Ñ u s l e t e r
#45
-mensaje identificable de lectura y escritura-
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"Todos esos pueblos han modificado más o menos el nombre de Croniamantal. Los árabes, turcos y demás pueblos que leen de derecha a izquierda, lo pronuncian Latmamainore. Pero los turcos lo llaman también por raro antojo Pata, lo que en su lengua quiere decir ganso u órgano viril, según os plazca. Los rusos apellídanle Viperdoc, es decir, nacido de un pedo, apodo que se funda en la razón que más adelante expondré. Los escandinavos o, cuando menos, los dalecarlios, suelen llamarlo quoniam, que en latín significa "porque", aunque también suele designar las partes nobles en los cuentos populares de la Edad Media. Por donde se ve que sajones y turcos manifiestan a propósito de Croniamantal el mismo sentimiento, ya que le aplican remoquetes idénticos y cuyo origen aún no está muy claro." Guilllaume Apollinaire.
DEFINICIÓN | Definición |
PROSA |
Yo, señor, me llamo...
| Gabriel García Márquez | |
Me llaman...
| Rodolfo Walsh |
TALLER LITERARIO | Quién |
CUALQUIERA | Increíble y creíble|
ETIMOLOGÍA | Alguno, algún |
POEMAS |
De que nada se sabe |
All our yesterdays
| Jorge Luis Borges
|
ENCUESTA
GRAFFITTI
ENLACES | Antología | Carroll
| En danza |
RESPUESTAS
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES | ¿Qué diferencia hay?
| Oscar Wilde |
Definición: f. [Lat. Definitio] La acción de definir. || Exposición, explicación de una cosa, de su naturaleza, de sus cualidades distintivas. La definición debe ser clara, completa, y ha de poderse sustituirse a la cosa definida. || Filol. Explicación de la significación de una voz. || Decisión, determinación, acuerdo, resolución de alguna duda. || pl. Definiciones, colección de estatutos, decisiones y ordenanzas.
En el Novísimo diccionario de la Lengua Castellana, 1911.
Yo, señor, me llamo...
Yo, señor, me llamo Gabriel García Márquez. Lo siento: a mí tampoco me gusta ese
nombre, porque es una sarta de lugares comunes que nunca he logrado identificar
conmigo. Nací en Aracataca, Colombia, hace casi cuarenta años, y todavía no me
arrepiento. Mi signo es Piscis y mi mujer es Mercedes. Esas son las dos cosas
más importantes que me han ocurrido en la vida, porque gracias a ellas, al menos
hasta ahora, he logrado sobrevivir escribiendo.
Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación es la de
prestidigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido
que refugiarme en la soledad de la literatura. Ambas actividades, en todo caso,
conducen a lo único que me ha interesado desde niño: que mis amigos me quieran
más.
En mi caso, el ser escritor es un mérito descomunal, porque
soy muy bruto para escribir. He tenido que someterme a una disciplina atroz para
terminar media página en ocho horas de trabajo; peleo a trompadas con cada
palabra y casi siempre es ella quien sale ganando, pero soy tan testarudo que he
logrado publicar cuatro libros en veinte años. El quinto, que estoy escribiendo,
va más despacio que los otros, porque entre lo acreedores y una neuralgia me
quedan muy pocas horas libres.
Nunca hablo de literatura, porque no sé lo que es, y además
estoy convencido de que el mundo sería igual sin ella. En cambio, estoy
convencido de que sería completamente distinto si no existiera la policía.
Pienso, por tanto, que habría sido más útil a la humanidad si en vez de escritor
fuera terrorista.
Nacido en 1928, El Gabo, como lo llaman sus compatriotas,
escribió numerosos cuentos y novelas que, en 1982, le valieron el Premio Nóbel.
Entre otros títulos mencionaremos: El coronel no tiene quien le escriba, Los
funerales de la Mamá Grande, Cien años de soledad, El otoño del
patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera,
Doce cuentos peregrinos... Desarrolló también una intensa labor
periodística.
Me llaman...
Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme:
pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República.
Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados, y eso
me gustó.
Nací en Choele Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me
ha sido reprochado por varias mujeres.
Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí
ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano.
Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más
espectacular: limpiador de ventanas; el más humilde: lavacopas; el más burgués:
comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos
de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía volear avestruces y
dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi
mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1947, y otro nos dejó como
única herencia. Éste se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los
trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero ésta ya era zona de la
desgracia, provincia de Buenos Aires.
Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.
Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la
pobreza. En su implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que mi
padre. El mayor disgusto que le causo es no haber terminado mi profesorado en
letras.
Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas
alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisiete años
dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, pero había
perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos.
La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste
idiota de Rilke: si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir.
Mi noviazgo con una muchacha que escribía incomparablemente mejor que yo me
redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro fueron tres novelas cortas
en el género policial, del que hoy abomino. Lo hice en un mes, sin pensar en la
literatura, aunque sí en la diversión y el dinero. Me callé durante cuatro años
más, porque no me consideraba a la altura de nadie. Operación masacre cambió mi
vida. Haciéndola, comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un
amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden
nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un
nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres,
el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso
una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los
tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me
siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas
veces.
En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa
de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la
izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un
texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en
su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance
laborioso a través de la propia estupidez.
Además de esta pequeña maravilla, Walsh escribió:
Variaciones en rojo (1953), Operación Masacre (1957), La
granada (1965, teatro), La batalla (1965, teatro), Los oficios
terrestres (1965, cuentos), Un kilo de oro
(1967, cuentos), ¿Quién mató a Rosendo? (1969), Un oscuro día de
justicia (1973) y El caso Satanovsky
(1973). Fue asesinado por los militares de la última dictadura el 24 de marzo de
1977, después de mandar la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar".
Póstumamente, se publicaron El violento oficio de escribir, que reúne
su obra periodística de 1953-1977, y Ese hombre y otros papeles personales,
de donde sacamos el texto anterior.
-Hay mañanas en que salgo al mundo y no paro de encontrarme en los otros: reconozco algo mío, íntimamente mío, en cualquier desconocido: el modo de sonreír del mendigo ciego, la forma desganada de pararse del repartidor de volantes, los resoplidos del chofer ante el barullo del tráfico, la ridiculez del turista de musculosa en Junio, la morosidad del sol en calentar el aire, los vaivenes de esa hoja que se deja arrastrar por el viento. Entonces, casi disuelto ante tanto espejo, abro el DNI, pero no me identifico con ese tipo de expresión incómoda, que no fue conscripto y votó tres veces. Pero, siempre, siempre, aparece un redentor, que pronuncia mi nombre o mis apodos, y esos sonidos -¿por virtud de qué magia?- me devuelven a mí, creo.
Sí, a él te digo: miren lo lindo de la esquizofrenia. Taller Literario. Encuentros semanales de lectura y escritura.
Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Para
más información, comunicarse al 4896-0140 o al 4205-4284.
O a las siguientes direcciones:
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Increíble y creíble
La misma "ella" tenía mucho ánimo para participar en el torneo de "2da. Copa de
los Dragones de Shao Lin" del domingo 17 del mes pasado. La categoría en que
ella entró fue de "principiantes". El presidente del torneo fijó que el tiempo
de cada competidor de esa categoría era de tres minutos. Entonces, ella preparó
un pedazo de la 2da. parte de la forma 88 que se compone de varias posturas,
incluso patadas.
Ese día, como siempre antes de más de una hora llegamos al
lugar de la competencia y practicamos un rato en la acera. El estado de ella fue
como el de sus compañeras: tranquila y relajada.
Antes de competir hubo una pequeña discusión. Ella y su
compañera me dijeron que el tiempo de competir para cada una era de dos
minutos. Por supuesto, no pude aceptarlo, porque este cambio repentino no es
razonable. Aunque esa discusión no duró un minuto, tal vez no fuera favorable
para el estado de ánimo de ellas.
Ella fue la primera que actuó la forma en esta competencia de
tai chi chuan. Qué mala suerte. Después de 1 minuto, ella no supo cómo seguir y
cortó.
