#91
-sacrificio periódico de divulgación literaria-
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"Tal vez el cuchillo del carnicero fuese una liberación para este animal, pero como lo he recibido en herencia debo negárselo. Por eso tendrá que esperar a que el aliento le falte de por sí, a pesar de que, a veces, me mire con ojos humanamente comprensivos, que incitan a obrar comprensivamente." Franz Kafka
POEMAS | Tren
de ganado |
Alaska |
Horacio
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Una
gallina | Clarice Lispector |
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Tren de ganado
Somos
inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Asomados por el tragaluz mirábamos la inmensa llanura.
De pronto un mugido nos traía el recuerdo de Ifigenia
y volviéndonos hacia nuestros hijos los apretábamos
contra el pecho.
¿Qué es aquello? El sol. ¿Qué es aquello? Una nube.
Habíamos olvidado el color del mar, el olor de la lluvia.
Los que sabían de estrellas habían olvidado sus nombres
y les dábamos el nombre de nuestros hijos para
orientarnos al regreso.
¿Qué es aquello? Un árbol. ¿Qué es aquello? Un río.
Y un canto gregoriano se elevaba a nuestro alrededor,
hablaba por todos los destinados al sacrificio.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
La leche se había agriado en los pechos de las madres,
peinábamos nuestro cabello y se convertía en ceniza.
¿Qué es aquello? Un pájaro. ¿Qué es aquello? Una piedra.
Y bajando la cabeza ocultábamos nuestro rubor,
cortábamos en silencio las uñas de los muertos.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Bebíamos al atardecer el vino de los ciegos,
soñábamos todavía con un bosque de orquídeas.
¿Qué es aquello? Arena. ¿Qué es aquello? Niebla.
Y la vida escapaba como un murciélago entre las sombras
y nos dormíamos con una inusitada mansedumbre en la mirada.
Después nuestros ojos se volvieron como los ojos de las estatuas,
miramos nuestras manos y había desaparecido la línea de la vida,
y desde la estiba se elevó el ronco yambo
gimiendo por ti, por mí, por todos nuestros compañeros.
Sólo quedaron detrás nuestro líneas etruscas,
cantos de cera navegando hacia el sol,
y a nuestro lado siempre tú, piadoso coro,
tú, alma mía, vaca coronada de nardos y violetas.
Alaska
El
ojo de la foca -mi amuleto- me llevará hasta el oso blanco.
¿Hay algo más bello que perseguir al oso blanco en el océano blanco?
Hace muchos sueños que sigo sus rastros, estas pisadas
en la nieve que el viento borra y no llevan a ninguna parte;
y los ojos, de tanto mirar, ya han dejado de ver.
Pero a veces, en la inmensa blancura, he creído escuchar
una especie de lamento,
un bostezo no parecido al de ninguna otra criatura viviente;
y cuando aparecen los primeros pelos de la sombra
y el sol sangra cada vez más hasta desaparecer,
alguien ha visto una silueta sobre la ladera
convirtiendo la noche en el día, la oscuridad en luz.
Ahora se ha agotado el aceite de la lámpara,
las estrellas emigran hacia la tierra del caribú
y los hombres, excitados, colocan las trampas,
esperan la presa que se oculta para mostrarse.
¿Qué es ese resplandor en la escarpada colina?
Tres veces he frotado el ojo de la muerte,
tres veces prometí las vísceras a los hombres y los perros,
tres veces ofrecí como cebo mi corazón.
Y un día temblarán los cielos y la tierra,
un día la vara mortal atravesará su cuerpo,
y entonces colgaremos de un asta su vejiga
para ahuyentar la sombra y el espíritu de la sombra.
Luego arrastraremos sus restos cuesta abajo, hacia el mar,
y envueltos para siempre en la piel inmaculada,
seguiremos la marcha riendo clamorosamente
y dándonos los unos a los otros grandes palmadas en la espalda.
Horacio Castillo nació en Ensenada (Argentina) en 1934 y vive en La Plata, donde ejerció (o ejerce) la abogacía y el periodismo. Tiene varios libros de poemas (Materia acre, Tuerto rey, Alaska, Los gatos de la acrópolis), reunidos en la antología La voz del ahorcado. Tradujo algunos poetas griegos -Odysseas Elytis, Yannis Ritsos, Constantino Covafis, entre otros- y publicó la selección Poesía griega moderna y la biografía Ricardo Rojas.
