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Ñ S
U
# 199
-embriaguez libertaria-
"Cheever comentó que siempre podía reconocer 'un renglón alcohólico' en la obra de un escritor. No estoy exactamente seguro de a qué se refería, pero creo que lo sé. Cuando estábamos enseñando en el Taller de Escritores de Iowa, en el semestre del otoño de 1973, él y yo no hicimos otra cosa más que beber." Raymond Carver
"El
que abusa de un líquido no se mantiene mucho tiempo sólido."
Charles Augustin Sainte-Beuve
"Vino, enseñame el arte de ver mi propia historia / Como si esta ya fuera
ceniza en la memoria."
Jorge Luis Borges
"El que se pierde es el que encuentra las nuevas
sendas."
Nils Kjaer
PROSA | Saturnino Fernández, héroe | Ignacio Covarrubias |
DEFINICIÓN | Sindudamente | La pucha | Salame |
NUSLÉTER TRABAJA | A diez manos |
ETIMOLOGÍA | Abstemio | Cantimplora | Copetín |
FIGURITAS | Free Play | Stephen Nachmanovitch |
ENCUESTA
TALLER
LITERARIO | De novela |
POEMAS | La misma luz en todas partes | Damián Ríos |
GRAFITI
COSAS DE BUENOS AIRES | Lugares de ocio y recreación |
RESPUESTAS | Espacio verde |
CUALQUIERA | Baño vitalizador |
ENLACES | Varios
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festeja #200:
Fecha, lugar y horario a confirmar.
Ya te llega la invitación.
Saturnino Fernández, héroe
El 12 de diciembre de 1956, Saturnino Fernández abandonó la
redacción de “Crítica”, a las 18, y cruzó al “Whisky Bar”, situado enfrente,
donde comenzó a beber a su salud, práctica que realizaba invariablemente desde
hacía 30 años. Por regla general, bebía dos o tres copas de caña, pasaba después
al vermouth y luego seguía ya con lo que se terciara. Alrededor de la medianoche
su lengua estaba estropajosa pero su mente, colmada de una celestial serenidad,
sentía que el cuerpo a que estaba atada era capaz de realizar cualquier cosa.
En tan feliz estado de ánimo dormía hasta mediada la mañana,
momento en el cual desayunaba con un par de aspirinas y se preparaba para su
cotidiana labor de reportero. Era una vida metódica, si no mesurada, y con tan
singular régimen esperaba alcanzar los cien años de edad, basado en un claro
razonamiento de orden científico.
-Todo puede conservarse mejor por medio del alcohol.
Empero esa noche precisamente -la del 12 de diciembre-
ofrecería cambios singulares en su destino, le causaría la muerte y lo tornaría
célebre en la historia del mundo, marcando su nombre un hito entre el pasado y
el futuro y creando nada menos que el “Gobierno Mundial”, esfuerzo en el que
fracasaran todos los teóricos y todos los políticos, desde Alejandro Magno hasta
Atila, desde Genghis Kan hasta el Mahatma Gandhi, con diversos métodos.
Esa noche ocurrieron tantas cosas que resulta difícil
narrarlas con una cierta lógica. El 12 de diciembre, en Buenos Aires -y
especialmente en la avenida de Mayo- hacía un calor de todos los demonios. De
todos los demonios, en cambio, era el frío que hacía en Groenlandia. En la base
aeronaval del “Proyecto Bronx”, punto indeterminado por la censura militar del
Pentágono, Washington, el piloto Dave Richardson emprendió vuelo en un aparato
de retropropulsión “Flash”, de ocho turborreactores y capaz de desarrollar “3
Machs”, o sea, 3 veces la velocidad del sonido.
Ascendió verticalmente hasta 10.000 metros, aprisionado por
el traje compensador de presión, y aspiró el oxígeno de los tubos especiales en
un vuelo que habría de ser pura rutina, destinado únicamente a probar un nuevo
sistema descongelador del fuselaje.
