# 176
- laburante de literatura -
"A mi alrededor nadie pudo comprender la naturaleza verdadera de mi trabajo. Había conseguido ya esa habilidad que me permitía traducir cinco carillas por hora, me bastaban cuatro horas diarias para subsistir. Me creían cómodo, privilegiado, ellos que manejan guinches, amasadoras, tomos. Ignoraban lo que es sentirse habitado por otro, que es a menudo un imbécil: recién ahora me atrevo a pensar esa palabra; prestar la cabeza a un extraño, y recuperarla cuando está gastada, vacía, sin una idea, inútil para el resto del día. Ellos prestaban sus manos, yo alquilaba el alma. Los chinos tienen una expresión curiosa para designar a un sirviente. Lo llaman Yung-jen, hombre usado. ¿Me quejo? No."
PROSA | El hombre del casco azul | Washington Cucurto |
GRAFFITTI
TEATRO
| Datos
personales
| Julio Mauricio |
POEMAS
| Construcción del
poema
| Carlos Ardohain |
TALLER LITERARIO
| Lanzamiento por Computadora |
RESPUESTAS
| Drogados |
ENLACES
| Tiempos |
CONTACTO | niusleter@niusleter.com.ar |
1- ¿Cuánto tiempo por día boludea en el trabajo ?
a) 30 minutos
b) 1 hora
c) (contando el almuerzo) 4 horas
d) de 6 a 8 horas
e) otros:
2- En 50 palabras: un/a compañero/a de trabajo
3- ¿Sexo en el ámbito laboral? (30 palabras)
4- ¿Cuáles son el peor y el mejor laburo del mundo ?
Responda las que quiera. Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar
Una mañana con el Hombre del Casco Azul
Hola, chiris queriditos. Bienvenidos a una mañana de mi vida. Hoy viajaremos con el Hombre del Casco Azul, ese soy yo. Y esta es mi bicicleta, una playera negra que compré en Coto a 30 pesos y conoce todos los estacionamientos del mundo. A ella un día le vamos a hacer un reportaje, pero no habla si no tiene las gomas bien infladas. ¡Es turra y tiene freno a contrapedal! Es bien del palo de nosotros, siempre a contrapedal como nuestras vidas en contra de todos y sobre todo de nosotros mismos. 5 de la mañana, verano, me pongo una remera y en la mochila pongo mi pechera verde, me fijo que esté la credencial, los documentos y la libreta sanitaria, si no, no entrás a reponer en ningún Coto. Bueno, vamos siganmé que no los voy a robar. ¡Siempre quise preguntarle esto a mis lectores: cómo se sienten del otro lado de la página, cuéntenme un poquito, cómo dibujan en sus cabecitas las imágenes e historias de mi vida! ¡Cómo me gustaría estar en sus cabecitas mientras van garabateando en la materia gris las cosas que les cuento! Es como si yo entrara en ustedes y de repente, ustedes entraran también en mi vida. ¡La lectura es una travesura cómplice, esta página es el nacimiento de una hermandad de ustedes conmigo y con ellos y ojalá con el mundo! Acepto este lado de la acción y cuento como puedo, como me va surgiendo, a los tumbos y con todas las tonteras por delante. Salgamos con mi bici a la calle y nos dirigimos al primer Coto que hay que "atender". Imagínense que son muñequitos y van pegados a mi casco azul, hay que imaginar algo así, porque en la bicicleta no entramos todos, o ¿saben qué? mejor piensen que son las calcomanías que siempre pego en mi casco azul. Un día, cuando deje este trabajo y pueda hacer algo mejor (a veces pienso que no hay nada mejor). Bueno, ese día, voy a sortear mi casco azul de repositor entre todos mis amigos. Nada más pa que todos se sientan repositores alguna vez. 5.30, hoy ustedes son los mejores repositores del mundo, porque van conmigo, un repositor con humanidad, amor y buena onda, que es lo que falta en el mundo. ¡Vamos muchachos! Pedaleo, el corazón me acelera y ya estoy llegando por Mitre hasta Once. De repente, chas, nos encontramos con las luces de la Plaza Once que la cruzamos en bicicleta en dos segundos. ¿Más despacio? Quieren contemplar el panorama. Okey, esos son los