"Tú tienes un nombre y te van ocurriendo cosas una
después de otra, y tú te portas de variadas maneras y haces eso y aquello, de
modo que el nombre empieza pronto a tener una significación. Las cosas se van
juntando alrededor del nombre. Si es malo y tienes mala reputación, no puedes
salir de tu nombre y escapar así como así. Y si es bueno y tienes buena
reputación, debes estar contenta y satisfecha."
Carson McCullers
ETIMOLOGÍA | Real |
PROSA
| Gemini
| Gladys Stern |
DEFINICIÓN
| Ciudad | Cóctel |
ÑUSLETER
en VIVO
| Gracias |
CUALQUIERA | Declaración de Marain |
POEMAS | El misterio negro | Eugen Gomringer |
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REAL,
1607,
'que tiene existencia efectiva'. Tomado del bajo latín realis ídem,
derivado de res 'cosa', en plural 'las cosas, la realidad, la
naturaleza'.
DERIV.
Realidad, 1607, bajo latín realita, -atis. Realismo; realista 'que
quiere atenerse a la realidad', segunda mitad del S. XIX. Realizar, 1765-83,
del francés réaliser, 1495; realizable; realización.
COMPUESTOS.
Del latín res 'cosa': Reivindicación, 1737, latín rei
vindicatio 'vindicación de una cosa'; reivindicar, 1737; reivindicatorio.
República, hacia 1530, latín res publica 'la cosa pública, el
Estado', aplicado por antonomasia al tipo de gobierno que rigió a Roma en el
Siglo de Oro de su literatura; republicano, 1737.
–Oye... ¿qué ha sido de David Merriman?
La
pregunta era formulada a menudo, pero aquella noche había urgencia por conocer
la respuesta. Se echaba de menos a Merriman. Se echaba de menos su vitalidad, su
buen humor y su ridícula costumbre de entrar en interminables divagaciones,
cualquiera fuese el tema en discusión, como un río desbordado al que es
preciso oponer un dique.
Hasta seis semanas atrás, Merriman era accesible a cualquiera, y en todo momento; pero últimamente circulaban sobre él extraños rumores. En efecto, no había desaparecido, a la manera de Waring y de otras misteriosas victimas del Wanderlust:
What's
become of Waring
Since
he gave us all the slip?...
Corpóreamente,
estaba aún en Londres, en su casa, aunque en una oportunidad se había
ausentado por espacio de un mes, sin dejar indicio alguno sobre su paradero.
Pero, socialmente, había abandonado a sus amigos. Y las noticias que se tenían
de él eran inquietantes: “Dicen que ha dejado su empleo en la Gaceta.
Dicen que se ha convertido en químico analítico, o algo parecido; que está
buscando el elixir de la juventud, como si Vardaroff no hubiera tenido ya la
gentileza de encontrarlo; que se pasa todo el día y la mayor parte de la noche
enfundado en su bata, barbudo, llenando y vaciando botellas; que después
destroza las botellas y que su casa es una pila de vidrios rotos; que no quiere
ver a nadie y que está buscando no sé que cosa. .. Oh, dicen esto y aquello y
lo de mas allá.”
–Vamos.
Estoy harto de oír esas cosas. Vayamos a sacarlo de su madriguera. Lo haremos
vestir y afeitarse y pasar la noche con nosotros, como un ser humano. Prentice
fue a sacar su automóvil del garage, y salieron en busca de David Merriman.
Los
tres amigos de David Merriman estaban inquietos por él, aunque creyesen que lo
único que extrañaban era su compañía regocijante y jovial. Al
hombre que viajaba con ellos, en cambio, no le importaba. Era un conocido
reciente, que Johnny Carfax había llevado aquella noche por casualidad.
Más
joven que los otros, más elegante y mejor parecido; un mozo atractivo, que daba
la impresión de vivir en un mundo de aventuras secretas y no demasiado
escrupulosas. No era difícil imaginarlo usando la chaqueta sobre los hombros,
sin meter los brazos en las mangas. Un hombre acostumbrado a las conquistas fáciles.
Parecía divertirle todo aquel alboroto en torno a David Merriman. Sus labios
dibujaban una sonrisa desdeñosa.
–Si
el pobre diablo quiere que lo dejen solo para romper frascos de remedio...
En
realidad, le incomodaba que lo sacaran del confortable departamento de Prentice,
una vez que lo habían llevado allí. Era una noche ventosa, el whisky era
bueno, ¿y qué importaba Merriman, al fin de cuentas?