Dave cruzó la barrera supersónica, invirtió los mandos y
siguió volando en línea recta y con rumbo este-nordeste mientras se comunicaba
con la base.
“Altura, 10.000; velocidad, 3 Machs; vuelo normal;
temperatura exterior, 36 grados bajo cero...”
Sus palabras llegaban monótonamente a la base cuando de
pronto cambió el tono de voz. Se hizo tensa la expresión, los que controlaban la
prueba oyeron exclamaciones impropias de un piloto en vuelo -máxime que en caso
de accidente podía morir con ellas en la boca, lo que no era recomendable para
el alma, ya que lo del cuerpo no tendría compostura- y pensaron en los primeros
momentos que el infortunado Richardson se había vuelto loco.
-¡Frente a mi proa, veo una nave extraña! ¡Creo que es un
plato volador! ¡Como aquellos de 1951! Se precipita hacia delante... ya no la
veo más... ¡Diablos! Otra... y otra... a 190 grados una formación.... son
docenas... el cielo está cubierto... acabo de esquivar una... tenía una
luminosidad celeste... una velocidad de 20 Machs... ¡qué barbaridad! ¡Eh, hijo
de perra... casi me arranca un ala! Están dejando caer algo. Parecen copos de
nieve... o algodón... No, parecen plumones blancuzcos... ¡Cuidado abajo...!
¡Lancen la voz de alarma! ¡Alarma...!
No se lo escuchó más ni se lo volvió a ver. Dave Richardson,
de acuerdo a los historiadores, fue la primera víctima.
Lord Evanston, adventista del Séptimo día, era también
abstemio además de gobernador británico de Singapur. El 12 de diciembre de 1956
se encontraba en la veranda de la casa de gobierno conversando con su esposa,
mientras ambos bebían un refrescante vaso de jugo de lima -importado de
Inglaterra, por supuesto- y comentando los sucesos del día.
-Creo que sir David debiera tener más cuidado con su
personal. Me parece que su nuevo ayuda de cámara es comunista y eso es
peligroso, mucho más en Malaya.
En ese preciso momento, eran las 23.1, cayó en el jardín de
la residencia una extraña lluvia de algo parecido a plumones blancos. Pero no se
trataba de materia inerte. Al caer, comenzaban a arrastrarse como si fueran
hojas empujadas por el viento y a formar montoncitos que poco a poco tomaban una
forma esférica del tamaño de una pelota de fútbol.
Lord Davidson quedó con la mano en alto, el vaso empuñado, la
boca abierta. Lady Davidson lo miró con espanto.
-¿Qué te pasa, darling...?
No pudo ella terminar la frase, inmovilizada a la manera de
las figuras de cera del Museo de madame Tussaud.
Tovarish Bulganin -dijo Molotov-, la situación es
insostenible. Los norteamericanos se arman y nosotros también.
¿Cuándo vamos a comenzar la guerra? Creo que esta primavera sería lo más
indicado. Nuestros depósitos de bombas atómicas...
Bulganin sonrió con toda la boca, con buen humor y picardía.
Después se aproximó a una de las ventanas de doble cristal,
del Kremlin, para ver cómo caía la nieve en uno de los patios interiores. El
espectáculo lo atrajo en tal forma que no escuchó más a Molotov.
-Eh, Tovarish, ¿qué le pasa? -gritó Molotov.
-Mire... mire aquello...
Entre los copos de nieve, caían otros, algo mayores, lentos
también, pero se los veía a la luz de los reflectores encendidos para evitar
toda sorpresa, tomar una forma esférica y agruparse.
-¿Qué es eso? ¿Serán las nuevas armas que nuestro servicio de
informac...?
Ninguno terminó de hablar. Habían quedado petrificados. Eran
las 23.6 de la noche del 12 de diciembre de 1956.
Esa noche, a las 23 en punto, hora local -¡siempre hora
local!-, el reelegido presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower -al
grito de “I like Ike again”, “me gusta Ike otra vez”- estaba a punto de calzar
las pantuflas en su dormitorio de la Casa Blanca, mientras charlaba con su
esposa Mamie.