borrachitos cumbianteros de Latino Once, ese vaso gigante con cerveza chorreando es el cartelón de la Chevecha. A su alrededor hay telos, telos y telos. Ecuador del 1 al 100 es la calle de los telos, como la calle Rojas o Yerbal en Flores. Ya llegamos al Coto, desde la Playa de Estacionamiento, respiren el aire puro de la mañana, miren desde acá mientras encadeno la bici, las gigantescas góndolas, qué naves, qué máquinas de la perfección humana. La góndola. Ella nos da un lugar de pertenencia. Góndolas, las hay de todos los tamaños con todas las cosas que se imaginan y las que nunca vieron, por ejemplo los nuevos patitos de agua que vienen con las pilas Eveready de regalo promocional. Muchas veces las promociones son mejores que el producto. Góndolas, góndolas, góndolas, mírenlas, hijas mías, hermanas y primas, como me encantaría ser un robot de pija de fierro pa embambinármelas a todas que es lo que les falta para ser mejores que la mejor vedette... Una vez pasado el control policial, crede, libreta, cara afeitada, nos dirigimos al depósito a cargar un palet con mercaderías para la góndola. ¡Mal hecho! Nunca se baja al depósito antes de mirar la góndola. Primero se mira la góndola para saber lo que hace falta reponer. Pero yo soy Gardel del Casco Azul, soy el Hombre de La Pelota no se Mancha de la Pechera Verde. Acá, me las sé todas, hasta las cosas que la gente saca de la góndola, sé. ¡Bajemos nomás al depo muchachos, que están con un experto!
Repositor interno creído jefe, un poco buch del encargado (siempre hay uno por góndola en todos los supermercados).
–Vega, qué hacés hablando con tu casco, ¿estás loco?
–Pará cabeza, no te vayas de boca, que le estoy dando instrucciones.
(En estos casos la violencia y la cortada de rostro es fundamental para seguir viviendo.)
–¿Instrucciones a quién, cabeza?
–A la concha de tu tía, gil, qué te importa.
Tampoco le voy a andar dando tantas explicaciones a un negrito cualquiera. ¿Cómo entendería que ustedes, mis lectores, viajan conmigo en mi casco?
Cargamos las distintas mercas que tiene la góndola, llenamos un Sprite con agua pa pasarle un poco a las chapas y subimos con el palet hasta las manos, lo que podrían hacer es empujarme un poquito el palet para que no sea tan pesado. Ya que están. 5.45. En la repo los minutos valen mucho y pasan como rayos. Tenemos 45 minutos más para dejar la góndola impecable y rajar hacia otro súper. Primero, apoyamos el palet cerca de la góndola, a la zorra elevadora la trabamos debajo del palet para que nadie se accidente. Bajamos la merca al piso y frenteamos los productos que quedaron en la góndola; atrás ponemos lo nuevo, cosa que salga primero lo viejo. Colocamos bien los precios, los cartelitos de oferta, las promociones, los cartelitos de los combos. Si por un motivo nos falta un producto lo anotamos, y el lugar de ese producto lo llenamos distribuyéndolo con otras mercaderías. ¡Nunca dejemos un hueco vacío en la góndola por nada! La góndola siempre tiene que estar rebalsante de merca, limpia, los precios bien puestos. Nos fijamos de no poner un producto vencido o un paquete roto o con gorgojos, pasa mucho con los arroces, las lentejas y los fideos. Ponemos las cajas vacías en el palet y las mandamos a la compactadora de cartones, si hay náilones los separamos y los ponemos en la compactadora de náilones. La zorra, la dejamos en el sector donde "descansan las zorras". Les digo algo, la zorra es el bien más preciado en el supermercado, sin ella no podemos hacer nada de nada. Rajamos para el otro súper, ¡no!, antes controlemos por última vez que no falte ni un precio, si falta alguno lo ponemos. Si falta un producto se lo dejamos anotado al encargado, nunca vayan personalmente porque te agarra para cargar cualquier góndola.
[...]
