Ñ u s l e t e r


#35

-socio-político-literario-
 


"No olvidéis que el torturador es un funcionario, que el dictador es un funcionario, burócratas armados que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. ¡No son monstruos extraordinarios! ¡No vamos a regalarles esta grandeza!" Fermín Muguruza


ÍNDICE


PROSA | Llovían cuerpos desnudos | Lázaro Covadlo |
GRAFFITTI
ETIMOLOGÍA | Batir |
ENCUESTA
DEFINICIÓN | Concientizar |
TALLER LITERARIO | Febrero |
POEMAS |
Rebelión contra el espíritu... | Ezra Pound || Epicedio a un manifestante | César Fernández Moreno |
CUALQUIERA | Las máscaras |
RESPUESTAS
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES

Ñusleter 24hs


PROSA

Llovían cuerpos desnudos

    (...)
    Como trataba de evitar que lo tomaran por loco hacía tiempo que había dejado de informar sobre la lluvia de cuerpos durante los vuelos, ya fueran éstos interprovinciales o internacionales. La primera vez que advirtió el fenómeno dio fuertes voces y se armó un tremendo alboroto en la cabina de pasajeros. Ocurrió en 1983, poco después de su alta en el Hospital Naval, donde había estado unos meses como paciente, en neuropsiquiatría. Él y María del Carmen viajaban a Mendoza con la excusa de visitar a la familia. Esa escapada era en realidad la primera de una serie de peregrinajes de intención terapéutica. Entonces aún no le habían dado el retiro -faltaba todavía un año para que dejara el Arma-, pero la superioridad tampoco le había designado un destino: lo consideraban un elemento psicológicamente inestable y por lo tanto fue relegado a una suerte de limbo hasta que decidieran qué hacer con él.
    Ese vuelo entre el Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires y El Potrerillo, en Mendoza, había resultado una excursión al centro mismo del infierno. Un infierno a gran altura, o no tanto: nada más rebasar los dos o tres mil metros comenzaron a llover cuerpos hasta hacer que el firmamento se oscureciera. Ya en el sur de la provincia de Córdoba el cielo cobró una consistencia sólida de pieles y huesos humanos. Uno de aquellos hombres al parecer golpeó en su caída el alerón derecho provocando una fuerte sacudida en el aparato. ¡Hay que aterrizar, hay que aterrizar!, gritó Marcelo; ¡avisen al piloto que ellos están cayendo! ¡Díganle que aterrice cuanto antes! Tranquilícese, señor, estamos pasando una zona de tormenta, pero el comandante tiene todo bajo su control, dijo la azafata. ¡Calmate, querido, por lo que más quieras!, le rogó María del Carmen. (...)
    Era cierto que habría salido más barato consentir que lo ingresaran en una buena clínica en la que acaso a fuerza de descanso, electroshocks y adecuados consejos, lograrían que cesara el diluvio de cuerpos, pero su colega y superior en el Arma, el capitán de fragata médico -psiquiatra- Leoncio Devalle, sugirió la alternativa de los viajes. Váyase de viaje, Publiani, hágame caso. Viaje mucho, suele ser la mejor cura. Llévela a su mujer, que es una buena compañera. Ya verá que en poco tiempo se convencerá de que cuando llueve sólo cae agua... como mucho, granizo.
    Buen tipo el doctor Devalle, lástima que no hubiera estado presente la primera vez, en ese vuelo entre Buenos Aires y Mendoza. Creyó volverse loco. Lo sujetaron entre cuatro y resultó que entre el pasaje se encontraba un colega de Rosario que casualmente llevaba consigo unas dosis de sedante inyectable. Pretendieron pincharlo y hasta llegaron a subirle la manga de la camisa, pero él la emprendió a patadas. ¡Soy el teniente de navío médico Marcelo Publiani, de la Armada Argentina, y a mí no me pincha nadie, carajo! ¡Calmate, mi vida, por favor, calmate!, le rogaba María del Carmen. La verdad es que estaba aterrorizado y llegó a creer que lo arrojarían de la nave para contribuir con la lluvia de cuerpos. No pudo dejar de relacionar la situación con aquellos vuelos a seiscientos metros de altura, cuando él mismo inyectaba sedantes a esos pobres diablos desnudos que unos minutos más tarde serían lanzados al Río de la Plata. Por suerte no los veía caer: para evitar el espectáculo y a fin de no vulnerar el principio hipocrático de asistencia a los pacientes iba a esconderse en el retrete, pero los rostros de aquellos infelices se le habían pegado al recuerdo, y era muy extraño; nunca había sido buen fisonomista y algunos días hasta le costaba recordar la cara de su propia madre. Sin embargo esas caras eran inolvidables, algunas mostraban expresiones desesperadas, otras estaban habitadas por el pánico, otras veladas de fúnebre resignación. El tono sermoneante del cura sólo servía para tensar sus nervios más de lo que ya lo estaban: que ésta es una guerra al servicio de Dios y la Patria, que hay que tener coraje, que hay que saber separar el grano de la paja. Tampoco conseguía olvidarse de esa voz. ¡El cura!
    Sí, ya lo sé, doctor, le dijo a Devalle. Yo sé perfectamente que ellos ya no llueven desde el cielo. Me hago cargo de que son visiones mías; conozco muy bien la sintomatología alucinatoria, pero es un saber intelectual que no me consuela. Es que no logro sacármelos de la cabeza, créame. No puedo dejar de ver cómo caen, aun cuando entonces no los vi caer. ¿Sabe usted, doctor, lo que fue aquello? ¿Se imagina lo que significaba salir del retrete y comprobar que esos hombres, que un momento antes estaban tan vivos como ahora lo estamos usted y yo, a esas horas quizá serían alimento de los peces?
    El capitán de fragata médico Leoncio Devalle compuso un gesto severo llevándose el dedo índice a los labios, que previamente había juntado muy prietos. No, yo no sé nada ni quiero saberlo, afirmó con acento destemplado. No tengo la menor idea de qué me habla. Y se lo vuelvo a decir, no sé nada de nada. Olvídese de todo aquello, hágame el favor, y hágaselo a usted mismo, añadió suavizando la voz, y volvió a aconsejarle que viajara, que viajara mucho en compañía de su mujer, a menos que prefiriera internarse. A él le tocaba decidir. (...)