-Odio el invierno -dijo Mamie.
-Mamie, no digas eso -sentenció Ike-. Ojalá el invierno
durara toda la vida. Creo que en la próxima primavera las cosas comenzarán a
marchar de mal en peor. Cada vez que veo caer la nieve, me alegro.
Se ajustó el cinturón de la bata y antes de apagar la luz,
acercó el rostro a la ventana. Y allí quedó, pegado de narices al cristal
empañado. Mamie estaba recostada, en la cama, con los ojos abiertos y no notó
nada.
Saturnino Fernández había llegado a un grado de beatitud por
el cual pagaba todo el dinero que podía percibir como reportero y cubría el
saldo con su propio hígado, porque la felicidad alcohólica exige un alto precio.
Miró el reloj. Eran las 23.9 -hora local, por supuesto-, cuando notó un revuelo
entre los parroquianos.
Oyó los gritos, vio correr a la gente de un lado al otro,
mirando hacia el cielo.
-¿Qué pasa?
De pronto, se acalló todo. Un ómnibus número 164 subió a la
acera y barrió con las mesas instaladas en ella. Hubo tres o cuatro muertos y
varios heridos. Nadie se movió. Los que sufrieron el impacto cayeron, los demás
quedaron inmóviles. Saturnino Fernández pidió una copa más al barman. El barman
-José Antonio López, español de 21 años, con 2 residencias en el país- estaba
con la cocktelera en el aire, ojos y boca abiertos, sorprendido en el instante
de mezclar un San Martín seco.
Por la avenida de Mayo comenzaban a verse unas extrañas
pelotas de plumón blanco. Saturnino se rascó la cabeza. Con paso inseguro, eso
sí, pero mente apacible, trató de levantar a un herido que no se quejaba aunque
le sangraba profusamente la cabeza. No lo logró. Pidió ayuda a un transeúnte
paralizado y éste no pareció oírlo.
Decidió entonces que debía afrontar la situación con calma.
Retornó al mostrador del bar, pasó por encima del mueble y tomó una botella de
la cual bebió un largo trago sin necesidad de usar el vaso.
-Eh... ¿Qué pasa?
Una voz aguardentosa desde el fondo, lo interpeló.
-Tráigame un trago, compañero.
Era un sujeto de barbas, con los ojos inyectados en sangre,
el que reclamaba algo más de bebida. Saturnino se unió al barbudo y ambos
terminaron de beber la botella mientras discutían la situación.
-Lo que me parece -decía el barbudo- es que vos estás muy
borracho.
-Por cierto que lo estoy -respondió Saturnino-. Pero eso no
me impide ver esas pelotas blancas. Y toda la avenida de Mayo está paralizada.
Nadie se mueve. Debe ser alguna peste.
Saturnino, del brazo del barbudo, comenzó a recorrer la
ciudad. Al rato de andar, tomaron un automóvil, bajaron al chofer paralizado y
lo condujeron por turno. Ninguno de ellos era chofer avezado, pero cuando el
auto se detenía o se abollaba contra cualquier obstáculo, se apoderaban de otro.
También detenían la marcha de vez en cuando para descender
ante un bar, con toda la gente paralizada, y apoderarse de algunas botellas,
reserva de combustible imprescindible. Hasta que poco a poco, con la lógica de
los ebrios consuetudinarios, llegaron a una aterradora conclusión.
-Oye, barbudo -dijo Saturnino-, ¿te das cuenta de que la
ciudad está paralizada?
-Me doy -respondió el barbudo con un laconismo hipante.
-Y que hasta ahora, ¿quiénes no han sido afectados?
-Nosotros dos.
-Además de nosotros, los demás que hemos encontrado aún en
actividad son los borrachos.
-Es cierto.
-De modo que... ¡salud!