Para seguir repositando, apriete acá.
Washington Cucurto (Santiago Vega) nació en Quilmes, Buenos Aires, en 1973 (?). Publicó, en prosa, Noches vacías, Cosa de negros, El curandero del amor, Fer, Hasta quitarle Panamá a los yanquis, Panambi; en verso Zelarayán, La máquina de hacer paraguayitos y 20 pungas contra un pasajero; y en colaboración con Pablo Martín el cómic Cucurietas. Este cuento está en la antología La joven guardia. Es uno de los editores de Eloísa Cartonera.
"Vida de mierda". En Rocamora al 4300 (entre Pringles y Palestina).
"Si el fascismo no desaparece, nos morimos todos". También en Rocamora pero al 4100 (entre Gascón y Acuña de Figueroa).
"Corazón... te deseo todo el día" En Paysandú y Crisólogo Larralde, Wilde. Visto por Ana Laura Conde.
"Gracias a mi talismán yo zafé". En Rocamora al 4300.
Datos personales
Me dijo:
–¿NOMBRE Y APELLIDO?
–CLARA GARCÍA.
Me dijo:
–¿EDAD?
Pude decirle...: “a veces una edad de vieja”. (sonríe.) Porque es así no más. Cuando, por ejemplo, quiero hablar con el Daniel y me dice...: “no, hoy no, que estoy ocupado”, entonces me siento vieja.
Y también cuando salgo a la calle y la gente anda con la cara tiesa.
Y cuando me acuesto y me pongo a pensar...: “Mañana otra vez al taller”.
En cambio... ¿Vio, señora, esos días con poca humedad que una se siente como nueva? Bueno, ahí tengo otra edad. Y cuando tomo el colectivo y me voy a “La Salada”, por ejemplo, también. Mire, señora, compare eso del viaje a “La Salada” con mi salida medio muerta del taller a las seis. ¿Se puede hablar de una edad que una tiene?
Pero, claro, él se refería a otra cosa y entonces no le dije nada de todo esto. Le dije...:
–TREINTA Y CINCO AÑOS.
Me dijo:
–¿NACIONALIDAD?
Otro lío. Porque cuando una se pone a pensar en las cosas más sencillas descubre que no son tan sencillas. ¡Usted, señor!, ¿se puso a pensar alguna vez en las cosas sencillas? ¡Hágalo, es bárbaro lo que se puede descubrir! Mire...: mis padres eran gallegos; y los primos de mis padres también. Así que crecí entre gallegos. Y la otra gente hablaba distinto. De chica, mi mejor amiga –¡ay, ¿por dónde andará ahora?!– era Carmela. Y los padres eran italianos. Yo iba a la casa de ella, dos piezas más al fondo que la mía. Y en la pared tenían un retrato de un señor que miraba con los ojos muy abiertos. Después supe que era Benito Mussolini. Bueno, en esa casa se hablaba de otra manera.
Y en el taller tengo dos compañeras de mesa. Una es correntina, se llama Alicia. La otra es jujeña y se llama Josefina. Bueno, una habla y habla y va viendo que no parece que hayamos nacido en el mismo país. Entonces tendría que decir...: “soy hija de gallegos, nacida en la Capital”.
Pero dije lo mismo que dicen la jujeña y la correntina. Les dije...:
–ARGENTINA.
Me dijo:
–¿CASADA O SOLTERA?
¡Ay! (pausita). Soltera. Pero no cien por ciento (pausita). Tengo una hija de catorce años. Se llama Marta. Está en segundo año del Liceo y va por la tarde. Por la mañana cose corpiños para el taller donde trabajo. Le puse Marta por la mejor amiga que tengo. ¡Ay, miren...! ¡Me parece mentira que yo sea la madre!
[...]
Más datos, por aquí.
Julio Mauricio (1919-1991)
escribió las obras Motivos, La valija (1968; también
hizo el guión de la versión cinematográfica con Luis Sandrini y Malvina
Pastorino; y el guión de Los días que me diste, 1971), En la
mentira, Elvira, La depresión, El enganche, El pino de papá,
El señor Eduardo, Un despido corriente.
