N~u~s~l~e~t~e~r


#96

-ciclo periódico de reconvalidación libérrima-

 


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"... En un delirio el loco repite, o mejor, está obligado a repetir ciertas estructuras verbales, que son fijas, como un molde ¿se da cuenta? un molde que va llenando con palabras. Para analizar esa estructura hay 36 categorías verbales que se llaman operadores lógicos. Son como un mapa, usted los pone sobre lo que dicen y se da cuenta que el delirio está ordenado, que repite esas fórmulas. Lo que no entra en ese orden, lo que no se puede clasificar, lo que sobra, el desperdicio, es lo nuevo: es lo que el loco trata de decir a pesar de la compulsión repetitiva." Ricardo Piglia


 

ÍNDICE


TEATRO | La última cinta de Krapp | Samuel Beckett |
ENCUESTA

DEFINICIÓN | No haber vuelta que darle |
GRAFFITTI

TALLER LITERARIO | Va |
ENLACES | Pintor | 

AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES
 


TEATRO

La última cinta de Krapp

    Últimas horas de la tarde, dentro de algún tiempo.
    El cuchitril de KRAPP.
    Centrada en primer término, una mesa pequeña cuyos dos cajones se abren hacia el espectador.
   
Sentado, de frente, es decir, del otro lado de los cajones, un viejo deformado; KRAPP.
    Pantalones estrechos, demasiado cortos, de un negro descolorido por la orina.     Chaleco negro muy deslucido, con cuatro bolsillos holgados. Pesado reloj de plata, con cadena. Camisa blanca, mugrienta, desabrochada, sin cuello. Extraño par de botas, de un blanco sucio, del 48 por lo menos, muy estrechas y puntiagudas.

    Tez blanca. Nariz violácea. Pelo gris en desorden. Mal afeitado.

    Muy miope (pero sin gafas). Duro de oído.

    Voz cascada. De tono muy particular.

    Andar penoso.

    Sobre la mesa, un magnetofón con micrófono y numerosas cajas de cartón que contienen bobinas con cintas grabadas.

    Mesa y alrededores inmediatos bañados por una luz intensa. Resto de la escena en la oscuridad.

    KRAPP permanece un momento inmóvil, suspira profundamente, mira su reloj, registra sus bolsillos, saca un sobre, lo vuelve a depositar en su sitio, registra de nuevo, saca un pequeño llavero, lo eleva a la altura de sus ojos, elige una llave, se levanta y va hacia la parte delantera de la mesa. Se agacha, abre con la llave el primer cajón, mira en su interior, lo registra con la mano, saca una bobina, la examina de cerca, la vuelve a meter, cierra el cajón y echa la llave, abre el segundo cajón, mira en su interior, lo registra con la mano, saca un plátano, lo examina de cerca, cierra el cajón y echa la llave, se mete el llavero en el bolsillo. Se vuelve, avanza hacia el borde del proscenio, se detiene, acaricia el plátano, lo monda, deja caer la piel al suelo, se mete la punta del plátano en la boca y permanece inmóvil, con la mirada perdida en el vacío. Muerde, finalmente, la punta del plátano, se vuelve y empieza a ir y venir, sin salir del espacio iluminado, es decir, a razón de cuatro o cinco pasos a lo más en cada sentido, mientras come meditativamente el plátano. Sin darse cuenta pisa la piel, resbala, se tambalea, recobra el equilibrio, se inclina, mira la piel y finalmente le da un puntapié, empujándola hacia el foso. Reanuda su ir y venir, termina de comer el plátano, vuelve junto a la mesa, se sienta, permanece un momento inmóvil, suspira profundamente, saca las llaves del bolsillo, las eleva a la altura de sus ojos, elige una, se levanta y va hacia la parte delantera de la mesa, frente a los cajones. Se agacha, mete la llave en la cerradura del segundo cajón, saca otro plátano, lo examina de cerca, cierra el cajón y echa la llave, se mete las llaves en el bolsillo, se vuelve, avanza hasta el borde del proscenio, se detiene, acaricia el plátano, lo monda, arroja la piel al foso, se mete la punta del plátano en la boca y se queda inmóvil, con la mirada perdida en el vacío. Finalmente tiene una idea: mete el plátano en uno de los bolsillos de su chaleco, del que sobresaldrá ostensiblemente, y con toda la velocidad de que es capaz, corre al fondo de la escena que está a oscuras. Diez segundos. Ruido de descorchar una botella. Quince segundos. Vuelve al espacio iluminado con un viejo libro de registro y se sienta a la mesa. Pone el libro sobre la mesa, se enjuaga los labios, se limpia las manos en el chaleco, da una palmada y se frota las manos.