Sin nada de la moderación homeopática, ambos siguieron un
tratamiento a fuerza de botellas. Y muy pronto relacionaron la paralización de
la ciudad con las bolas blancas que estaban en todas partes. En las calles, en
las plazas, en algunos balcones.
-Lo que tenemos que hacer es destruir estas cosas -decidió
Saturnino.
Manos a la obra. Comenzaron en la plaza del Congreso. A
puntapiés y luego con un camión municipal barredor, hicieron una alta pila de
bolas de plumón y le prendieron fuego. La pila ardió magníficamente. Luego otra
y otra. A la madrugada, fatigados, proseguían su labor.
Pero habían reclutado a un centenar de borrachos que con paso
inseguro se dedicaban a la labor, estimulados por constantes tragos. Saturnino y
el barbudo iban y venían, de los bares más cercanos, a varios puestos
improvisados, reabasteciéndoles de bebidas. Y al cabo de dos días, despejado un
terreno aproximado de seis manzanas, vieron con estupor que los paralizados
comenzaban a revivir.
Quienes daban señales de movimiento eran enrolados de
inmediato, previa dosis de bebidas estimulantes y una vez bien borrachos, se los
lanzaba a la lucha.
La lucha, en Buenos Aires, duró nueve días, pues en
proporción geométrica, los grupos de Saturnino y el barbudo se convirtieron de
patrullas en regimientos, de regimientos en divisiones, de divisiones en cuerpos
de ejército. Se tambaleaban, hipaban, dormitaban un ratito, siempre vaso en mano
y armados con abundantes bebidas, continuaron su avance.
Conquistada la ciudad, se reconquistó el interior y se
lanzaron expediciones al resto del mundo.
En aviones que zigzagueaban, conducidos por pilotos ebrios,
partieron las fuerzas de choque de Saturnino enarbolando la bandera que
ostentaba una efigie de la Libertad con gorro frigio y una botella en la mano.
Llegaron a otras ciudades y otros países. Se liberó América
primero, después Europa; poco a poco, los hombres de la botella limpiaron al
mundo.
En la Academia de Ciencias de París, en la Comisión de la
Energía Atómica de Estados Unidos, en el Centro de Investigaciones Lenín de
Moscú, se estudió el caso. Una comisión internacional de sabios dio su dictamen:
“Aparatos no identificados provenientes del espacio, lanzaron
sobre la tierra un material que no ha podido ser analizado totalmente, pero del
cual se guardan muestras, que paraliza la mente de los seres humanos. Con tan
simple armamento, los invasores hubieran podido apoderarse de la Tierra
fácilmente. No calcularon, en cambio, que las mentes de las personas afectas al
alcohol, quedaban por tal hecho inmunizadas a tales efluvios nocivos. La sangre,
con alto dosaje alcohólico, los preservó de caer vencidos, su mente,
acostumbrada a los vapores vínicos, pudo actuar a la perfección.”
Los historiadores gloriaron la figura magnífica del héroe y
mártir Saturnino, caído gloriosamente en la defensa de nuestro planeta, a
consecuencia de una cirrosis hepática, complicada en las últimas horas de su
agonía con las visiones apocalípticas de un delirium tremens de órdago.
Un mes más tarde, el 12 de enero de 1957, Bulganin y
Eisenhower almorzaban en “algún lugar de Europa”. El vodka y el whisky
corrieron, claro está, como “preventivo” contra cualquier otra invasión. Pero de
ese almuerzo y de muchos otros surgió el Gobierno Mundial, se borraron las
fronteras y ondeó, junto a las banderas de todos los países, la bandera de la
Libertad con la botella.
La humanidad se había unido contra los invasores espaciales y
brindaba por la concordia y por la paz. Hubo, es cierto, una época de grandes
emigraciones en masa, pues muchas eran las personas que creían vivir mejor allí
en lugar de aquí.
