Ω u s l e t e r
-mensaje de fines literarios-
† 135
"Canto sereno, sí, casi celeste,
sobre un fondo de inseguridad y de angustia.
¿Es
esta sombra la que me hace triste?
Pero
en la noche es dable escuchar melodías perfectas,
y
está además, hermanos, la estrella de la síntesis,
el
círculo mágico del fuego
que
agrandará hasta el límite de la tierra
sus
cordiales, seguros anillos de amistad y alegría...
Juan L. Ortiz
PROSA | Muerte de un
hermano |
Haroldo Conti
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Muerte de un hermano
A mi madre
El viejo ni siquiera sintió el golpe.
Solamente un blando adormecimiento que le subía desde los pies. Algunas voces
crecieron hacia el medio de la calle y después recularon suavemente.
El hombre se aproximó desde la niebla que lo rodeaba y se
inclinó sobre él.
—Juan...
El hombre sonrió.
—¡Juan!
—¿Qué tal, hermano?
—¿De dónde sales, Juan?
Le apuntó con un dedo sin dejar de sonreír.
—¿No te dije que algún día iba a volver?
—Sí... eso dijiste... ¡claro que sí!
La niebla se agitó detrás de la figura. Varas de sombras
avanzaban hacia él pero cuando trató de reconocerlas se comprimieron y juntaron
en una franja circular.
—Juan, hermanito...
Movió la cabeza para uno y otro lado.
—Ha pasado tanto tiempo... No tienes idea.
—Lo sé.
—¡Oh, no!... el tiempo para ti es otra cosa. Me refiero al
mío, muchacho... Te esperé, claro que te esperé... Yo le decía a esta gente
—trató de señalar—, esta gente...
Entrecerró los ojos y lo miró con fijeza. Era él, no había
duda. El mismo rostro duro y franco.
—Yo también llegué a dudar, ¿sabes? —reconoció entonces por
lo bajo.
Y la voz se le quebró en la garganta.
—Bueno, se comprende.
—Supongo que sí...
—Pero en el fondo sabías que iba a volver, ¿no es así,
hermanito?
Le apuntó otra vez con el dedo y una vieja llama brotó dentro
de él.
—¡Claro! ¡Claro que sí!
Trató de incorporarse y abrazar a aquel hermano que había
vuelto por fin, pero le fallaron las piernas. La verdad que ni siquiera las
sentía. Entonces se abandonó sobre el pavimento aguantándose apenas con las
manos, nada más que para no perder de vista ese rostro querido.
—¿Y cómo te ha ido por ahí, muchacho? —preguntó con una voz
complacida.
Trataba de parecer natural. En realidad se sentía mejor que
nunca en mucho tiempo y el viejo cuerpo no pesaba ahora absolutamente nada.
—Bien. bien...
—¡Este Juan!... ¿Eso es todo?
—Nunca hablé demasiado.
—No, es verdad... Apenas un poco más que el viejo... dos o
tres palabras más.
Y sonrió recordando al viejo y al Juan de aquel tiempo, casi
igual a este Juan. O tal vez igual del todo.
—Pero cantabas muy bien, eso sí ¿Todavía conservas esa linda
voz?
—Creo que sí.
—¿Y cantas también?
—Todavía. El que anda solo como yo, siempre canta alguna
cosa.
—Aquí hay mucha gente sola, si te refieres a eso. pero no
canta casi nunca...-
Hizo una pausa porque sentía un gran cansancio.
—A veces me acordaba de ti y cantaba. A decir verdad,
últimamente era la única forma de acordarme.
Inclinó la cabeza hacia el pavimento y añadió por lo bajo:
—Nadie ve con buenos ojos que un viejo cante porque sí... Yo
les decía... trataba de explicarles. Pero tú sabes cómo es esta gente. Va y
viene todo el día... Creo que el cabo me entendió una vez. Por lo menos sonrió y
me dijo: “Siga, viejo. Cante de nuevo esa cosa.”
Pique acá y lea cómo termina.
Haroldo Conti nació por
1925, en Chacabuco, Buenos Aires.