–¿Por
qué no llaman por teléfono? –sugirió perezosamente.
Pero
los otros no le prestaron atención. Era el más joven, y además un extraño...
un extraño bastante entrometido. No querían extraños. Querían
que regresara Merriman. El mismo Johnny Carfax se preguntó para qué diablos
habría traído al joven Theo Strake.
¿Qué
le ocurría a David?
Tenía
un departamento en el centro de la ciudad. Aquella noche el centro estaba
desierto. El viento circulaba por sus calles vacías, en lugar del gentío y el
tránsito habituales. El departamento de Merriman estaba en el último piso.
Llamaron y llamaron a la puerta, sin obtener respuesta. De pronto se oyó un
estallido, y casi enseguida un líquido sombrío empezó a filtrarse por debajo
de la puerta. Era demasiado melodramático para ser verdad; y Theo Strake se echó
a reír al ver las caras blancas de sus compañeros.
–Eso
no es sangre –dijo con burlona seguridad–. Yo he visto mucha sangre.
Huelan, si no me quieren creer. Es... sí, vermut Cinzano.
Pero
Prentice había perdido la cabeza y golpeaba la puerta como si abrigara
esperanzas de derribarla. La puerta se abrió de pronto y apareció Merriman,
semejante a una ilustración convencional de las siniestras historias que habían
oído de él.
Parecía
Lucifer caído del cielo, tras el porrazo. Estaba sin afeitar, en bata y
pantuflas. Pero, aparte de esos detalles puramente externos, tenía un aspecto
salvaje, de perseguido y exhausto. Y no parecía tan satisfecho de la visita
como cabía esperar de un hombre con fama de jovial.
–¿Quieren
entrar? –preguntó abruptamente.
–¡No
seas tonto, Merriman! –replicó Carfax, impaciente–. ¿Crees
que hemos venido para quedarnos afuera y hablar a gritos detrás de la puerta?
Si tienes algo que ocultar, mételo en la alacena lo antes posible: sea hombre,
mujer o lo que fuere. Te damos cincuenta segundos de plazo.
Merriman
se encogió de hombros.
–Tengo
algo que encontrar; nada que ocultar.
–¿La
voluntad perdida?
Sonrió
maliciosamente, ya más parecido al David que ellos conocían.
–El
cóctel perdido –dijo–. Adelante, pasen... Quizá no lamente que
hayan venido. Esta habitación apesta a enigmas, y estoy harto de andar a
tientas. Si tú quisieras ir a Hungría, Johnny, ¿cómo harías? ¿Irías
a la estación a comprar un billete? ¿Tomarías el tren, y después un
barco, y nuevamente el tren? ¿Harías eso? Bueno, pues eso es justamente
lo que yo no puedo hacer. ¡Oh, esa espléndida e insolente simplicidad de
ir a la estación y comprar un billete de ferrocarril! En cambio yo. .. ¡aquí
me tienen, varado! ¡Les digo que es para volverse loco!
¿Loco...?
El piso de la habitación, sin barrer, estaba atestado de botellas, así como
las mesas, las sillas y las estanterías. Vasos sanos y rotos yacían
desparramados por doquier; vasos mediados de líquidos pálidos, incoloros o
levemente dorados, de un verde claro o un maligno rojo oscuro. Y David Merriman,
parado en mitad de aquel desorden fantástico con sabor a alquimia, como un
geniecillo desesperado en robe de chambre, agitaba los brazos y gritaba, dirigiéndose
a alguna invisible agencia de viajes que debía llevarlo a Hungría, y que en
cambio lo dejaba en Londres: ¡Sésamo, ábrete! ¡Maldito seas!
¡Ábrete!
¿Qué
diablos significaba todo aquello? Era increíble: increíblemente idiota.
–Será
mejor que nos cuentes lo que ocurre, David –sugirió Carfax. Tanto él
como Prentice y Richardson habrían deseado que su nuevo acompañante no
presenciara aquel espectáculo de un Merriman desintegrado.
–Mira,
–dijo Richardson, que era el espíritu más obtuso del grupo–, mira,
Merriman: si quieres ir a Hungría, aunque no se me ocurre por qué alguien ha
de querer ir a Hungría... Pero si quieres ir... ¿por qué no dejas el
asunto en manos de la agencia Cook, o Lunn, o cualquiera de ellas? Supongo que
andas detrás de una mujer ¿eh? He oído decir que son morenas y
gitanas... No es mi tipo. Pero si te quedas aquí sentado, y abandonas a tus
amigos, y bebes en exceso, no irás muy lejos.