Mariano Valcarce, Soporte Técnico
Campa
Sebastián Alonso Dorola
mei
Julieta Otero
Chevy Pérez
Fede Güerri
Revista Ricardito
Misioletras
Ramón Fanelli
Revista Teína
Eldígoras
Lina Carando
Adriana Blanco
Bubi Kaufman
Pablo Frisch
Virginia Elías
Pablo Dacal
José Esses
Lisandro Aldegani
Lola Serrano
Oscar de Imaginante
Nicolás Serruya
Turco Etala
Nidia Orbea
Topo Cunill
Fotos Grises
Stella Díaz
A todas las personas que responden a las encuestas
A todos los/as trabajadores/as
Construcción del poema
La primera capa es la intuición
de una idea elusiva, informe, vaga,
lo mejor que puede pasar es que
despierte el deseo de ser alcanzada.
La segunda capa son palabras
que surgen como lobos en el bosque
huelen la idea, la acechan, la merodean,
se preparan a devorarla.
La tercera capa es textura,
el plegamiento que esas palabras provocan
en la superficie. Anfractuosidades.
Es la capa táctil.
La cuarta capa son otras palabras
que caen como gotas de rocío y buscan su lugar
entre los accidentes de la geografía
del texto incipiente.
La quinta capa es la relación
entre la cuarta y la segunda
y produce tensiones, apareamientos y rechazos
Es la capa eléctrica.
La sexta capa es un dibujo,
la ubicación de las palabras en el espacio
muy consciente de la mirada.
Plástica.
La séptima capa es un eco,
la capa del sentido y sus reverberaciones
es una ola, es el sonido y el vuelo.
-Che, ¿nos ponemos a laburar?
-Dale, chequeo los meil y arrancamos.
Basta de huevear.
Encuentros de leer y escribir.
~ POR COMPUTADORA
Este taller es un recorrido interactivo, imaginativo y colectivo, por un conjunto de lecturas y ejercicios-juegos-experimentos de escritura. No es un taller de corrección ni de terapia para gente que encima escribe. La idea es producir una serie de textos a partir de diversos disparadores, desarrollarlos, compartirlos, dar y recibir opiniones, editarlos.
~
Duración:
5 semanas
(martes y viernes)
Inicio:
martes 22 de mayo (1era. entrega:
martes 29).
Cierre:
martes 2 de julio.
~
Objetivos:
# Desarrollar un
texto o serie de textos, por partes.
# Promover interacción entre
lectura y escritura.
# Compartir textos e ideas.
# Conocer y/o
disfrutar nuevos autores.
~
Dinámica de trabajo:
# Cada semana
enviamos un correo con: Lecturas
con un breve
Recorrido, y Consignas.
Además Figuritas
y extras
en relación a los
temas tratados.
# En un
blog
(creado para el taller) se publican los
recorridos,
para que todos puedan
aportar sus críticas e invenciones en forma de Comentarios. Así mismo se
publican los textos que cada una/o decida compartir para recibir
opiniones y sugerencias.
# Los martes
recibimos los textos escritos a partir de
las
Consignas,
enviamos nuestras
Devoluciones
y simultáneamente, publicamos los textos en el blog.
También mandamos un correo con nuevas
lecturas, recorridos y consignas.
# Y así.
~ Coordinan:
Fernando Aíta y Alejandro Güerri
~
Cupos limitados
~ Costo: $ 100 (cien pesos argentinos)
~ Cierre de inscripción: viernes 18 de mayo.
~ Para anotarse, escribí un mensaje electrónico con asunto Yo me anoto a niusleter@niusleter.com.ar y te mandamos un acuerdo de participación y detalles sobre el pago.
Cualquier
duda, no dudes en escribir: con asunto
Taller por
Compu a
niusleter@niusleter.com.ar
¿Alguna vez se drogó? ¿Con qué? ¿Y? ¿Qué onda?
Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja
Roberto L.
Una vez fumé orégano. Ese
día, dos personas desconocidas, en distintos momentos, me hablaron bien
de Eddie Sierra. Lo juro por Marley (Bob).
