N e w s l e tt e r
-mensaje international de divulgación literaria-
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"Soy uno que se perdió entre la multitud, a quien las luces chisporroteantes aturdieron, un cero a la izquierda que vio todo lo que le rodeaba reducido a objeto de burla". Henry Miller
PROSA | A Jackie,
con nuestro corazón | Sergio Ramírez |
DEFINICIÓN | Tipo | Tirar manteca al techo | Patriota |
ETIMOLOGÍA | Derivar |
TALLER
LITERARIO
| Paquete |
GRAFFITTI
A Jackie, con nuestro corazón
El día que se anunció la visita de Jackeline Kennedy a Nicaragua hubo una conmoción en nuestros mejores círculos y lo que se llama la sociedad nicaragüense se sintió alborozada y no puede negarse que confusa, sorprendida, por los cuándos, los dóndes y los cómos, o sea cuándo arribaría Jackeline (Jackie, para nosotros) a nuestro suelo; dónde se hospedaría y cómo se organizaría su recibimiento. Por la calidad del personaje nada menos que la esposa de un recordado presidente muerto por balas asesinas; ex primera dama de la nación más poderosa de la tierra, que convirtió su paso por la Casa Blanca en un cuento de hadas; casada ahora con un magnate cuya fortuna es inconmensurable; y por su propia simpatía personal, su encanto, sus altas cualidades de mujer sufrida, los homenajes tendrían que estar a la altura, para que no se fuera decir que no somos dispensadores de exquisitas bondades.
Así que nosotros los del Virginian Country Club, exclusivo centro social fundado por accionistas norteamericanos y nicaragüenses (fue su primer presidente en el año de 1933 el Coronel Glenn J. Andrews, virginiano de pura cepa y quien casó con Amadita Balcáceres del Castillo, de lo mejor de Granada, quedándose el Coronel a vivir en Nicaragua a pesar de que se le reclamaba en Washington por lo brillante que había sido su carrera militar combatiendo a las hordas sandinistas en Las Segovias; digo que se quedó escogiendo con el mejor olfato sus relaciones y se dedicó al cultivo del tabaco, como era tradición en familia de Oakdale, Va., y ese mismo año de su boda reunió a un grupo de amigos íntimos y dijo: ea, como que no hay un country club aquí, ¿o hay? Y respondieron todos con movimientos de cabeza que no, y él: pues manos la obra y allí está su nombre en la placa colocada a la entrada de las cuadras, la primera edificación que se levantó destinada a las prácticas de la equitación, en la que estábamos muy atrasados en Nicaragua, cabe decir era casi desconocida, y se hizo así imperecedero el nombre del Coronel Andrews, Presidente-Fundador del Virginian Country Club) decidimos pues hacernos cargo del recibimiento oficial a Jackie, de tributarle los honores, rendirle los agasajos y demás, y en mi calidad de secretario de la Junta Directiva del Virginian, cargo para el que he sido electo repetidamente desde el año de 1953, convoqué una reunión urgente que se realizó en mi residencia ya que no había tiempo para trasladase hasta el Virginian, distante ocho kilómetros de la ciudad capital, contados a partir de los primeros prados de golf visibles desde la carretera, tan bien cuidados y verdes que parece que uno estuviera en otro país y ya reunidos fue como un balde de agua fría saber por boca de nuestro past president (al que siempre se invita a reuniones de Junta Directiva porque se supone que el past president puede aportar su experiencia) que a lo mejor fallábamos en nuestro encomiable intento (así es nuestro past president actual, muy escogido para hablar, jurista renombrado, abogado de gran número de compañías que han invertido en nuestra nación, la Light Mine State Co.; la Continental Timber Co.; la Atlantic Pine Co.; la Gold & Silver Mine Co.; da la impresión de hablar siempre en estrados, tal como dicen sus colegas y no yo, pues más bien soy ingeniero electrodinámico, graduado en Georgetown University en 1950) y no podríamos llevar a feliz término nuestros propósitos, pues otras organizaciones sociales y recreativas se nos habían adelantado, puesto en contacto con la Embajada Americana y cablegrafiado a New York al apartamento de Jackie en 5th Avenue y a la isla Scorpio en la lejana Grecia y sólo esperaban la respuesta de ella accediendo; y mencionaba el past president, con el aplomo y serenidad que lo caracterizan, que eran el Lions International Club y el Rotary International Club los que nos aventajaban y tenían la situación bajo control (frase esta última preferida por el consocio General Abraham Cornejo, del estado mayor presidencial y tesorero del club) informe que visto ya en perspectiva nos disgustaba no sólo porque parecíamos perder un honor que nos correspondía, sino también porque esos clubes u organizaciones llamadas de servicio no son propiamente de carácter exclusivo pues aceptan muy libremente a sus socios, y eso me picó a mí el amor propio como secretario por tantos años del Virginian, y me dije: esto no será, yo lo prometo. Y pedí a mis consocios, que ya comenzaban a inquietarse y discutían en voz alta presos de la mayor nerviosidad, tener calma y así lo hicieron, volviendo a sus asientos y yo les indique por señas esperar y fui a mi estudio y desde allí llamé a Ralph, utilizando su número privado que soy de las pocas personas en el país en conocer y estaba por dicha en su casa, situada cerca del Virginian, circunstancia por la cual siempre que paso por las tardes rumbo al club, me quedo en su cottage tomando uno de esos cocktails espléndidos preparados por Annie, su gentil esposa; y Ralph tan amable como de costumbre me dijo qué hubo, o ideay, qué es la cosa, pues ha aprendido el español con todos los giros nicaragüenses y nadie podría decir oyéndolo hablar si se trata de un nico o de un americano, a no ser por su tez y por sus ojos azules y sus cabellos rubios que lo revelan como un “gringo”, como él mismo gusta llamarse en chanza; y tan deferente como siempre, insistió en hablar conmigo en español aunque en inglés yo me siento muy a gusto, por mi educación, por mis relaciones profesionales y porque es uno de los dos idiomas oficiales del Virginian (el otro es el español).