El sábado siguiente en Vicente López hubo otro torneo
nacional de la Federación Argentina de Wu Shu Kung Fu. Allí la categoría de
principiantes fue normal sobre el tiempo: durante 5 y 6 minutos.
Bien, ella hizo bien y ganó el segundo lugar de esta
categoría. ¿Qué podemos decir? Experiencia, tener más experiencia nos hace estar
más tranquilos. Por supuesto que la estimulación de los compañeros también es
muy importante.
Todos comprobaron que a la noche de este sábado estuvo más
cómoda que a la noche del domingo.
Tomado de Nuestro Taichichuan (n°3), íntegramente redactada por el maestro Yuan Jun Min.
ALGUNO, ALGÚN, 1077. Del latín vulgar *ALICUNUS ídem, contracción de ALIQUIS 'algún', 'alguien', con UNUS 'uno'. De alguno, único empleado como pronombre sustantivo en la Edad Media, se sacó alguien en el siglo XV bajo el influjo de quien y de nadie, pero se acentuó alguién hasta el siglo XVII. Algo, hacia 1140 (alico en 1055), viene de ALIQUOD ídem, neutro de ALIQUIS.
De que nada se sabe
La
luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas
es instrumento de Otro. Lo ignoramos;
darle nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?
All our yesterdays
Quiero saber de quién es mi pasado.
¿De cuál de los que fui? ¿Del ginebrino
que trazó algún hexámetro latino
que los lustrales años han borrado?
¿Es de aquel niño que que buscó en la entera
biblioteca del padre las puntuales
curvatura del mapa y las ferales
formas que son el tigre y la pantera?
¿O de aquel otro que empujó una puerta
detrás de la que un hombre se moría
para siempre, y besó en el blanco día
la cara que se va y la cara muerta?
Soy los que ya no son. Inútilmente
soy en la tarde esa perdida gente.
Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 - Ginebra, 1986). Escribió sus
gloriosas Obras Completas, compuestas de cuentos, poemas y ensayos.
También fue traductor, compilador, profesor, editor de revistas, director de la
Biblioteca Nacional, y constantemente un sutil humorista.
1- ¿Siente que su nombre se adecua
a su persona?
a- En caso de responder
"sí", ¿por qué?;
b- En caso de responder "no", ¿cómo cree que debería llamarse?
2- ¿Cuál de estos casos le tocó conocer? (Si puede, dé ejemplos):
a- el de alguien que se haga llamar o lo llamen por su segundo nombre
b- el de aquel/la que, según el ámbito que frecuente, sea llamado con diferentes
nombres (no apodos)
c- el de una persona, a la cual sólo, o mayoritariamente, la llamen por su
apellido
d- Otros:
3- ¿Le gustaría escribir una breve autobiografía y enviarla?
Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar
"Estaremos siempre al lado del gobierno, porque si vamos adelante nos coge, y si vamos atrás nos caga." En una foto de una pared de vaya a saber qué lugar de Argentina.
Extensa y variada antología de poemas:
http://antologiapoetica.com.ar/
Página multilingüe con textos del fabuloso autor:
http://www.lewiscarroll.org/
Miscelánea en homanaje a uno de los sopechosos de siempre:
http://kyzer.com.ar
Si no
fuera por vos no seríamos nosotros mismos, Mariano Valcarce, Soporte Técnico.
Carlos Carpintero
Luis Zúñiga Banda
Fernando Vallerstein
Alejandro Manrique. Rolando Revagliatti. Karlos Godoy.
El politólogo
Centro Cultural Raíces
Pilar Lagos
Juan Martín Traverso
A todos los publicistas que casi nos devuelven la confianza en los políticos.
Mariano Valcarce, Soporte Técnico, recomienda "corroborarse".
"ERNEST: Pero ¿qué diferencia hay entre la literatura y el periodismo?
GILBERT: ¡Oh! El periodismo es ilegible y la literatura no se lee. Esto es todo"
Oscar Wilde.
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