#93
-observatorio de lectura y escritura-
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"Es
un extraño coraje
el que me das, lejana estrella
Brillas sola en el alba
¡con la que no tienes nada que ver!"
William Carlos Williams
PROSA
| Una estrella | Alasdair
Gray |
GRAFFITTI
TALLER LITERARIO
| Astral |
ETIMOLOGÍA
| Cenit |
POEMAS
| Recepción de Orión
| Excursión al pueblo
| René Char |
CUALQUIERA | Los telescopios |
ENCUESTA
ENLACES | Hechos | Poemas |
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES
RESPUESTAS | Droga |
PROSA
Una
estrella
Más allá del horizonte, tal vez en Canadá,
había caído una estrella. (Una tía de él vivía en Canadá.) La segunda fue
más cerca, justo detrás de la fundición, así que no le sorprendió que la
tercera cayese en el patio. Un relámpago de luz dorada iluminó las paredes de
los edificios próximos y se oyó un grave acorde musical. La luz se hizo muy
roja y se apagó, y él supo que allá abajo, en algún sitio, había una
estrella que se enfriaba en el aire de la noche. Se apartó de la ventana y vio
que nadie más se había dado cuenta. En la mesa el padre, con seño
pensativo, llenaba una tarjeta de fútbol, la madre seguía planchando bajo la
polea con la hilera de ropa interior.
~Voy a salir -dijo con una vocecita.
~A ver si no tardas -dijo la madre.
El chico se deslizó por el vestíbulo y salió a la escalera, cerrando de un portazo.
La escalera estaba fría y una tenue lámpara eléctrica alumbraba fríamente cada rellano. Bajó deprisa los tres tramos hasta el patio negro y silencioso y se puso a rastrear hacia atrás y hacia adelante, peinando con los dedos la hierba larga al pie del poste de la ropa. La encontró en medio de una hoja de col mustia. Era lisa y redonda, del tamaño de una canica de vidrio, y por la luz con que brillaba parecía descansar sobre un precioso pedacito de terciopelo verdeamarillo. La recogió. Estaba tibia y un fulgor rubí le llenó el cuenco de la mano. Se metió la estrella en el bolsillo y subió.
Esa noche en la cama la observó mejor. Dormía con su hermano, que no se despertaba fácilmente. Metiéndose bien debajo de la sábana, abrió la mano y miró. Con el fulgor blanco y azul de la estrella, el espacio de alrededor parecía una cueva dentro de un iceberg. La acercó a los ojos. Vislumbró en el fondo el dibujo de un copo de nieve, lo más fabuloso que había visto en su vida. A través del enrejado de crital del copo vio un océano de relucientes olas azulnegras bajo un cielo repleto de galaxias enormes. Oyó un arrullo remoto, como el ruido de un caracol marino, y se quedó dormido apretando la estrella en la palma de su mano.
La disfruto casi dos semanas, mirándola de noche bajo la sábana, viendo a veces el copo de nieve, a veces una flor, una joya, la luna o un paisaje. Al principio la ocultaba durante el día, pero pronto se acostumbró a llevarla consigo; tener en el bolsillo aquel calor liso, suave y cálido lo consolaba cuando se sentía ofendido o abandonado.
Una tarde en la escuela, decidió echarle un rápido vistazo. Estaba solo en un pupitre, en el fondo del aula. El maestro andaba entre los chicos de la primera fila y todas las cabezas se inclinaban sobre los cuadernos. Rápidamente sacó la estrella y la miró. Parecía un ojo indiferente con una fría pupila verde que se enturbiaba y se estremecía como si estuviera metida en agua.
~¿Qué tienes ahí, Cameron?
El chico cerró la mano.
~Será mejor que me lo des.
~No puede, señor.
~No tolero la desobediencia, Cameron. Dame eso.
El chico vio encima de él la cara del maestro, la boca que se abría y cerraba bajo un bigote recortado. De repente supo qué hacer y se metió la estrella en la boca y la tragó. Mientras el calor tibio le bajaba al corazón, se sintió tranquilo y aliviado. La cara del maestro retrocedió. Maestro, aula, mundo, se alejaron como un cohete en una oscuridad cálida, cómoda, dejando un reguero de gloriosas estrellas, y una de las estrellas era él.
Alasdair Gray,
1934, Glasgow, Escocia, es dibujante y escritor. Hizo obras para cine,
radio y televisión antes de empezar a publicar libros de relatos (Historias
sobre todo inverosímiles, Ten tall tales) y novelas (Lanark, 1982
Janine). Vive.
"Libertad a los animales". Lo vio Diego Ruiz en el portal del Zoológico, Plaza Italia.
-Mercurio está entrando a la cuarta casa, ¿usted estuvo chupando un termómetro? Si no, abríguese bien y dele a la naranja y al pomelo porque puede caer en cualquier momento. Y la conjunción de la Luna, que es fría y envidiosa como una víbora soltera en un pueblo chico, y Marte, que tiene la sangre caliente como un búfalo de Tauro, eclipsan el cálido fulgor de Venus: si tiene pareja puede que le esté metiendo los cuernos; si no, le estarán queriendo arrebatar el botín. Pero no se preocupe porque Saturno le hace caricias con todos sus anillos y los orzuelos quedan desterrados de su cosmos: aproveche para abrir bien esos iris, sol mío.
Buenos augurios.
Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.
Vaticinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Llame
al 4896 0140 o al 4205
4284.
O escriba a:
CENIT, 1256-76. Abreviación del árabe semt ar-ra's 'el paraje de la cabeza'; parece tratarse de una antigua mala lectura zenit en lugar de zemt (=semt) en los manuscritos de Alfonso el Sabio.