Lea el cuento completo acá.

Lázaro Covadlo nació en Buenos Aires en 1937; vive. Su obra se divide en dos etapas: una, que va de 1965 a 1975 e incluye los volúmenes de cuentos Los humaneros y En este lugar sagrado, así como la novela La cámara del silencio. Ya instalado en España, comienza la segunda etapa, con títulos como Conversación con el monstruo, La casa de Patrick Childers y Bolero, en el género novela; y libros de cuentos, Agujeros negros y Animalitos de Dios, al cual pertenece el relato arriba transcripto.

a Tope


GRAFFITTI

"Desobediencia, por tu culpa seré feliz". En San José, entre México y Venezuela, pincel sobre muro de ladrillo. Registrado por Carlos Carpintero.

"Cuba les hizo frente con mucho menos". En Freire y Zapiola (Colegiales).

"Galtieri: tu condena te sobrevivirá". En Jorge Newbery y Rodney, en una pared del cementerio de Chacarita. Vistos por Ale G.

"La única iglesia que ilumina es la que arde". Sobre las paredes de una iglesia en Mitre y Azcuénaga, Once.

"Hey Hey My My el R'N'R no morirá jamás." En Deheza y Soler, Sarandí. Anotados por Fernando A.


ETIMOLOGÍA

BATIR 'golpear', hacia 1140, del latín BATTUERE ídem.
DERIV. Batidor. Batiente, 1495. Batida, 1644. Abatir, hacia 1140; abatimiento, hacia 1450. Combatir, 1220-50; combate, 1495; combatiente, 1601; combativo, 1936. Debatir, 1220-50; debate, 1392. Embatirse, antiguo 'embestir'; embate, 1490. Rebatir, 1490.


ENCUESTA

1- ¿Qué considera que es combativo?

2- ¿Por qué va, o no, a manifestaciones?  
 a - para instalarse como agente de la historia
 b - la causa es lo de menos 
 c - por el sentimiento colectivo
 d - es una forma de válida de protestar
 e - para encontrar pareja
 f - para no perderla
 g - porque es gratis
 h - otros: 

3- Disculpe la frivolidad (el Departamento de Marketing nos presiona): ¿podría hacer un ranking de las 3 mejores manifestaciones a las que fue? 

