? Acá, entrás al flashback sin el prólogo tipo “Recuerdo”. La transición en tiempo apenas hace una ondulación en el avance de la historia.

 

 

El Pasado Perfecto

    Una recomendación sobre el uso de flashbacks: ¡Cuidáte del pasado perfecto! El pasado perfecto te puede introducir en un flashback, pero a veces podés no encontrar la forma de salir. En el siguiente, el pasado perfecto está en cursiva:

    Había sido un buen trabajador en aquellos días. Había tenido su propia camioneta y un equipo de dos. Cada mañana había ido al correo y esperado los primeros movimientos de vida en el pueblo, y para las nueve siempre había conseguido un trabajo. Había vuelto a casa todas las noches con plata en el bolsillo.

Bueno, se entiende la idea. Por alguna razón los escritores inexpertos caen en estas relaciones tan obvias con el pasado perfecto al escribir flashbacks. Una vez que agarran la onda, no se pueden salir. Pero el uso continuado de “había hecho” y “había dicho” sirve sólo para recordar a los lectores una y otra vez que esto es un flashback y no la historia real, lo que hace al movimiento de la historia lento y poco interesante.

No tengas miedo de salir del pasado perfecto rápida, incluso inmediatamente. En el siguiente ejemplo, el pretérito imperfecto le da al flashback un movimiento de avance propio. (El verbo introductorio en pasado perfecto está en cursiva.)

    Había sido un buen trabajador en aquellos días. Tenía su propia camioneta y un equipo de dos. Cada mañana iba al correo y esperaba los primeros movimientos de vida en el pueblo, y para las nueve tenía un trabajo. Volvía a casa todas las noches con plata en el bolsillo...

 

 

Sacado del libro Description (1995), de Monica Wood.

 


 

HIPÉRBATON: Alteración muy evidente del orden habitual de una frase. Separación de palabras que deberían permanecer juntas, usada generalmente para enfatizar la primera de las palabras separadas o para crear cierta imagen o a los efectos de la rima y la métrica.

 

"Por escrito gallina una." (Cortázar)
"Cerrar podrá mis ojos la postrera / sombra que me llevare el blanco día..." (Quevedo)
"...alrededor girando de tu esfera."
"...hacen la vida par todas las cosas." (M. Hernández)

 


 

HIPÉRBOLE: (del griego hyperbolé 'exceso, exageración' derivado de hyperbállo 'yo lanzo más allá, excedo'). Figura retórica que recurre a la aumentación cuantitativa de una de las propiedades de un objeto, estado, etc. Una forma desmesurada de expresar intensidad, muy frecuente en la cotidianeidad (no es fácil determinar cuánto es exageración puesto que la vida misma lo es).

 

Ej: "El colectivo tardó un siglo" o "Tiene un culo en el pecho" o "Te lo dije mil veces".

"Érase un hombre a una nariz pegado." (Francisco Quevedo)
"Por túmulo todo el mundo, por luto el cielo, por bellas antorchas pon las estrellas, y por llanto, el mar profundo" (Pedro Salinas)
"Mujer el mundo está amueblado por tus ojos/ Se hace más alto el cielo en tu presencia" (Vicente Hidobro)

 


 

LÍTOTE o Atenuación: Figura retórica que consiste en dar a entender más de lo que se expresa y procede negando lo contrario de lo que se quiere afirmar.

 

"No tiene un pelo de boluda."

"La guerra no es saludable para los chicos y otros seres vivos."

"No estoy en desacuerdo con tu decisión."

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METÁFORA: (del griego metaphorá propiamente 'traslado, transporte') Hoy decimos comúnmente "Fulana es un bombón" (en vez de "dulce, apetitosa"), "Mengano es un cuatro de copa" (por "poco importante"), "Sutano es un tiro al aire" (a cambio de "imprevisible, peligroso"), (los ejemplos abundan) y estamos utilizando metáforas, ya gastadas por el uso. La metáfora es el más preciado de los recursos poéticos pero su origen fue práctico: la pobreza del lenguaje. Ante la falta de nombres que expresen los sentimientos, emociones o ideas, se combinan las palabras en sentido figurado. Un simbolista francés observó que "en el estado actual de las lenguas europeas, las palabras son casi todas metáforas", y los diccionarios etimológicos dan testimonio. Hacia el 330 a.C., el claro Aristóteles explicaba en su Poética: "... si la vejez es a la vida como la tarde es al día, llamaré a la tarde, vejez del día o, como Empédocles, a la vejez tarde de la vida u ocaso de la vida." Para ese entonces la metáfora ya era considerada un adorno, un lujo. Más tarde se la consideró un medio de conocimiento. Entre las relaciones de semejanza más primitivas y recurrentes (y no por eso menos capaces de asombro y belleza) se encuentran la mujer y la flor, las estrellas y los ojos, el tiempo y el agua, el sueño y la muerte. Existen, también, algunos patrones gramaticales en que las metáforas se efectúan con regularidad:

A,B "sus dientes, esas perlas"
B,A "ese trencito de cuerda que se llama corazón" (F. Pessoa)
A de B "una indecisión de péndulo"
B de A "los tigres de la ira" (W. Blake)
B (donde se omite el referente) "Oh pastor de lobos" (llama a Caín Giuseppe Ungaretti).

