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-abrazo de celebración literaria-
# 112
"Cuando todo parecía haber terminado, todo no hacía más que comenzar." Elvio Gandolfo
"En suma, la función de la Fiesta es más utilitaria de lo que se piensa; el desperdicio atrae o suscita la abundancia y es una inversión como cualquier otra. Sólo que aquí la ganancia no se mide, ni cuenta. Se trata de adquirir potencia, vida, salud." Octavio Paz
ENCUESTA
ETIMOLOGÍA | Almanaque | Calendas | Sidra |
GRAFFITTI
DEFINICIÓN | Recolector de residuos |
TALLER
LITERARIO
| Happy Hour |
PROSA | La fiesta
| Julia Coria
|
AGRADECIMIENTOS
SUSCRIPCIONES | Cooperadora |
ENLACES | Bolivia
|
¿Cuáles fueron las mejores tres cosas de 2004?
Envíe sus respuestas a: niusleter@niusleter.com.ar
ALMANAQUE, principios del S. XV. Del árabe hispano manâh 'calendario, almanaque', probablemente la misma palabra que el árabe vulgar manâh 'parada en un viaje', de donde 'signo del Zodíaco' (en el cual se estaciona el sol parte del año) y de ahí 'calendario'; raíz n-w-h 'descansar'.
CALENDAS, hacia 1295, 'el primer día de cada mes', de donde 'época, tiempo'. Tomado del latín calendae ídem..
DERIV. Calendar. Calendario, 1295-1317, del latín calendarium ídem.
SIDRA, hacia 1260. De *sizdra, antes sizra, 1220-50,
procedente del latín SICERA 'bebida embriagante de los
hebreos', 'cualquier bebida alcohólica que se hacía con frutas o cereales',
tomado a su vez del hebreo; el vasco zizar, más cercano al original,
revela la antigüedad de este vocablo en España.
DERIV. Sidrería.
"Las cosas que pasamos no morirán jamás". En Medrano y El Salvador.
"David Bowie puto". Leído en un supermercado chino en Billinghurst y Soler por Luke Skywalker.
Recolector de residuos: Basurero.
"Su amigo el recolector,
el guardián de la limpieza,
para el año que ahora empieza
y para aquel que se va:
tenga un próspero Año Nuevo
y una feliz Navidad."
(Antonio Catto, Coplas del recolector, Colegiales, 1990.)
En el Diccionario del argentino exquisito, Adolfo Bioy Casares.
Díganos dónde*.
Nosotros llevamos textos, hojas y lápices.
Encuentros imprevistos de lectura y escritura.
Invitados: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Más información: acá
Consultas: niusleter@niusleter.com.ar
* Promoción limitada a Capital Federal, Gran Bs. As. y Costa Atlántica**.
** Si incluye pasajes y estadías.
La fiesta
A las siete y media, cuando llegan los familiares de
Corrientes, Norma ya está levantada rezándole a San Isidro para que deje de
llover, y a Cintia y a Norberto los despierta el timbre pero a Osvaldo no,
cuando él duerme no escucha nada, ni a los abuelos de Cintia con la prima Mónica
que son los que llegaron y a los que Norberto saluda diciendo hola y se vuelve a
dormir y los demás todavía están saludándose cuando Cintia ve los paraguas
mojados al lado de la puerta, ¿llueve? pregunta y antes de que le contesten se
escucha un trueno y entonces va a la pieza donde está durmiendo el padre y le
grita ¡te dije que me alquiles un salón! yo mis quince años lloviendo no los
festejo, pero como él ni la mira Cintia se va a llorar a su cuarto, y Norma pasa
toda la mañana tratando de conseguir un toldo para poner en el patio pero cada
vez que llama a alguien le dicen no tengo, le dicen, le podrían haber alquilado
un salón, ¿no?, y eso mismo piensa ella, que le tendrían que haber alquilado un
salón porque los quince años se cumplen una sola vez en la vida y al final tanto
vestido largo para que el día de la fiesta venga a llover, pero con Osvaldo no
hubo caso, él dijo una cosa o la otra y como Cintia quiso torta con tiritas y
servicio de lunch no hubo mozos, como quiso participaciones compradas y video no
hubo disc-jockey, y como quiso vestido largo no hubo salón y cuando Osvaldo dice
no es no.
Cintia sigue llorando y Mónica trata de calmarla, no importa
la lluvia, le dice, si a la noche no paró podemos bailar en el living, igual nos
vamos a divertir, pero para Cintia la fiesta tiene que ser en el patio sí o sí
para poder cumplir con el plan, quedaron con Andrés que es que cuando escuche el
vals salte la pared del fondo y les diga todo a los padres, voy y le digo en la
cara a la vieja de mierda que te quiero, le dijo Andrés y también que si tus
viejos siguen con que no ya van a ver lo que pasa, y eso, lo que va a pasar si
siguen con que no, en realidad Cintia no sabe muy bien qué es, pero por las
dudas tiene el bolso hecho abajo de la cama, todo esto le cuenta Cintia a Mónica
que le dice claro, vos de cosas de amor qué podes entender, le dice y tiene
razón, porque Mónica tiene trece años y a los trece años no se puede saber mucho
de nada.