Después se recuperó el equilibrio y todo marchó mejor. La
mayor parte de los presupuestos de guerra se destinaron a fabulosas destilerías
y la estatua de Saturnino Fernández, con su rostro ascético y su vaso alzado
hacia el cielo, como desafío a los desconocidos de otros mundos, está en todos
los lugares venerado y admirado.
Desde el lugar donde escribo estas líneas diviso su silueta
en medio de la plaza. Son las 23 y he terminado. Beberé media botella de whisky
y me marcharé a casa.
Primero tengo que estar algo alcoholizado, si no las
patrullas policiales me detendrán. La sobriedad es una infracción grave en
nuestro nuevo, pacífico, amable y magnífico mundo.
Bs. Aires, diciembre 12 de 1959. (Escrito para el Boletín
Internacional de Estudios Históricos, edición destinada a conmemorar a Saturnino
Fernández, Apóstol de la Botella.)
Ignacio Covarrubias, argentino y periodista. Publicó la
biografía para niños Thomas Alva Edison (1958). También tradujo y prologó
Cartas de W. H. Hudson a Cunninghame Graham y a la Sra. de Bontine:
1890-1922. Sin datos precisos sobre su fecha de nacimiento, se estima que ya
murió.
SINDUDAMENTE. Indicativo de cosa que ocurrirá con toda seguridá, sin ninguna duda: "Maniana saldrá el soL, sindudamente..." (Sartre)
¡LA PUCHA! Insolensia que se pronunsia rápidamente y moviendo los brasos para darle mas énfasis y elocuensia: "Leonardo quiso apretar los frenos, pero viendo de que no le respondían, largó el volante y gritó: ¡la gran pucha!" (Montaine)
SALAME: Verbo que se usa para indicar a una persona sonsa o medio pavota: "No te casés con mister tomorroW ques un salame..." (Chesterton, pájina 178). La aplicasión de salamE tiene que ser hecha con la mayor justesa posible, o sea de que no se le puede desir a un mosO estúpido: "A ver, che salame: traeme un sángüiche de salamE!", porquentonses se forma una redundansia que no tolera lacademiA de la lengua.
En el "vocabulariO" al final de Consejos para futuros gobernantes, de César Bruto (Carlos Warnes).
¿Inventaste una tipografía y no sabés qué escribir?
¿Tenés un sitio a estrenar y está pelado?
¿Te pasaron un artículo insoslayable pero no leés en ese idioma?
¿Ya no sabés qué proponerle a la gente a tu cargo para que se les caiga una idea nueva?
Ñusléter trabaja:
~ Corrección y creación de
contenidos.
~ Talleres para poca y mucha gente.
~
Traducciones de inglés, francés y portugués.
~
Investigaciones y notas.
Más información acá.
ABSTEMIO, 1524, tomado del latín abstemius, ídem (no se relaciona con abstener ni abstinencia, pero sí con temulentus, 'borracho').
CANTIMPLORA, 1543, 'sifón (tubo o conducto)', 'vasija usada para enfriar el agua', 'frasco revestido para llevar bebida'. Tomado del catalán cantimplora, antes cantiplora, 1460 y éste compuesto de canta i plora 'canta y llora', por el ruido que hace la cantimplora al gotear.
Adaptadas del Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española de Joan Coraminas, Ed. Gredos, Madrid, 1990.
COPETÍN. Bebida o mezcla de bebidas acompañada de ingredientes que estuvo muy de moda en la década de 1940. Viene del latín cuppa, copa, que dio cupo en español antiguo. De ambas formas -copa y cupo- proviene una serie de palabrascomo copete, cúpula, incumbir (meter en la misma copa(, copera, copo y copetudo. "Levantar el copete" supone entre nosotros presumir o rebelarse. Y en periodismo, copete es la presentación de una nota.
Tomada de Tres mil historias de palabras y
frases que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman, Aguilar, Buenos Aires, 1999.