 

Los ejemplos suscritos expresan nombres (sustantivos) pero la metáfora puede manifestarse en participios ("ahogado de esperanzas"), en adverbios ("me miró hirientemente"), en adjetivos (epíteto metafórico: "un escote convocante") y sobre todo en verbos ("sembrando el rayo de origen divino" dice del Sol Aristóteles). Es decir las posibilidades de elaborar metáforas son inagotables y estas absurdas categorías un ínfimo muestrario. Un último ejemplo: Cervantes para expresar que la belleza de una mujer es tal que quien la mira queda boquiabierto dice "bebe los vientos por ella".

 


 

METONIMIA: (del griego meta 'después, de otra manera' y onoma 'nombre') Transnominación. Consiste en designar una cosa o idea con el nombre de otra, no por su semejanza sino por la relación de sucesión que las une, esto es, la causa por el efecto, o viceversa: decir leímos a Cervantes en lugar de sus obras, o respeto las canas en vez de la vejez.

 

Ver SINÉCDOQUE

 


 

ONOMATOPEYA o SIMBOLISMO FÓNICO: Aliteración que reproduce algún sonido de la vida "real", y estrecha sonido y sentido.


"El sonoro rodar de la roldana"
"En el silencio sólo se escuchaba / un susurro de abejas que sonaba" (Garcilaso).

 


 

OXÍMORON: Aparente paradoja producida por la yuxtaposición de palabras que parecen contradecirse.

"Correr lentamente"
"Esta oscura claridad que cae de las estrellas"
"Es hielo abrasador, es fuego helado." (Quevedo)

 


 

PARONOMASIA: similitud fónica entre dos palabras de diferente significado; con frecuencia empleada lúdicamente.

No es lo mismo 'dos tazas de té' que 'dos tetazas'. (Y todos los del estilo)
¿Prefiere votos o 'botas'?
Ese hombre carga en los hombros el agobio del hambre.
Sus palabras no pesan, son pocos los pesos que valen.

 

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PERSONIFICACIÓN o PROSOPOPEYA: figura retórica que consiste en la atribución de cualidades humanas a seres animados o inanimados (animales, vegetales, minerales, espíritus, abstracciones, etc.).

 

"El pequeño mono me mira... / ¡Quisiera decirme / algo que se le olvida!" (Juan José Tablada)
"¿Dormiréis, mientras afuera / cae, sufriendo, esta agua inerte, / esta agua letal, hermana / de la Muerte?" (Gabriela Mistral)
"Los recuerdos / se han fatigado de seguirme" (Vicente Huidobro)
"...parece que el tiempo se ha ensañado en las cuencas de los ojos y la piel de la nuca." (John Cheever)
"...la Fortuna rechaza las súplicas de quien no hace nada." (Ovidio)

 


 

SINÉCDOQUE: (derivado del griego synekdékhomai 'yo abarco conjuntamente') Comprensión. Es señalar una cosa o idea por uno de sus aspectos o relaciones de simultaneidad. Estas translaciones pueden, entre otras, ser: tomar la parte por el todo (cuidar la moneda por el dinero), o al revés (todo el mundo significando la mayoría);el continente por el contenido (nos tomamos unas copas), o al contrario (descorchemos un vino); el material por la cosa (un plomo en vez de una bala); la especie por el individuo (El 10 por Maradona), o a la inversa (es un Maradona por un 'fuera de serie'); el emblema por lo que representa (vienen los 'tiras' en referencia a la policía); lo abstracto por lo concreto (la juventud a cambio de los jóvenes).

 

"Con el sudor de la frente [metonimia] se gana el techo y el pan [sinécdoques]."

 

Ver METONIMIA.

 


 

SINESTESIA: mezcla de sensaciones visuales, olfativas, auditivas, gustativas y/o táctiles.

 

"Rojo chillón"
"Olor áspero"
"Tras un silencio agrio, la tersura de su voz volvió a brillar"
 

 

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