FAUNA: Los romanos sustituyeron a Pan, dios griego de la naturaleza, por Faunnus, que preside la vida animal. En 1746 el naturalista Linneo inventó el término fauna para denominar la población animal de una región. De Faunnus proviene fauno, mitológica compañía de las ninfas. En su novela Lolita, el escritor ruso-norteamericano V. Nabokov llama nínfulas y faunúnculos a los adolescentes muy jóvenes.
De Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, H. Zimmerman, Aguilar, 1999.
-Sí, yo leo bastante, pero en realidad soy ingeniero genético. Ahora estoy trabajando en un proyecto para evitar que las palomas se conviertan en una plaga, lo cual es un peligro no lejano. Estamos diseñando un predador que las combate en su terreno, el aire. Y de momento los mejores resultados los conseguimos con una cruza de murciélago y doberman.
Heterogeneidad.
Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.
Se asombran: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Llame al 4896 0140 o
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O escriba a:
Una gallina
Era
una gallina de domingo. Todavía vivía porque no pasaba de las nueve de la mañana.
Parecía calma. Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina.
No miraba a nadie, nadie la miraba a ella. Aun cuando la eligieron, palpando su
intimidad con indiferencia, no supieron decir si era gorda o flaca. Nunca se
adivinaría en ella un anhelo.
Por
eso fue una sorpresa cuando la vieron abrir las alas de vuelo corto, hinchar el
pecho y, en dos o tres intentos, alcanzar el muro de la terraza. Todavía vaciló
un instante –el tiempo para que la cocinera diera un grito– y en breve
estaba en la terraza del vecino, de donde, en otro vuelo desordenado, alcanzó
un tejado. Allí quedó como un adorno mal colocado, dudando ora en uno, ora en
otro pie. La familia fue llamada con urgencia y consternada vio el almuerzo
junto a una chimenea. El dueño de la casa, recordando la doble necesidad
de hacer esporádicamente algún deporte y almorzar, vistió radiante un traje
de baño y decidió seguir el itinerario de la gallina: con saltos
cautelosos alcanzó el tejado donde ésta, vacilante y trémula, escogía con
premura otro rumbo. La persecución se tornó más intensa. De tejado en tejado
recorrió más de una manzana de la calle. Poca afecta a una lucha más salvaje
por la vida, la gallina debía decidir por sí misma los caminos a tomar, sin
ningún auxilio de su raza. El muchacho, sin embargo, era un cazador adormecido.
Y por ínfima que fuese la presa había sonado para él el grito de conquista.
Sola
en el mundo, sin padre ni madre, ella corría, respiraba agitada, muda,
concentrada. A veces, en la fuga, sobrevolaba ansiosa un mundo de tejados y
mientras el chico trepaba a otros dificultosamente, ella tenía tiempo de
recuperarse por un momento. ¡Y entonces parecía tan libre!
Estúpida,
tímida y libre. No victoriosa como sería un gallo en fuga. ¿Qué es lo
que había en sus vísceras para hacer de ella un ser? La gallina es un ser.
Aunque es cierto que no se podría contar con ella para nada. Ni ella misma
contaba consigo, de la manera en que el gallo cree en su cresta. Su única
ventaja era que había tantas gallinas, que aunque muriera una surgiría en ese
mismo instante otra tan igual como si fuese ella misma.
Finalmente,
una de las veces que se detuvo para gozar su fuga, el muchacho la alcanzó.
Entre gritos y plumas fue apresada. Y enseguida cargada en triunfo por un ala a
través de las tejas, y depositada en el piso de la cocina con cierta violencia.
Todavía atontada, se sacudió un poco, entre cacareos roncos e indecisos.
Fue
entonces cuando sucedió. De puros nervios la gallina puso un huevo.
Sorprendida, exhausta. Quizás fue prematuro. Pero después que naciera a la
maternidad parecía una vieja madre acostumbrada a ella. Sentada sobre el huevo,
respiraba mientras abría y cerraba los ojos. Su corazón tan pequeño en
un plato, ahora elevaba y bajaba las plumas, llenando de tibieza aquello que
nunca podría ser un huevo. Solamente la niña estaba cerca y observaba
todo, aterrorizada. Apenas consiguió desprenderse del acontecimiento, se despegó
del suelo y escapó a los gritos:
–¡Mamá,
mamá, no mates a la gallina, ella puso un huevo!, ¡ella quiere nuestro
bien!