Recepción de Orión
¿A quién buscáis, pardas abejas
en la lavanda que despierta?
Pasa vuestro rey servidor.
Está ciego y se esparce.
Es el cazador que huye
de las flores que lo persiguen.
Tiende su arco y cada bestia brilla.
Alta es la noche; flechas, arriesgad vuestra suerte.
Un meteoro toma la tierra por miel.
Excursión al pueblo
Orión se enamora
de la Estrella Polar
Los amantes son inventivos en la alada desigualdad que los recoge en el amanecer.
Hay que dejar de hablarles a los escombros.
Una escritura de escollo. A la que hoy me enfrento.
Paisaje repetido en la cima de la noche y sobre la cual la luz se alza.
La quemadura del ruido. Alabada sea la nieve que logra calmar su escozor.
Las mujeres son amorosas y los hombres solitarios.
Ambos se roban mutuamente la soledad y el amor.
Tú que naces perteneces al relámpago. Serás piedra de relámpago todo el tiempo que la tormenta se sirva de tu lecho para huir.
¿Existe en verdad mayor distancia entre nosotros y nuestro polvo final que entre la estrella intratable y el mirar vivo que la sostuvo un instante sin herirse?
...Nicolás de Staël, dejándonos entrever su barco impreciso y azul, volvió a partir hacia los mares fríos, a los que se había aproximado, niño de la estrella polar.
René
Char (1907~1988)
nació al sur de Francia. A los 22 años, se vinculó con los
integrantes del surrealismo a los 22 años, firmó el segundo manifiesto
del movimiento y escribió junto a André Breton y Paul Eluard el libro Marcha lenta.
A mediados de la década del 30, se distanció del surrealismo. Su participación
en la Segunda Guerra Mundial queda testimoniada en sus libros Solos permanecen
(1945) y Las
hojas de Hipnos (1946). Otros libros suyos: El martillo sin
dueño (1934), Afuera la noche es gobernada (1938), El sol de las aguas
(1951), Búsqueda de la base y de
la cima (1955), Común Presencia (1964), Vuelta atrás (1966),
La noche talismánica (1972) y Los aromas cazadores, del que
arriba se ven unos poemas.
Los telescopios
Las lentes ya habían sido utilizadas durante siglos, antes de que el realizador holandés de espectáculos Hans Lippershey realizase la maravillosa invención del telescopio. En 1608, estaba mirando al campanario de una iglesia cercana a través de dos lentes emplazadas una frente a la otra y se encontró con una imagen ampliada. Los telescopios que siguieron al descubrimiento de Lippershey no proporcionaban imágenes nítidas, lo que se debía a la reflexión de la luz a través de las lentes de vidrio. Isaac Newton solucionó este problema en 1668. Fabricó un telescopio de reflexión que utilizaba espejos en vez de lentes. Los binoculares son esencialmente dos telescopios montados uno al lado de otro. Su primera aparición se produjo en Paris en 1823 en el recinto del Teatro de la Ópera; sin embargo, se desconoce el nombre del inventor. Los binoculares alcanzaron una rápida popularidad, tanto en su uso para lugares cerrados como al aire libre.
Transcripto del mágico Cómo funcionan las cosas, de David Macaulay.
¿Quiere escribirse su propio horóscopo en cincuenta palabras?
Envíe su respuesta: niusleter@niusleter.com.ar
Índice de hechos:
http://www.fact-index.com/
Interesante
antología poética:
http://www.islapoetica.com.mx/antologia-poetica/index.htm
Tus
ojos son dos luceros, Mariano Valcarce, Soporte Técnico.
Mei.
Mariano Carrara.
Nicolás Schuff.
Mariano Fiszman.
El extranjero.
A todos los que ven algo en el cielo.
A todos los que ven algo.
A todos los que ven.
A todos los que tampoco.
Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "escuchar el susurro de los astros".
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(En pocas palabras) ¿Qué es droga?
Es la palabra a través de la cual los que no respetan la libertad de los demás, y por lo tanto, la decisión individual de consumo, tratan de demostrar o imponer lo que se "debe" o "no debe" hacer.
Andrea
Droga no es más / que lo que somos / en algún otro lado./ Luces y demonios inciertos / presa en la órbita / de la memoria. / Como el propio ser.
(el espejo de) Claudia
Droga: Dícese de la sustancia que hace ser al ser cuando antes no había sido nada. Ejemplos: Amor, marihuana, alcohol, adrenalina, et. al.
Luis Mario Aguilera
Una palabra, por supuesto.
Como decía Jim Morrison es un asunto de los grandes porque a los chicos lo único que les causa son problemas.
Es una salida falsa... bonita y divertida pero falsa.
Es toda substancia que (aún) no se encuentra gravada con ningún impuesto.
R. G. López
Droga son los postres helados enormes que, cuando el mozo los acerca a la
mesa, atraen los ojos de todos los presentes del restaurant.
María Eugenia de La Boca
La droga es una pendeja que se metió en mi cabeza y ahí está cómodamente apoltronada, sin molestarse en existir en el mundo de los cuerpos. Esa pendeja que pide todo y no da nada, promesa tan
inverosímil como irresistible, sustancia que sin ser química, física no es. Es la única esperanza visible para salir de este inextinguible síndrome de abstinencia.
Wanda
Droga es cuando anochece y no has llegado... entonces es cuando siento sus efectos.
César Espinosa Vera
Droga son todas las costumbres innecesarias que no terminas de agotar nunca (cuando lo logras se vuelven irresistiblemente necesarias)
Matías
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