Merriman
lanzó una carcajada.
–¿No
iré muy lejos? ¡Pues yo les digo que si tengo éxito iré más lejos que
Cook y Lunn y que cualquier coche-dormitorio! Iré todo lo lejos que quiera ir:
al Cielo, a Hungría... Y tú Horacio, ¿crees que bebo demasiado nada más
que para embriagarme? –De pronto pareció advertir que Carfax, que era a
quien más apreciaba de los tres, parecía molesto por su actitud–. Está
bien, Johnny, está bien... te diré lo que pasa. Entonces podrás juzgar.
Horacio no creerá una palabra de lo que diga, y será divertido contemplar su
incredulidad... lo más divertido que haya presenciado en muchas semanas. Por
otra parte, yo mismo no estoy seguro de creerme...
“Ustedes
sabrán que durante el verano estuve vagabundeando por Europa Central. Me atuve
a los lugares más pequeños. No me acerqué a Praga, a Budapest, a
ninguna de las capitales. En primer lugar, porque no tenía ropa presentable. En
una aldea de los Cárpatos, St. Rudigund, el dueño de una taberna me pidió
que probara una botella de slivovitz casero. No lo había hecho él, sino su
padre. Me aseguró que era bastante añejo. Sólo le quedaban unas pocas
botellas. Era una bebida extraña, no demasiado dulce, con un insinuante
aroma de ciruelas. Compré una botella para traérmela a casa. A decir verdad,
era un pequeño obsequio para Horacio... ¡Agradéceme, Horacio,
aunque nunca haya llegado a tu poder! Aquel viejo me hizo pagar por ella un
precio tan extravagante, que al fin de cuentas decidí no regalarla.
“Cuando
volví al país... ¿recuerdan aquella noche en que los invité a cenar, y
después, cuando ustedes vinieron, no me encontraron?”
Prentice
asintió. Él había sido uno de los invitados. Aquél fue el principio de las
extravagancias de Merriman y de todos los rumores que corrían sobre él...
–Había resuelto preparar los cócteles antes de que ustedes llegaran, cuando se me ocurrió que podía inventar uno nuevo, con un poco de slivovitz. Abrí la botella y mezclé el cóctel en un vaso. Aquel vaso era para mí: quería probarlo, para ver cómo había resultado el experimento. Apenas le puse algunas gotas de slivovitz. Bebí...
“... En el mismo instante me encontré sentado a la mesa de un cabaret, en un país extranjero. Bebiendo. La orquesta estaba compuesta por gitanos, auténticos cíngaros. Pensé enseguida que quizá estuviera en Hungría, probablemente en Budapest. Reconocí ese instrumento musical que ellos tienen, semejante a un piano, y que tocan golpeando las teclas con dos palillos rematados en bolitas.
[...]
Tómese otra copita acá
Gladys Bronwyn Stern (1890–1973), nació en Inglaterra. Escribió de todo, empezó a los 20. ¿Novelas? The Rakonitz Chronicles, Panthomime, The back seat, Tents of Israel, Thuderstorm, Debonair, Mosaic, Monogram, The woman in the hall, Another part of the forest, The young matriarch, The Ugly Dachshund, que fue llevada al cine, entre otras. Hizo también una biografía de Robert Louis Stevenson.
Traducciones del alemán
OBJETO: CIUDAD
“Observar una ciudad a través del microscopio -escribe Zchwartz, W. en
1765- puede resultar bastante difícil debido a las dimensiones que habría de
alcanzar el portaobjeto". Treinta años más tarde, hacia fines del
siglo XVIII, Georg Nernst dará vuelta el aparato y, sentándose en el lugar de
la preparación, será el primero en enfocar la totalidad de una ciudad
(Wurzburg desde el monte Rhön).
El 5 de agosto de 1795, apunta Nernst en su “Diario de
mis observaciones a microscopio invertido”: “En nada se diferencia
de un cuero de chiva estirado con alfileres". Y más adelante agrega;
"Recurrí a un lente de mayor aumento y, consecuentemente, la ciudad se
alejó cien veces hasta quedar como la costra de una raspadura; un arrugado
trapo de piso hecho jirones verdes era el Ingolstad entre montañas. Con
el tercer lente vi la patria enfera como una llaga sangrando en el medio de
Europa".