Todos
corrieron de nuevo a la cocina y enmudecidos rodearon a la joven parturienta.
Entibiando a su hijo, ella no estaba ni suave ni arisca, ni alegre ni triste, no
era nada, solamente una gallina. Lo que no sugería ningún sentimiento
especial. El padre, la madre, la hija, hacía ya bastante tiempo que la miraban
sin experimentar ningún sentimiento determinado. Nunca nadie acarició la
cabeza de la gallina. El padre, por fin, decidió con cierta brusquedad:
–¡Si
mandas matar a esta gallina, nunca más volveré a comer gallina en mi vida!
–¡Y
yo tampoco! -juró la niña con ardor.
La
madre, cansada, se encogió de hombros.
Inconsciente
de la vida que le fue entregada, la gallina empezó a vivir con la familia. La
niña, de regreso del colegio, arrojaba el portafolios lejos sin
interrumpir sus carreras hacia la cocina. El padre todavía recordaba de vez en
cuando: ¡"Y pensar que yo la obligué a correr en ese estado!"
La gallina se transformó en la dueña de la casa. Todos, menos ella, lo
sabían. Continuó su existencia entre la cocina y los muros de la casa, usando
de sus dos capacidades: la apatía y el sobresalto.
Pero
cuando todos estaban quietos en la casa y parecían haberla olvidado, se llenaba
de un pequeño valor, restos de la gran fuga, y circulaba por los
ladrillos, levantando el cuerpo por detrás de la cabeza pausadamente, como en
un campo, aunque la pequeña cabeza la traicionara: moviéndose ya rápida
y vibrátil, con el viejo susto de su especie mecanizado.
Una
que otra vez, al final más raramente, la gallina recordaba que se había
recortado contra el aire al borde del tejado, pronta a renunciar. En esos
momentos llenaba los pulmones con el aire impuro de la cocina y, si se les
hubiese dado cantar a las hembras, ella, si bien no cantaría, cuando menos
quedaría más contenta. Aunque ni siquiera en esos instantes la expresión de
su vacía cabeza se alteraba. En la fuga, en el descanso, cuando dio a luz, o
mordisqueando maíz, la suya continuaba siendo una cabeza de gallina, la misma
que fuera desdeñada en los comienzos de los siglos.
Hasta
que un día la mataron, se la comieron y pasaron los años.
Clarice
Lispector (1926–1977) nació en Ucrania
y de chica se radicó en Brasil. Escribió -en portugués- libros de cuentos y
novelas. Algunos títulos: Lazos de familia (1960), La
manzana en la oscuridad (1961), La
legión extranjera (1964), La pasión
según G. H. (1964) y Un aprendizaje o
el libro de los placeres (1969), La
bella y la bestia (1979), Agua viva
(1977), La hora de la estrella (1977),
La araña. Murió en Río de Janeiro.
¿Alguna vez mató a un animal? Si sí, ¿nos cuénta cuál y cómo en sesenta palabras? Si no, ¿quiere en sesenta palabras matarlo ahora?
Diga a: niusleter@niusleter.com.ar
Divertido y práctico diccionario visual:
http://www.diccionarioliteral.com.ar/
¿Es
cierto que ponías un cable con electricidad en la pared por la que caminaban los
gatos del fondo de tu casa, Mariano Valcarce, Soporte Técnico?
Alumnos de la EGB 33 de Dock Sud
Andrés Pezzola
Diana
Gabriela Bruch
Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "no dejar a las mascotas
subir a la cama".
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¿Nos puede contar en cinco pasos (ó 70 palabras) cómo ser feliz con poco (aunque sea un ratito)?
Primer paso: Revisar todos los cajones y desvanes.
Segundo paso: Tirar todo aquello que hace más de cinco años no utilizamos, salvo aquella vieja muñeca de trapo.
Tercer paso: Acercar una mecedora a la ventana más bella.
Cuarto paso: Hamacarse mientras dejamos vagar nuestra vista por el horizonte y danzar la muñeca por nuestra niñez.