Free Play - La improvisación en el arte y en la vida
(fragmento)
La improvisación, la composición, la escritura, la invención, todos los actos
creativos son formas de juego, el lugar de comienzo de la creatividad en el
ciclo del crecimiento, y una de las funciones primarias de la vida. Sin el juego
el aprendizaje y la evolución son imposibles. El juego es la raíz de donde surge
el arte; es la materia prima que el artista canaliza y organiza con todo su
saber y su técnica. La técnica misma surge del juego, porque sólo podemos
adquirir la técnica por la práctica de la práctica, experimentando y jugando
persistentemente con nuestras herramientas y probando sus límites y
resistencias. (…)
Todos hemos observado la intensa concentración de los niños
en el juego, esa concentración de ojos muy abiertos en la que tanto el niño como
el mundo desaparecen, y sólo queda el juego. Los adultos involucrados en un
trabajo que aman también pueden experimentar estos momentos. Es posible
convertirse en lo que uno está haciendo; estos momentos llegan cuando ¡Paf!,
allá vamos, y no hay más que el trabajo. La intensidad de la concentración y la
vinculación en el tema se mantiene y aumenta, las necesidades físicas
disminuyen, la visión se estrecha, el sentido del tiempo se detiene. Uno se
siente alerta y vivo; los esfuerzos no requieren esfuerzo. Uno se pierde en su
propia voz, en el manejo de sus herramientas, en su sentido de las reglas.
Absorbido en la pura fascinación del juego, de las texturas y resistencias y
matices y limitaciones de ese medio particular, se olvida del tiempo y el lugar
en que está... (…)
La idea occidental de la práctica es adquirir destreza. Está
muy relacionada con nuestra ética de trabajo, que nos exige soportar ahora la
lucha o el aburrimiento, en aras de las recompensas futuras. La idea oriental de
la práctica, en cambio, es crear la persona, o más bien actualizar o revelar a
la persona completa que ya está allí. No es una práctica para algo, sino una
práctica total, suficiente en sí misma. (…)
No hace falta practicar ejercicios aburridos, pero hay que
practicar algo. Si la práctica le parece aburrida, no se escape de ella, pero no
la tolere. Transfórmela en algo que le convenga. Si se aburre de tocar una
escala, toque los mismos ocho tonos pero cambiando el orden. (…)
Es bien sabido que se puede abrir el grifo del proceso
creativo con la escritura automática, dejando simplemente fluir las palabras sin
censurarlas ni juzgarlas. Siempre se las puede arrojar al canasto más tarde.
Nadie tiene por qué enterarse. (…)
Si usted escribe a máquina al tacto y tiene una computadora,
cierre los ojos y tipee. Deje que las palabras vayan del corazón hasta las yemas
de los dedos. No permita que los ojos o el cerebro se entrometan. Luego puede
retroceder e imprimir... Simplemente invente algún canal o flujo desde el
corazón hasta la realidad y alguna forma de registrarlo para que después, en
otro estado de ánimo, pueda juzgar el trabajo y corregirlo. Practique esto
totalmente liberado de los juicios, volcando su corazón sin discriminación.
Entonces, tal vez meses o minutos más tarde (y allí es donde su forma de arte
llega a parecerse a la improvisación musical), comience a mezclar la actitud de
juego libre con la actitud de juicio en el mismo momento. Abra lentamente los
ojos mientras escribe, deje que su conocimiento de la lengua y la literatura, la
cultura y el oficio, se filtren en lo que fluye de su corazón al papel, a la
pantalla de la computadora... (…)
Sacado del libro homónimo de Stephen Nachmanovitch (1950).
¿Qué fue lo mejor y lo peor que hiciste bebida/o?
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Taller de escritura de novela
Coordina: Mariano Fiszman, escritor y traductor de novelas.
Contacto:
marianofiszman@hotmail.com
La misma luz en todas partes
(fragmento)
Este es un poema dedicado:
Marina, Julia, Germán, Mariano.