Sus ocupaciones fueron de lo más diversas: maestro, actor y director de teatro,
piloto, profesor de filosofía, guionista. Su novela Alrededor de la jaula
(1966) fue llevada al cine por Sergio Renán en Crecer de golpe. Recibió
varios premios locales e internacionales, entre ellos, el Casa de las Américas por
Mascaró, el cazador americano (1975). Sus otras novelas son: Sudeste
(1962) y En vida (1971). En teatro, Examinados (1955). Y libros de
cuentos hay: Todos los veranos (1964), Con otra gente (1967) La
balada del álamo Carolina (1975). Fue secuestrado por el gobierno militar
en 1976 y continúa desaparecido.
-Disculpe, pero la bóveda de mi padre parece haber sido forzada, y quiero saber a quién denunciarlo.
-Yo también estoy buscando al turro del cuidador: a mí me robó los bronces del nicho.
Una experiencia escalofriante.
Lectura y escritura. En vivo.
Participan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Comuníquese al
4896 0140 o al 4205 4284.
O también: niusleter@niusleter.com.ar
DISCURSO XXXVI
DEL CONOCIMIENTO, y tolerancia en la injusticia, y otros defectos de los hombres.
Ofendennos generalmente con extremo los defectos de los otros, ó por una cierta malevolencia natural, é insociable, que casi siempre se hallará en cada hombre para con los demás, y que viene á hacer para con los defectos agenos el mismo efecto, que los microscopios para qualquier objeto, creciendole casi al infinito ; ó por el amor proprio, que no dexandonos conocer nuestras proprias faltas, crece en extremo nuestro desprecio para las agenas, por un efecto de comparacion, que insensiblemente se hace en nuestra imaginacion, entre la perfeccion propria, que nos ideamos, y el defecto ageno, que condenamos. Ayudando sumamente entodo esto á que en realidad de verdad nos escandalicemos por la falta de contemplacion sobre la flaqueza humana, que hace nos coja ésta de susto, y nos espante mas, como menos prevenida. Debajo de cuyos supuestos infalibles podrémos mejor reprimir el agrio, ó malevolencia natural para con los otros, el demasiado amor de nosotros mismos, y la falta de reflexion sobre la flaqueza humana, poniendonos en quanto á ésta siempre delante de los ojos, que no es cosa nueva, ni inaudita, el desagradecimiento del beneficio, la falta de correspondencia á nuestor amor justo, y licito, la demasiada avaricia en aquel con quien tratamos, ni la injusticia en el Tribunal, que nos juzga, &c. Las quales cosas, y todas las demás semejantes, se encuentran tan generalmente en el curso de la vida, y trato de los hombres, que no las debemos extrañar mas en ellos, que la ferocidad en elos Leones, el robo en las Zorras, y la malicia, y falsedad en los Machos, y Monos. De que por lo que mira á los Tribunales ha nacido el juicioso proverbio:
Para justicia alcanzar
tres cosas son menester,
tenerla, darla á entender,
y que nos la quieran dár.
Siendo regla justa, y general, asi en este defecto, como en los demás á que vemos sujeta la flaca naturaleza humana, oponer todos los medios, que la prudencia, y la habilidad nos pudieran ministrar para evitar sus daños: recibir sin escandalo lo que nos pudieremos evitar: compadecernos en los yerros, y defectos agenos: no engañarnos con la demasiada estimación de las virtudes proprias; y con piedad, y juicio solicitar en todo nuestro proprio util, y bien, y asimismo la enmienda agena.
En El Hombre Practico ó Discursos varios. Sobre su conocimiento, y enseñanza por El Excelentisimo Señor Don Francisco Gutierrez de los RIos, y Cordoba, tercero Conde de Fernan-Nuñez. Señor de las Villas de Boncalez, y la Morena, Comendador de Montealegre en el Orden de Alcantara, Plenipotenciario al Rey de Suecia Carlos Undecimo, General de la Artillerìa, y Sargento General de Batalla en los Ejercitos de S. M. Impreso en Bruselas. Años de 1680. Y reimpreso en Madrid en el de 1764. Por Joachin Ibarra. Con las Licencias necesarias. [sic]
Fede Güerri, feliz cumple.
mei
Nahuel Valcarce
Osvaldo Aguirre
Martín Schiffino
Ana Laura Conde
El Extranjero
Carlos Pereiro
Raúl Veizaga
Ana Clara Solana
A quienes responden
A los que envían aliento
A aquellas/os que acompañan en silencio
Corresponsal desde el Reino de los Muertos, Mariano Valcarce, Soporte Técnico propone:
"Intente ser feliz… ¿total qué más da?"
Si pudiera mantener una charla con un muerto, ¿con quién hablaría? ¿De qué? (¿50 palabras?)
Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar
I
Los hombres y las mujeres de este pueblo
andan descalzos, pisan desnudo.
Ni el sol ni la lluvia ni la sombra
los hace felices o tristes; ellos
pisan desnudo, sin codicia.
Los hombres y mujeres de este pueblo
afilan piedras, engendran, festejan
con vino, tienen sueños nocturnos, mueren.
En silencio miran y pisan la tierra desnuda,
la aprietan, amontonan huesos, los tapan.
La gente de este pueblo es pobre y no
piensa más allá, no habla al futuro:
sólo apisona, ni feliz ni triste y
con huesos, piedras, sueños, cubre
y descubre lo que un día ha de nombrar:
memorias, involuntarios recuerdos, épicos
asuntos.
Fin de ruta
Era un hombre viejo que murió. Nada
dejó para eso que llaman la memoria
del mundo: ni árbol ni libro ni hijo
tuvo. Fue nadie.
Distraído caminaba las calles de la ciudad,
su soledad y encierro; distraído solía mirar
de día y de noche el arco cóncavo, cíclico
en azul iluminado, tormenta, lluvia, estrellas.
Lóbrego, solo y con frío, muerto de muerte
natural en una esquina cualquiera, repetía,
lo oí, la mano alzada con la voz ¿qué son
esas cosas? ¿qué significan?
Así decía señalando el arco cóncavo
que llamamos cielo.
Jorge García Sabal (1948-1996) nació en Balcarce, provincia de
Buenos Aires. Publicó estos libros de poemas: El fuego de las aguas
(1979), Figura de baile (1981), Mitad de la vida (1983),
Lugares propios (1987), Tabla rasa (1991), al cual pertenecen estos, Sutura (1994) y una Antología poética (1996).
"Exigimos aparición con vida al eslabón perdido", visto en la pared del museo de Ciencias Naturales de La Plata, por Danisa Gatica.
El Motor de Búsqueda anda fenómeno, fíjese.
Nuevo en la Sala de Lectura: A. Chéjov, P. K. Dick, J. J. Hernández, W. H. Hodgson, R. Piglia, A. M. Shúa y más.
Página de subtítulos e intercambio de películas (divx, vcd, avi).
~ RANKING
A su criterio, ¿cuáles son los 5 (cinco) Mejores Gatos del Mundo? (No el/los de usted).
1. Benito (del gato y su Pandilla)
2. Salem (de la bruja Sabrina)
3. Asrael (de gargamel)
4. Garfield
5. El gato con botas
María Eugenia Pérez
El TopCat es:
1- Félix (por surrealista)
2- Garfield (por gordo, vago y criticón... como nosotros)
3- El gato de Verdaguer (actualmente censurado, por hablar sin pelos en la
lengua)
4- El que anida en la azotea de Silvio Soldán
5- Karina Jelinek (¿¡necesito explicaciones!?... tiene uno, se los juro!!!)
Roberto López
La sonrisa del Gato de Alicia en el País de las Maravillas
El Gato con botas
Don Gato y su pandilla
El Gato en la oscuridad de Roberto Carlos
El Gato que tanto te ayuda a cambiar las gomas pinchadas de los autos
Estela
el mejor gato
es el gato muerto
manuu
Los cinco mejores gatos son mis dos perras salchicha: Pía y Lía, mi perico
Averroes, mi hijo Rodolfo y mi marido César. Ellos son.
Araceli Zúñiga
"Gato x liebre":
Papilio
Cigeno
Tecla
Almirante Rojo
Ojo de Pavo Real
(son mariposas)
Diana Cegelnicki
¿Es para opinar así como así? Creo q el Gato Félix debería estar entre los cinco
primeros. Y después, Don Gato, y... el gato siamés que sobrevivió a un viaje de
EE.UU. a Australia encerrado en un cajón por error (salió en Crónica), la gata
de mi mejor amiga, Emperatriz, que come melón. Y el quinto; mmm. Siempre es
bueno dejar un puesto vacante.
soy yo che!!
Los gatos que trabajan con Sofovich son los mejores, lejos.
PMartínez
"Lloran los gatos en la noche porque hubieran querido nacer niños en vez de
gatos."
"Si los gatos se subiesen unos sobre otros, llegarían a la luna."
"Un chino inventó al gato."
En Greguerías, Ramón Gómez de la Serna.
Nicolás Schuff
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