Clara, que envió esta de
W. H. Auden:
¿Drogas? Una vez probé
LSD. No pasó demasiado, pero tuve la impresión vívida de que algunos
pájaros intentaban comunicare conmigo.
Hace unos pocos años tomé
la antievangélica decisión de fumar marihuana; mi primer porro. Me
preparé como para "el" acontecimiento de mi vida. Gran decepción. No
pasó nada más intenso que la ingesta de un relajante muscular. Intenté
un par de veces más, pero sólo lograron reforzar mi primera impresión:
prefiero el efecto de un buen tinto.
Juana
De repente los pájaros hablaban y la gente piaba muy fuerte. Me preguntó
si me sentía bien y ahí fue cuando entramos en un mar verde que se
movía, se movía, se movía. Ya sentadas en una nueva isla lo descubrimos:
las nubes del Vondelpark eran un televisor celestial. No nos hablamos
por horas y embobadas nos reíamos a carcajadas. Los osos cariñosos color
rosa, verde, amarillo y celeste se habían escapado y me contaban
capítulos de un cuento que nunca terminé.
Y entonces se nos acercó un piola preguntándonos si nos queríamos ir con
él. Con una risa desbordada, mirando fijo sus ojos distorsionados, su
cabeza de mole y sus orejas en punta, lo mandamos de vuelta al lugar por
el que vino.
Después el pan, el queso, el agua y lo naranja ahuyentaron lo que
quedaba de un viaje de hongos mágicos.
Eureka
sí me drogué
fumé el toallón de mi viejo cuando vuelve de la pileta, el cloro pega
como loco.
Sole
Y sí, para que lo voy a negar. me drogué. he fumado marihuana, probado
éxtasis y jugueteado con lança perfume. todo lo hice en una época en la
cual estaba en búsqueda de mi identidad, y vivía en un lugar donde la
droga era moneda común. una cosa de todos los días. la verdad que no me
gustó ninguna de ellas. el dolor de mandíbula y los llantos
descontrolados q ue me provocó el éxtasis me hacían sentir estúpida. el
hambre del “bajón” de la chala me hace sentirme un animalito
descontrolado. y el zumbido en los oídos provocado por el lança me
oprime el cerebro. debo admitir, sin embargo, que al fumar marihuana
siento una libertad mental (de vez en cuando, otras veces me quedo
dormida) que me deja viajar por mundos perfectos dentro mío. pero no lo
tomo como cosa de todos los días, prefiero ser boluda y naturalmente yo.
por lo general ya soy demasiado incomprensible, tonta, e inestable. no
necesitamos algo que lo empeore.
Conz
Tome la decisión de escribir esta historia a los cuarenta y cinco años
de edad, exitoso, lúcido y algo mas maduro. Confieso que si en mi
juventud no hubiese optado por el camino de las experiencias seguramente
seria más inteligente. Sé que hay gente que no vive para contar esta
historia. Sé que
hay viajes que son sólo de ida. Pero hablo por los que como yo están de
pie y con la cabeza en este “mundo paralelo”, el mundo de la droga.
Comencé a tomar drogas a los 16 años y aun hoy me doy algún que otro
gustito. Para empezar saquémosle al término “adicción” su connotación
negativa. En muchos diccionarios ni siquiera existe la palabra adicción.
Ser un adicto es apegarse mucho, dedicarse. Consumir a veces más, otras
menos, en determinadas épocas asiduamente y en otras con intermitencias
no significa adicción en el uso cotidiano de la palabra. En realidad, no
significa nada. Probé muchas cosas que algunos podrán considerar droga y
otros no. Fume marihuana, hachís, con tabacco, con merca, tome hongos,
anfetaminas, pastillas, polvo de ángel, pepas, ketamina, cristal y
cocaína. La fumé, la comí y la aspiré pero nunca me inyecté.
Está bueno. Nunca dudes de tu poder para controlarlo. Si dudás de tu
poder. Dudás de todo.
Pascual
~ Human Clock
Cómo pasa el tiempo: imágenes minuto a minuto
http://www.humanclock.com
Ya hizo un montón: tómese un descansito,
y ya que está reenvíele Ñusléter a sus amistades haraganas.
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