4 - En tres líneas, ¿a favor de qué se manifiesta?

Envíe sus respuestas a niusleter@niusleter.com.ar


DEFINICIÓN

CONCIENTIZAR: Dar, tomar consciencia. "Con pan y chorizo / yo te concientizo". (Delbene, De mal en peor, La Plata, 1983)

En el Diccionario del Argentino exquisito, de Adolfo Bioy Casares.


TALLER LITERARIO

- ¿Se acuesta temprano y se despierta tarde? ¿Desayuna fuerte y almuerza poco? ¿Siente que perdió el rumbo? ¿Sus amistades le piden que vuelva de Babia?

Para que todo vuelva a ser como nunca fue: Taller Literario.
Encuentros semanales de lectura y escritura.

Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri

Para más información: niusleter@niusleter.com.ar


POEMAS

Rebelión contra el espíritu crespuscular de la poesía moderna

Qusiera sacudir el letargo de éste nuestro tiempo y dar
por sombras, formas de poder,
hombres, a cambio de sueños.

"¿Es mejor soñar que hacer?"
                                                ¡Sí! y ¡No!
¡Sí! si soñamos grandes actos, hombres enérgicos,
corazones ardientes, pensamientos poderosos.

¡No! si soñamos en pálidas flores,
en la lenta pompa de horas que caen lánguidamente
como frutos pasados de árboles marchitos;
así, vivimos y morimos sueños, no vida.
¡Gran Dios, danos vida en los sueños!
¡No distracción, sino vida!

Seamos hombres que sueñan, no cobardes,
especulando, esperando
que el Tiempo muerto despierte y nos otorgue un bálsamo
para males sin nombre.

Gran Dios, si estamos condenados a no ser hombres
                                                sino sueños solamente,
¡entonces seamos sueños que hagan temblar al mundo,
y sepamos gobernarlo, aunque sólo seamos sueños!
¡Seamos tales sombras que hagan temblar al mundo
y sepamos ser los amos, aunque sombras solamente!

Dios Poderoso, si los hombres sólo son espectros
                                                 pálidos y enfermos
que deben vivir en esta niebla y en estas luces
                                                 mitigadas
y temblar por las horas oscuras que llaman ruidosamente
o dejan al pasarlas su huella violenta,
gran Dios, si éstos tus hijos se han convertido
                                                 en algo tan efímero,
te mando que agarres el caos y engendres
alguna otra prole titánica que junte las colinas
y agite esta tierra nuevamente.


Ezra Pound nació en Estados Unidos en 1885. En 1908, viaja a Londres, donde se instaló y se convirtió en miembro activo del movimiento imaginista. Doce años más tarde, se mudó a París y luego a Rapallo (Italia), donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. En la década del '30, manifestó abiertamente su adhesión al fascismo, realizando emisiones radiofónicas antialiadas durante la contienda. En 1945 fue detenido y se lo declaró paranoico. Pasó doce años en un sanatorio psiquiátrico cerca de Washington, de donde saldría en 1958 para regresar a Italia. De su obra poética, cabe destacar los Cantos (1925), los cuales completaría en fechas posteriores y, más tarde, Cantos pisanos (1949) y Cantares (1956). Ejerció una influencia notable en James Joyce y en T.S. Eliot. Murió en Venecia en 1972


Epicedio* a un manifestante

era una manifestación cortita por una avenida larguísima
poca gente de pocos años gritando mucho
vos eras uno cualquiera cualquier pañuelo en alto
un cuello cualquiera
desabrochado para gritar mejor

la manifestación pudo llegar hasta cierta esquina
se produjeron varios disparos
se produjo tu muerte
ahora le llaman "se" a los aliancistas
cómo defenderse con un pañuelo de algodón
Corrientes y Esmeralda
esa cruz de asfalto

yo miraba detrás de un cristal
mejor dicho detrás de un cristal y una cortina
a mí me toca una ínfima parte de tu muerte
pero en materia de muerte la menor fracción equivale al todo
es decir te debo la vida
para no pagarte cometo esta felonía
intento sobornarte con este versito

* Epicedio: (del griego epi, sobre, y kédos, exequias) Composición poética que se recitaba antiguamente delante de un cadáver.