 

KRAPP (vivamente): ¡Ah! (Se inclina sobre el libro, lo hojea, encuentra la anotación que busca, lee.) Caja... trres... bobina... ccinco. (Levanta la cabeza y mira fijamente hacia adelante. Con fruición.) ¡Bobina! (Pausa.) ¡Bobiiina! (Sonrisa feliz. Se inclina sobre la mesa y empieza a revolver cajas y a examinarlas muy de cerca.) Caja... trres... trres... cuatro... dos... (con sorpresa) ¡nueve! ¡Maldita sea!... siete... ¡ah, la muy canalla! (Coge una caja y la examina desde muy cerca.) Caja tres. (La pone en la mesa, la abre y se inclina sobre las bobinas que hay en su interior.) Bobina... (se inclina sobre el registro)... cinco... cinco... ¡ah, la muy granuja! (Saca una bobina, la examina muy de cerca.) Bobina cinco. (La deja sobre la mesa, cierra la caja tres y la vuelve a poner junto a las otras, coge la bobina.) Caja tres, bobina cinco. (Se inclina sobre el aparato, levanta la cabeza. Con fruición.) ¡Bobina! (Sonrisa de felicidad. Se inclina, coloca la bobina sobre el aparato, se frota las manos.) ¡Ah! (Se inclina sobre el libro, lee una anotación a pie de página.) Mamá por fin en paz... Hum... La pelota negra... (Levanta la cabeza, mira en vacío hacia adelante. Intrigado.) ¿Pelota negra?... (Se inclina otra vez sobre el libro, lee.) La criada morena... (Levanta la cabeza, se ensimisma, se inclina de nuevo sobre el libro, lee.) Ligera mejoría del estado intestinal... Hum... Memorable... ¿qué? (Acerca más los ojos al libro, lee.) Equinoccio, memorable equinoccio. (Levanta la cabeza, mira en vacío hacia adelante. Intrigado.) ¿Memorable equinoccio?... (Pausa. Se encoge de hombros, se inclina de nuevo sobre el libro, lee.) Adiós... al a... (vuelve la hoja) ...mor.

 

(Levanta la cabeza, se ensimisma, se inclina de nuevo sobre el aparato, lo pone en marcha y queda a la escucha, es decir, de cara a la sala, el busto inclinado hacia adelante, con los codos sobre la mesa y la mano en forma de bocina detrás de la oreja en dirección al aparato.)

 

CINTA (voz recia, algo solemne, indudablemente la voz de KRAPP en una época muy anterior): Treinta y nueve años hoy, fuerte como un... (Al querer acomodarse mejor hace caer una de las cajas, suelta una palabrota, desconecta el aparato, barre con violencia cajas y libro, que caen al suelo, hace retroceder la cinta al punto de partida, vuelve a poner en marcha el aparato, adopta de nuevo la postura anterior.) Treinta y nueve años hoy, fuerte como un roble, aparte de mi viejo punto débil, e intelectualmente tengo mis razones para suponer que... (vacila)... que he alcanzado la cresta de la ola –o casi. Celebrada la solemne fecha, como los últimos años, tranquilamente en la taberna. Ni un alma. Sentado al amor de la lumbre, con los ojos cerrados, ocupado en separar el grano de la paja. Garabateado unas notas en el dorso de un sobre. Contento de estar de vuelta en mi cuchitril, con mis viejos harapos. Acabo de comer, siento decirlo, tres plátanos, y, con dificultades me abstuve de un cuarto. Algo fatal para un hombre en mis circunstancias. (Con vehemencia.) ¡Hay que eliminarlo! (Pausa.) El nuevo alumbrado de mi mesa es una gran mejora. Con esta oscuridad a mi alrededor me siento menos solo. (Pausa.) En cierto modo. (Pausa.) Me gusta levantarme para dar una vuelta por allí y luego volver aquí... (vacila)... conmigo. (Pausa.) Krapp.

 

(Pausa.)

Si quiere leer el resto de la obra, apriete este.


De Samuel Beckett puede saber algo más consultando Ñusleter #49 

a Tope

 


ENCUESTA

En treinta palabras, ¿puede dar ejemplos de qué hace una persona vueltera?

Ejemplifique a: niusleter@niusleter.com.ar


DEFINICIÓN

no haber vuelta que darle. frase figurativa coloquial. No existir otra manera de hacer las cosas o de interpretar los hechos.
Olé, 19.06.2002: Cada vez que la FIFA armó una encuesta vía Internet para dar distintas distinciones a los futbolistas, el brasileño ni siquiera terminó cerca del Diez. No hay vuelta que darle, Diego lo tiene de hijo.

Diccionario del habla de los argentinos. Academia Argentina de Letras, 2003.


GRAFFITTI

"No hagas hoy lo que puedes dejar de hacer mañana." En Tacuarembó y Constituyentes (Montevideo. R.O.U.).

"Narigueta, cómo te gusta la garcha." A la vuelta del Hospital Británico, visto por Jesses.

"Conocen Tokio, no conocen San Martín". Grafitti visto en una callecita de Villa Lynch, en la pared de un colegio religioso. 


TALLER LITERARIO

Una moto se cruza de carril en la avenida. Un bebé se mete arena en la boca. Un cuarto cubierto de polvo. El caimán se va, se va el caimán. La moto se cruza de carril en la avenida. El bebé se mete más arena en la boca. Cuarto cubierto de polvo. Se va, se va el caimán. Cruza la moto la avenida. Más arena en la boca.  Polvo. Se va, 

Siempre lo mismo: venga a Taller Literario. 
¡No repita el año!

Recursan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

Oiga nuestras voces al 4205 4284 o al 4896 0140 
O mandenós a:

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ENLACES

Pintor:
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No nos cansamos, Mariano Valcarce, Soporte Técnico.
Sos indestructible, Denis Impoco
Daniel Liñares
Daro Cánovas
Mauro Oliver
Virginia Elías
Carlos Carpintero
Roxana Salpeter
A todos los que tienen amigos.

Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "la constancia en lo que sea da frutos".


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