Schiller, supera en profundidad y también en romanticismo este examen puramente fenomenológico: "El monumento al espanto de quedarse solo, se llama ciudad. Las ciudades son las máquinas más grandes que haya construído el hombre y están destinadas a un fin preciso: fabricar compañía”.
Nietzche, Friedrich, completa la noción germánica del ser en sí urbano: “Dos son los destinos del hombre: pensar de modo cada vez más potente, hasta quedarse solo; o vivir de modo cada vez más profundo, hasta sentirse realmente acompañado. Y en cualquiera de estas dos actitudes existenciales es necesario emigrar; como dicen los versos de Dante Alighieri:
“Serva Firenze dell’angoscia mia
Citta chi leva la solitudine
Senza offerire della compagnia”.
Tomado de El libro de Jorge*, Ed. Club del Libro, Montevideo, 1976.
CÓCTEL: Según una difundida versión parece
que es voz de origen mejicano. Que sepamos —y el Diccionario así lo establece—
cóctel es "bebida espiritosa (no "espirituosa") hecha generalmente sobre la base
de whisky y sazonada con varios ingredientes", además de aplicarse figuradamente
para definir una mezcla variada de cosas, de ideas o de opiniones. Pero esto es
en su sentido vulgar.
La versión del origen mejicano es curiosa. Según un periodista español que suele
firmar con el seudónimo de El Brócense, el término inglés "cocktail"
(literalmente "cola de gallo"), proviene de un episodio anecdótico y
sorprendente. El autor de la versión asegura que se enteró del origen de cóctel
en el diario londinense Manchester Guardian, en una carta con la siguiente
explicación. "Cuando reinaba Moctezuma en el país azteca —decía la carta—, en
los primeros años del siglo dieciséis, un buen día sofocó su sed con una
decocción hecha de hojas de cactus que le preparó la hija, bellísima, de uno de
sus cortesanos. Tanto lo deleitó la bebida que el emperador decidió casarse con
la doncella, que se llamaba Xochetl, pero que la gente conocía por "Octel".
"Se generalizó la bebida —prosigue— y, cuando el ejército norteamericano entró
en México y se apoderó de Texas, la alta California y Nuevo México, sus soldados
la saborearon al tiempo que transformaban "Octel" en "Cock-tail".
En El idioma nuestro de cada día, Braulio Díaz Sal, Ed. Plus Ultra, Buenos Aires, 1985.
¿Tiene ideas y ganas de escribir?
Es lo mejor.
Taller Literario.
Encuentros de leer y escribir.
Coordinan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Para más información:
O bien:
niusleter@niusleter.com.ar
(Asunto: Taller literario).
PROVINCIA
DE BUENOS AIRES
PODER JUDICIAL
DENUNCIA;
En la ciudad de Avellaneda, partido del mismo nombre, a los diecinueve días del mes de Septiembre del año dos mil uno, y siendo las once horas con treinta minutos, comparece ante el actuante una persona a efectos de radicar un denuncia Contravencional, a quien se le hace saber el contenido de los arts. 245 y 275 del Código Penal relativo a las penas con que la ley castiga a quien denunciare o se produzca falsamente ante la autoridad competente. Seguidamente y de conformidad con lo establecido en el art. 218 de CPP, presta juramento de decir verdad en todo cuanto supiereo le fuere preguntado, manifestando a continuación " SI JURO". Interrogado a tenor de lo prescripto por el art. 240 del CPP, acerca de sus circunstancias personales dice ser y llamarse: ALICIA MARAIN, QUIEN MANIFIESTA SER DE NACIONALIDAD argentina de 56 años de edad. Divorciada, con domicilio en calle Darwin nro 482 de Avellaneda ,y poseedora de DNI. Nro. 4.671.... y haber nacido el día 23/04/45 Seguidamente se lo invita a manifestar si lo une vínculo de parentesco o de interes con alguna de las partes o de cualquier otra circunstancia para así apreciar su veracidad, como así mismo impuesto del contenido de los arts. 234, 235 y 236 del CPP, referidos a la prohibición de declarar, facultad y deber de abstención responde: Que que es su deseo declarar todo lo acontecido. Acto seguido se lo invita para que exponga acerca del hecho que tiene conocimiento y acontinuación DENUNCIA: Que la misma vive en el domicilio de mesion desde hace 16 años a la fecha, que desde hace aproximadamente 7 años a la fecha la misma viene sufriendo que vecinos de la zona los cuales viven en la calle Darwin 468, 466 y 483 le tiran desperdicios en la vereda de su casa de sacrificios que esta gente realiza ya que es devota de la magia negra y como la misma es evangelica esta gente la quiere echar del barrio, que su concubino quien se llama Alfredo Gaspar el cual vive con la misma en su mismo domicilio desde hace veinticinco años dice que el no ve nada y que la misma se debe tratar por un spicologo, afirmando en esta oportunidad la denunciante que su concubino no ve las cosas que le hacen porque lo tienen dominado mediante la magia negra, afirmando en esta oportunidad la denunciante que si es cierto que habla incoherencias razon por la cual solicita que le realicen un estudio, estando disponible la misma en dia y hora para que le realicen lo solicitado. --------------------------------------------
x Firmas.