César Fernández Moreno nació en Buenos Aires en 1919. Hijo de Baldomero, creció ligado a la poesía y consiguió una voz propia. Su primer poemario, Gallo ciego, apareció en 1940. Otros de sus libros de poemas son: Veinte años después (1953), Sentimientos (1961, del cual tomamos el poema transcripto), Argentino hasta la muerte (1963), Los aeropuertos (1967). También se dedicó al periodismo, la crítica cinematográfica y escribió ensayos como Introducción a la poesía y La realidad y los papeles. Falleció en 1985.

a Tope


CUALQUIERA

Las máscaras

    ¿Quién ha inventado las máscaras?
    La pregunta es ahora de oportunidad. Pero lo curioso es esto: que, probablemente, el carnaval y las máscaras, dos cosas que parecen unidas por íntima asociación de ideas, tienen origen absolutamente distinto.
    La invención de las máscaras se atribuye a Tespis, el legendario poeta griego, creador de la tragedia, que, improvisando un teatro ambulante desde la plataforma de su carro de viñatero, fué quizá el fundador del espectáculo escénico, el precursor del teatro moderno, con sus variadas manifestaciones artísticas, con todos sus lujos y refinamientos.
    El hecho es que los antiguos actores griegos estilaban el uso de la máscara, con la expresión esquemática de la risa, de la cólera o del desdén, según fuera la escena que les correspondía recitar. Como los teatros griegos eran muy amplios, los actores usaban calzados especiales para aumentar su estatura y producir mayor efecto en el público: esos calzados eran el coturno y el borceguí.
    En cuanto al Carnaval, desciende directamente de las lupercales, de las saturnales y bacanales, fiestas licenciosas de la antigua Roma, días de locura y de excesos, en que desaparecían en el desorden común todas diferencias de casta, de dignidad, de fortuna. El mismo cristianismo tuvo que transigir con esa, como con otras costumbres.Y el Carnaval fue el resultado de esa transacción, tan licencioso como antes, a pesar de los esfuerzos de la ley religiosa para contenerlo, y limitar sus desmanes y su duración. A pesar de todo, el gusto por las fiestas de carnestolendas llegó a cundir tanto, que, mediante privilegios especiales, hubo ciudades que lograron alargar su período. El carnaval de Venecia, célebre en todo el mundo hasta el siglo XVIII, en cierta época duró más de seis meses, y llevar la máscara era costumbre ordinaria en la Venecia de entonces, llena de intrigas políticas y galantes.(...)

Jesús M. Jauret en Titanes de lo extravagante y raro, Ed. Anaconda, Bs. As., 1946.


RESPUESTAS

2- ¿Por qué no se brinda con café?

Porque el pocillo es chiquito y se sirve hasta arriba. Seguro se vuelca y si se vuelca: quema.
Juan Manuel El Tano

Porque en lo velorios no se estila brindar.
"Morenita" Torrada, de Colombia

a- Por falta de imaginación.
b- C-alienta, A-turde, F-unde, E-mbola
c- ¿Quién dice que no?
d- Salpica y mancha y rompe las t
e- Depende de las circunstancias.
f- por falta de f (cae)
g- otros: lo hacen o en su defecto, será por aquello de no recibir un flor de café.
Diana Cegelnicki

porque la porcelana no suena bien
porque nunca entra el indice en el aza
y se corre el riesgo de revolearla a la mierda
Ángeles V.

Porque es una bebida de tránsito más que de destino, por mucho que le quieran leer la borra. Además, es muy jodida para hacer fondo blanco.
Fernando Camorro

Por que si salpica al levantar las tazas, quema las manos y mancha la ropa. Porque es oscuro y espeso, se brinda con transparencia de efímeras burbujas, que parece ser la textura de los festejos.
Saha

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AGRADECIMIENTOS:

Tené tu sable lustrado, Mariano Valcarce, Soporte Técnico, la lucha es cruel y es mucha.
A quienes nos quieren voltear.
Depto. de Marketing.
A la avalancha de nuevos suscriptores, que casi nos hacen colapsar el sistema. 

Pilar Lagos.
Andrés Levinson.
Patricia Suárez. Jesús Jiménez Reinaldo.
Aldo Vercelino. José Augusto De La Via. Maritza Zabala Rodríguez.

Mariano Valcarce, Soporte Técnico, nos recomendó "no usar cubiertos con mango de madera".


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