Empecé otro
sobre bichitos de luz, aviones
y ruidos de gente sola que se conecta
a cualquier hora o
llama por teléfono y todo se mezcla
con el pedo de mi viejo un verano
a las tres de la tarde,
cuando no es mi viejo todavía,
es mi papá,
y falta un rato para que empiece a entender,
tengo los pies metidos en el barro.
O las luces de los aviones o las de los bichitos de luz,
o las que se reflejan en las caras de los
que hacen fuerza con los dedos,
los codos, los hombros y teclean:
"serán las tres?"
Son las tres o las diez,
hay sol, en algunas partes soy el uno
que se ceba un mate en un pe hache
en planta baja, arriba duermen ellas,
se dan vuelta, me tropiezo con un zapato,
pateo una caja de pastillas,
está oscuro.
Ay, cómo me duele la nuca
de tanto mirar de los aviones las luces
de los bichitos que andan al ras del piso
y se apagan, allá está, no, está allá, está:
el movimiento
para agarrar un bichito
de luz debe ser armónico
y estudiado,
inclinando apenas los hombros y pensando vas a ver
bichito, vas a ver.
Después, cerrar las manos como un cuenco para estudiarlo.
Si se prende es porque está asustado,
si se apaga es porque está buscando novia
y piensa que para buscar novia
hay que ser medio canuto.
Ay, esa rama de sauce que una tarde mete
y saca del agua mi viejo, hace calor,
sigue sentado con el agua hasta
las rodillas al lado del titi,
su mejor amigo, me acerco y los miro.
¿Están en pedo?
Sí, están en pedo.
Todos merecemos estar en pedo.
Todos merecemos estar en pedo.
Todos merecemos estar en pedo.
(...)
Damián Ríos nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1969. Colaboró en distintas revistas (Diario de Poesía, Los amigos de lo ajeno), cofundó Interzona editora, donde fue director editorial hasta 2006. Publicó la novela Habrá que poner la luz (1999) y los libros de poemas: La pasión del novelista (1998), De costado (2000), Poemas perros (2001), El perro del poema (2005), Polvo (cd-rom, 2004) y Como un zumbido (2008, de dónde provienen estas líneas).
"Martu:
Te amo.
Tu desastre".
En Pacheco de Melo entre Av. Las Heras y Billighurst (Barrio Norte).
¿Aburrida y sin
saber qué hacer?
Mirá
estos lugares de ocio y creación:
BIBLIOTECAS
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~ ¿Puede recomendar un espacio verde...?
1- para ir a leer o escribir:
2- para ir de levante:
3- para salir a correr:
4- donde tener sexo:
5- para otros propósitos:
Soledad B. dijo:
1-Parque Lezama
2-Plaza Dorrego (q ahora q lo pienso no es taaaan verde)
3-El Rosedal
4-Plaza San Martin
5-para endrogarse bien endrogado cualquier placita de barrio está bien, en el mástil
J dijo:
una mesa de billar
Ana dijo:
1-
PATIO INTERNO DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA (RECONQUISTA ENTRE PERÓN Y
SARMIENTO)
2-
EL RÍO DE QUILMES... UN CLÁSICO, PERO TODAVÍA FUNCIONA
3-
CORRER...??? NI IDEA. MI CEREBRO NO REGISTRA ESE VERBO
4-
LA PLAZA QUE ESTÁ FRENTE A TRIBUNALES
5-
SIEMPRE ES BUENO DISPONER DE UN RATO PARA "HACER NADA" EN LA PLACITA DEL BARRIO,
NO?
Más respuestas y preguntas en www.niusleter.blogspot.com
Baño vitalizador (Sistema Valeta)
Este baño produce un aflujo de sangre hacia el vientre; esta
activación de la circulación sanguínea en esta zona facilita la eliminación de
tóxicos y venenos a través de los intestinos y riñones principalmente.
Además, el contacto del agua sobre la piel del bajo vientre
estimula las numerosas terminaciones nerviosas que caracterizan a esta región
del cuerpo la cual es transmitida por acción refleja a todos los órganos del
cuerpo, especialmente al órgano enfermo, el cual reacciona aumentando su
actividad eliminatoria que le permite desembarazarse de sustancias que
dificultaban su normal funcionamiento.