Transcripto (celosamente sic) de una declaración hecha en un Juzgado de Paz.
Flia. Güerri
Flia. Aíta
mei
Fede Merea
Darío Cánovas, por el primer Ñusléter impreso
mauroliver, por las tremendas tarjetas
Anía Sambuco
Gabi Massa
Norberto Gimelfarb
Aldo Novelli
Mati Puga
Alfredo Lemon
Claudia Bevacqua
Diana Cegelnicki
A quienes comparten esta alegría.
¿Qué está bueno de Ñusléter?
¿Qué cambiaría?
Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar
Flashback
El problema más común con los flashbacks es
entrar y salir de ellos. Cuando introducen flashbacks, los escritores sin
experiencia a menudo recurren a artilugios como este:
Abrí el cajón del escritorio de mi
madre y descubrí el anillo de esmeralda. Verlo me llevó a aquel día hace casi
treinta años cuando nos reunió en el living para decirnos que se marchaba.
“Chicos”, dijo. “Vengan. Mamá tiene algo que decirles.”
Estas transiciones son cargadas y algo torpes, y restan valor a los
buenos flashbacks que introducen. Nunca uses elipsis (...) para telegrafiar un
pasaje atrás en el tiempo. Parece amateur y en general hace que tu primera
persona parezca una voz en off de una película clase B. También, evitá frases
como “me llevó hasta” o “de pronto recordé”. Olvidate de la fanfarria y entrá al
flashback directamente:
Abrí el cajón del escritorio de mi
madre y descubrí el anillo de esmeralda que ella había usado la noche en que nos
dijo que se marchaba. Yo tenía seis. "Chicos", dijo. "Vengan. Mamá tiene algo
que decirles".
¿Ves la diferencia? Acá, entrás al flashback sin el prólogo tipo
“Recuerdo”. La transición en tiempo apenas hace una ondulación en el avance de
la historia.
Sacado del libro Description (1995), de Monica Wood.
El misterio negro
el misterio negro
está aquí
aquí está
el misterio negro
Eugen Gomringer (1925)
"Fabita: ¿qué hiciste con todo que ni vos lo
podés encontrar?". En Galván e Iberá,
sobre la pared de una ochava muy pero muy vieja.
"El abandono del estado de los
estudiantes nos da frío". Pintada sobre
el lateral de una cabina de Telecom sita en la Av. Santa Fe. Ambos enviados por
Claudio Ingratta.
"M. H. eras mi cuña y ahora te veo de otra forma. Juancis". En Carlos Calvo y Tacuarí, San Telmo.
"Ornella te cogí una vez y voy por más". En la parada del 126 de Humberto Primo y Salta, Consti. Lo vio Juan El Rengo.
¿Qué hace cuando llega sola/o a una fiesta y no
conoce a nadie?
Lanzo una mirada periférica y voy hacia la barra, del lado del más guapo. Camino
derecha y con groove de batero. Busco al que atiende. Le sonrío (por las dudas)
y pido una cerveza, "las más fría", le digo. Mientras me la sirven agarro la
plata y me acomodo de nuevo en la parecita de la barra. Aprovecho -con disimulo-
para mirar nuevamente si reconozco alguna cara o me reconocen a mí. Pago. Le doy
un trago a la rubia. Me doy vuelta y sacudo mi pierna. De ser posible al ritmo
de la música. Y si me gusta mucho la canción también muevo la cabeza. Y sonrío.