Desde la cocina se escucha que el abuelo practica con el
acordeón porque la música la va a pasar Norberto que caset de vals no tiene y
Mónica escucha y piensa un poco y después le pregunta a Cintia por qué Andrés
tiene que saltar por la pared del fondo, por qué no puede entrar por la puerta
como todo el mundo y entonces Cintia le cuenta todo, que conoció a Andrés en
Córdoba cuando los dos estaban de viaje de egresados, que ella tenía los doce
años que hay que tener cuando uno se va de viaje de egresados pero él ya tenía
quince, que eso fue lo primero que no les gustó a Norma y a Osvaldo pero tampoco
les gusta que Andrés tenga una moto, ni que use el pelo largo y un arito, pero
lo que menos les gusta de todo es la fama que Andrés tiene en el barrio por
estar siempre con chicos más grandes, tomando cerveza en la esquina y
gritándoles guarangadas a las mujeres, que por eso cuando Cintia lo quiso
presentar en la casa le prohibieron que anduviera con él, que ella sabe que a lo
mejor Norma puede llegar a aflojar, pero cuando Osvaldo dice que no es no y por
eso tienen que verse a escondidas y al principio les resultaba emocionante pero
ya se sabe lo difícil que es verse a escondidas en Adrogué y además Cintia está
cansada de que Andrés disimule estando a los besos y los abrazos con otras
chicas, y por eso ahora decidieron que si los padres siguen con que no, mala
suerte, ya van a ver lo que pasa, eso le está diciendo Cintia a Mónica cuando
Norma las llama porque acaba de llegar Nelly, la modista, con el vestido, y todo
el resto de la mañana se quedan haciendo los últimos retoques.
Para el almuerzo Norma sirve algunos sánguches de miga, dale,
le dice a Cintia, que se coman todo así para la noche no queda nada, le dice y
vuelve a encerrarse con Mónica y de nuevo no hay forma de hacerla salir, sale
recién a las dos de la tarde, cuando vienen a traer el toldo que al final hubo
que alquilar porque nadie tenía para prestarles y todavía llueve y como Norma y
la abuela se fueron a la manicura, Norberto a buscar unos casets, el abuelo
sigue con el acordeón, Mónica se está bañando y Osvaldo decidió pasar por el bar
para jugarle al quince, al del toldo le tiene que abrir Cintia que sale furiosa
y le grita que no hace falta tanto escándalo por un toldo de porquería y él le
contesta que ojalá que te cagues mojando, pendeja, y justo cuando está por irse
lo ataja Norma, lo ataja sin tocarlo con las uñas recién pintadas porque vio la
camioneta desde lo de la manicura y se vino lo más rápido que pudo, perdónala,
le dice, está nerviosa porque hoy cumple los quince, le dice y después Cintia
vuelve a su habitación y se pierde lo que Mónica ve por el ventiluz del baño, al
chico que, sin preocuparse por la lluvia, se saca la campera y se queda en
musculosa, los brazos enormes como los de un campeón de pesas cada vez que los
levanta para enganchar el toldo, las manos mojadas pero todavía precisas al
enhebrar la cuerda en las argollas de la lona verde.
Así, entre que mandan de la confitería más comida y la torta,
entre que Norberto acomoda las luces abajo del toldo, entre que Tita la
peluquera las peina a todas y también todas se ponen sus vestidos, se hacen casi
las diez, casi las diez y Osvaldo que no vuelve y con la lluvia que sigue nadie
quiere ir a buscarlo así que Norma a esta altura ya está con los nervios a la
miseria y Cintia tiene que verla llorar para que se le bajen los humos y
entonces va hasta la cocina con el vestido largo y el tocado puesto y la llama,
mami, la llama y Norma, que tiene los ojos nublados por el llanto, la mira a
Cintia y Cintia está linda de veras, tanto que a Norma le parece que está frente
a la Virgen misma y se persigna y en eso siente cómo la presión le baja y si no
llega a desmayarse es porque se oye el timbre y tiene que ir ella a atender al
primer invitado porque Cintia no puede mostrarse hasta que no estén todos pero
al final no es el primer invitado, es Osvaldo, Osvaldo a las diez en punto, todo
mojado y todavía sin cambiarse y ahí sí que Norma se desmaya pero se recupera en
seguida con los dos aplausos que da Osvaldo como si fuera a hacer magia y vuelve
a salir y, como cuando Cintia le había pedido la bicicleta, Osvaldo había dicho
o fiesta o regalo, y como Cintia ya había elegido fiesta, ninguna de las dos
entiende cuando él aparece con la bicicleta rosada y con cambios, con canastito
adelante y atrás, con un ramo de flores en el canastito de adelante porque
Osvaldo ganó a la quiniela y Cintia lo abraza con cuidado de no mancharse el
vestido y le dice que lo perdona por lo del salón, por lo de los mozos y lo del
disc-jockey y Norma piensa que es una lástima, que Cintia hubiera podido tener
todo eso si ganaban antes pero se conforma cuando Osvaldo muestra el pilón de
billetes que le sobraron y justo ahí suena el timbre y Cintia va corriendo a
esconderse, Osvaldo a ponerse el traje, Norberto a preparar los casets y Norma a
abrir, así que de las flores y de la plata tiene que encargarse Mónica que como
le indicó Norma pone las flores en agua y las ubica en la mesita donde está el
corazón de goma-espuma rosa que sostiene, pinchados, los souvenirs, pero la
plata no la guarda en el cajón que le indica Norma porque piensa que, por las
dudas, es mejor dejarla abajo de la cama de Cintia, con el bolso.
[...]
Lea el cuento completo
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Julia Coria nació
en 1976 en Buenos Aires. Es licenciada en Sociología. Publicó la novela
Permiso para quererte (que se puede leer como una colección de cuentos:
transcribimos el primero).
Daro Cánovas
Gabriela Gargiulo
Mariano Valcarce
Laura Román
Patricio Buzzi
Mauro Oliver
Lautaro Lupi
mei
Fernando Chamorro
Fede Merea
Daniel Liñares
Edenia
Luciana Galiano
Roxana Salpeter
Diana Cegelnicki
alondra
Artilaria
Agustina María Varela
Adolfo Márcovich Pellegrini
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