Las personas que por hallarse impedidas no puedan aprovechar
los beneficios de este baño, pueden reemplazarlo con la COMPRESA ABDOMINAL
DERIVATIVA que es de efectos parecidos y de aplicación más práctica en muchos
casos.
Cómo hacer el baño vitalizador
Llenar el bidé con agua
natural en verano y tibia en invierno (las manos deben soportar sin molestias la
temperatura del agua).
Quitarse las ropas pero no el calzado, para que no se enfríen
los pies (calentar un poco el ambiente con una estufa si hace frío).
Sentarse en el bidé. Tomar con una mano una esponja, toalla o
género de algodón; mojarla en el agua y luego exprimirla a la altura de la boca
del estómago, de manera que el agua corra hacia abajo por las paredes del
vientre. Volver a mojar y a exprimir en forma continua de manera que toda la
superficie del vientre reciba el beneficio del agua.
Si no, se dispone de bidé, puede utilizarse un lebrillo (de
los que se utilizan para lavar la ropa), de tamaño adecuado sobre el cual se
apoya una tabla para poder sentarse.
En lugar de la tabla puede utilizarse un banquito que se
coloca dentro del lebrillo. El agua nunca debe llegar a la altura del asiento;
debe estar siempre por debajo del mismo.
La duración del baño puede oscilar entre 5 y 15 minutos,
según los casos. Una vez finalizado el baño, secarse y vestirse.
Horario de aplicación más conveniente: entre comidas, dejando
transcurrir por lo menos 2 horas desde la última comida. Generalmente lo
aconsejamos antes del almuerzo y de la cena.
Tomado de Alimentación y salud, de Víctor A. Bianco, Edición de autor, Rosario, 1985.
~ Ñusléter #198
Imperdible coso periódico de algo literario
http://www.niusleter.com.ar/usleter/usleter198.html
~ Yo río
Suplemento cultural creativo de Gualeguaychú
http://supleyorio.blogspot.com/
~ Los Asesinos Tímidos
Revista de crítica y opinión literaria. El número 13.
www.losasesinostimidos.blogspot.com
~ Los Bigotes de Dalí
Encuentro virtual de expresiones artísticas.
http://www.losbigotesdedali.com.ar
Felices cumpleaños, Mariano Carrara, Luciano Cánovas, Leti Piazza, Agustín J. Valle, Chevy Pérez, Campa; felicitaciones, Fede Güerri; Valeria Galliso; Manuel López de Tejada y flia.; Universidad Experimental de Rosario y la Coreografía de los Movimientos; Ensayos en Vivo; Irene Cerro; Herni La Greca; Ignacia; Fede y Lauren; Clara Encabo; Mariano Fiszman; Lisandro Aldegani; Delfina Venditti; Ana Encabo; Paco Savio; Lisandro Etala; Tomy Lucadamo; Paio Zuloaga; Gabi Díaz Velar; Mariana Roca; Julia Sarachu, Vanina Colagiovanni, y Gog y Magog; Funes y Los Mudos; C. C. Zas; La Quetrófila; C. C. Pachamama; Matías Fernández; Ale Raymond y El Hombre de la Bolsa; Paula Aguirre; Fede Levin; Adrián Bechelli; Acantilada; Ricardo Romero; Gerardo Curiá; Juan Burzi; Santi y Agus Güerri; Lucio Castro; Victoria Palacios; Disco Faro; Mariano Valcarce; a todas las personas que nos escriben para mandarnos cariños y a las que nos lo dan en persona; a todas las que brindan con alegría y con motivos, y a las que se emborrachan hermosamente porque sí, salud.
Cuando volvés reempedo de la fiesta,
y te quedaste con ganas de decirle más cosas,
y está la máquina prendida,
no mandés ese mail, es por tu bien.
Mejor reenviále Ñusléter.
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