Por las dudas... Miro la hora y si el más guapo sigue cerca, se la pregunto.
Hago fuerza para contener mi timidez. "Dónde mierda me metí", me digo. Cruzo los
dedos para que pronto lleguen mis amigos y sin más preámbulo, empino el codo con
lo que queda de mi vaso. ¡Y salud!
Lulita
Como nadie me conoce y yo no conozco a nadie; entro... Saludo a la vieja más
vieja... porque siempre hay una que está puesta así bien fuera de contexto como
enano de yeso en un jardín frondoso. La abrazo, la besuqueo y me adueño de
micrófonos (si es que los hay para animar caraoke desafinado), tragos, me saco
las ganas de bailar. Les devuelvo tanta amabilidad por lo que comí y tomé justo
en la alfombra importada traída exclusivamente de algún sitio remoto ... y si es
que encuentro la puerta de salida... me retiro.
Viviana
Comienzo a conocerme a mí misma. Me meto en mí. Me ensímismo.
Araceli Zúñiga
Me chupo todo lo que puedo, y hago como Peter Sellers en "La fiesta
inolvidable". Y también chupo todo lo que encuentro.
Marisa
Hay dos estrategias efectivas:
1) caminar y sonreír a todo el mundo, con una mundana mirada de “siempre estuve
aquí” y más temprano que tarde alguien se acercará a charlar.
2) Tras un breve recorrida buscar un lugar apartado y solitario y ocuparlo con
cara-pose de poeta maldito y muuuyyyy sufrido, y la cosa transcurrirá como en el
punto 1). es de atender el hecho de que la estrategia 2 es más que muy funcional
a los señores (no muy mayores, ya que en ese caso se puede pensar que a) estan
perdidos o b) están sordos) porque pocas cosas son tan irresistibles como un
hombre así. Y si, es hora de que lo sepan.
Gabriela
Lo que hago al llegar a una fiesta cuando nadie me conoce:
Estaba en una fiesta a la cual no recuerdo haber sido invitado, pero no era eso
lo que llamo mi atención.
Situado en el lado opuesto de la habitación, cerca de la barra de los tragos
(aclaro que yo estaba al lado de la mesa de comidas, del otro lado estaba la
barra con las bebidas, excelentemente situada ahí para lograr un transito fluido
en la fiesta y no cometer el error de la mayoría poniendo una al lado de la otra
y estancando al circuito de invitados); se encontraba un grupo de gente que
charlaba y reía…mi curiosidad fue grande y me acerque a dicho grupo.
Mi sorpresa fue mayor aun al notar que su charla se basaba en mí, y viendo a
cada uno de los participantes note que ninguno me era conocido y al mismo tiempo
ninguno me conocía personalmente.
Por lo tanto solo me quede callado disfrutando de mi trago y escuchando lo que
hablaban.
Algunos aseguraban conocerme de hace mas de cien años, y que era lamentable lo
que me sucedió.
Otros decían que a pesar de no conocerme hace mucho tiempo, llegaron a
apreciarme pero también lamentaban el mal momento que estaba pasando.
Otro dijo que me quiso ayudar y que rechace su ayuda de forma terminante, no
sabe si por orgullo o por maleducado simplemente.
Una mujer dijo que yo era el amor de su vida, pero que jamás se animo a
confesármelo y ahora se lamentaba por que ya era tarde.
Algunos solo apoyaban estos comentarios moviendo levemente la cabeza de arriba
hacia abajo.
La charla siguió muy animada hasta que la mayoría de las miradas enfocaron hacia
mí esperando alguna clase de comentario, entonces dije:
-era una basura-
Y me fui a buscar otro trago.
Y no le di mayor importancia.
JeRe
Me meto en el primer ropero que veo, se encuentran
cosas interesantes, no vayas a creer, si hay polillas las mato, si hay ropa que
me gusta me cambio, trato de no hacer ruido porque siempre hay alguien
merodeando, me pongo el sombrero y salgo, ahí si. Me acerco a la mesa o llamo al
camarero para tomar unas copas, en lo posible una copita de ajenjo, sabes que
con esa bebida uno se sube a la famosa nube de pedo?, lo comprobé el sábado, en
una fiesta justamente, me quede dos días en la nube, no podía bajar, fue fatal.
Estela
Busco un lugar cómodo, de donde se pueda mirar todo.
Escruto las botellas y elijo la mas linda.
Diana A.
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