Quinto paso: Adormilarse - según la hora elegida - bajo las estrellas o el sol.
Graciela Gómez Sala
Reir a carcajadas. Besar a mi hijo. Comer chocolates (con "rellenos"). Sesiones de caricias con mi pareja. Regar mis plantas. Tocar a mis perras salchicha: Pía y Lía. Atender a mi perico Aberroes. Cantar y bailar pidiendo yo la pieza a quién me dé la gana. Ser impertinente y "despistada". Ganarle el paso a un taxista y mirar su cara por el retrovisor. Bañarme con agua caliente. Morder las orejas.
Araceli Zúñiga
Paso 1: Haga memoria selectiva... y recuerde esas picardías que solo usted (o unos pocos) saben que ha echo.
Paso 2: Prepárese una merienda idéntica a la que le preparaban en casa cuando era chico (pan con manteca y mate cocido, van primeros en mi lista)
Paso 3: Invite a algunos amigos a casa, prepare unos simples fideítos con tuco, pídale a uno que se traiga un par de cervezas, a otro que aporte unas papas fritas o maníes para la picada... y entreguese al encuentro.
Paso 4: Vaya a un parque, acerquese a la zona de juegos para chicos... siéntese cerca.. escuche sus risas, y observe cuanta y vida y cuanta alegria pueden proporicinar cosas tan simples como una hamaca y un tovogán.
Paso 5: Haga el amor... como si la persona con la que lo esta haciendo estuviera a punto de irse para siempre de su vida.... y que ESA es la última vez... (ok, la idea es un poco masoca, pero la entrega se vuelve tan intensa que creanmé que funciona)
Vanesa G.C.
1- BUSCARLE LA MIRADA
2- GENERAR EL PRIMER CONTACTO CON SUS PATAS GORDAS
3- SACARLE EL ESCARPÍN
4- MORDISQUEARLE EL PIE, REDONDITO Y SIN USAR
5- DISFRUTAR DE SU CARA SIN TIEMPO, RIENDO A LAS COSQUILLAS, TRANQUILO PORQUE YA TOMÓ LA TETA DE SU MAMÁ VICKY.
Mariana Pereiro
para ser feliz
1. cierra los ojos
2. te tiendes en la cama
3. te bajas las bragas(calzones, bombachas)
4. llevas tu mano hasta la entrepierna
5. Y piensas en una chica linda
Sole M.
- Haga un recuento de lo que tiene (poco en este caso)
- Analice la mejor manera de sacarle jugo a cada cosa (plata, fasos, tiempo libre, etc,etc) sin desesperarse ni deprimirse, sea práctico!
- Intente la mejor manera de ponerlo en práctica, pruebe de diferentes maneras
- Corrija los errores normales de los primeros intentos
- Disfrute! (Dése cuenta que para ser felíz sólo se necesita estar vivo, respirar tranquilo, caminar despacio, ser consciente del momento, disfrutar del amor, y si no se tiene, BUSCARLO)
Roberto López
a.- Viernes a la noche (o vísperas de feriado).
b.- Bañadita, sola en casa., en camisón
c.- Abrir una botella de un buen malbec o merlot
d.- Delivery de algo rico
e.- Bandeja, vino, comida, sillón y un buen DVD
f.- Enroscarse en una frazadita polar
g.- Disfrutar de lo antes especificado
h.- irse a la camita, mareada por el vino y emocionada por el Dvd, a dormir hasta cualquier hora.
Alternativa: en punto b- si dijera con compañía, iría todo igual hasta el g.-, en el h.- obviamente habría que sumarle un extra que dejo a la imaginación de cada uno.
A.B.
Ismael Serrano dice en una canción...."Soy felíz con esta esquizofrenia tan particular..."
Eugenia
Caminar después de almorzar hasta el terraplén de La Trocha.
De cara al campo, y de espaldas a la ciudad, acostarse mirando al Este.
Cerrar los ojos y concentrarse sólo en la temperatura del sol.
Si tiene suerte, puede sorprenderlo un rumor en el aire. El del frotar de las alas de una bandada de patos emigrando al Norte.
Será entonces un elegido y logrará así ser feliz con poco.
alondra
QUEDA MÁS
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