Y yo le conté la historia de la llegada de Jackie de la que por supuesto estaba enterado y tú sabes, me dijo, Annie y Jackie han sido íntimas, compañeras de colegio en el Trinite College de Mass., y aunque hace tiempo que no se ven, se estiman siempre mutuamente y, ¿tú sabes por qué no estuvimos en la inauguración de John, en enero 28, 1961? Simplemente por una confusión del servicio de protocolo, que perdió nuestra dirección y envió la tarjeta a otros Mr. and Mrs. Ralph Fridemann que ni vivían en Baltimore, Md., ni nada, cerca del mundo diplomático, como nosotros, pero así y todo esa pareja con suerte recibió la cosa y se fue a ocupar nuestros sitios reservados por la propia Jackie, y vaya tuerce le dije, porque yo sé que esa historia es verídica, que Ralph es íntimo de las familias presidenciales, pues yo he visto un retrato autografiado del presidente Lyndon B. Johnson sobre la repisa de la chimenea en la sala de Ralph (el dueño de la casa que alquila, ante solicitud oficial de la Embajada Americana le puso una chimenea a Ralph, con unos leños plásticos y unas luces rojas disimuladas, que parece que los leños están siempre ardiendo), un retrato grande en que Johnson aparece con la mano derecha apoyada sobre el respaldo de una silla y la otra mano en la cintura, con esa mirada tan severa, inteligente y decidida del hombre que rigió los destinos del mundo libre y de su puño y letra la dedicatoria que dice: To Mr. Ralph Fridemann and his wife, for their high services in behalf of our nation, trully yours, Lyndon B. Johnson, President of the United States of America. Y Ralph, cada vez que yo con mi cocktail en mano me levanto de mi asiento para acercarme a la chimenea y admirar la foto, dice con esa su sonrisa: oye, mano (porque Ralph estuvo antes de servicio en México), no creas, es auténtica; y yo asiento convencido y pienso: un día que Ralph y Annie vayan a mi casa a cenar, voy a sacar del aposento el diploma que con su retrato en colores, su Santidad el Papa Pío XII entregó a mi mamá con motivo de su peregrinación a Roma en la audiencia privada que le concedió en la Capilla Sixtina, para que vean lo que el propio pontífice escribió abajo en letra gótica y en español, porque los papas hablan 14 idiomas como mínimo, una especie de carta pública en la que bendice a todos los de mi familia hasta en la hora de la muerte y que no firmó de su mano porque estaba padeciendo un ataque de artritis y le pidió al Cardenal Camarlengo que firmara por él.
Y sí estoy enterado de ese viaje me dijo Ralph, no sólo por las comunicaciones oficiales cifradas que han llegado a la Embajada, también porque lo que le escribió a Annie una cartita cariñosa comunicándoselo; pero acerca de que otros clubes se hubieran adelantado no sabía nada, y no lo creía tampoco, y que en todo caso no me preocupara, él todo lo arreglaría para que la totalidad de los homenajes pasara a manos del Virginian Country Club y yo para remachar le recordé, club que fue fundado con la intención de constituir un enlace permanente entre dos pueblos hermanos y sí me repitió, sin duda alguna, despreocúpate, che (porque Ralph estuvo de servicio también en la Argentina), y yo volví a la sala y listo, les dije. ¿Cómo listo? me preguntó Freddy, primer vocal de la directiva y siempre el más desconfiado, yo supongo que debido a cierta envidia para conmigo debido a mis éxitos sociales, porque todo el peso del club descansa sobre mis espaldas, tertulias, garden parties, torneos de golf, tennis, etc.; pues listo, les afirmé otra vez; tengo todos los hilos cogidos (y el General Cornejo me miró sonriente, pues vio que estaba hablando su propio lenguaje). Jackie, informé, viene directo del aeropuerto al cocktail de bienvenida en nuestro club; la misma noche, banquete de gala, exclusivo para nuestros socios y familias; al mediodía siguiente, almuerzo campestre, siempre en nuestras instalaciones; y por la tarde, té de modas con las esposas e hijas nuestros socios; no va a quedar tiempo a los otros clubes ni para un rugido. Y ante esta última ironía tremenda, que era una alusión directa a los Lions, todos rieron a carcajadas y me palmoteaban, me abrazaban, me querían levantar en vilo, me sofocaban y la quebradera de vasos era tremenda y María Eugenia se asomó por la baranda del segundo piso a ver qué pasaba y cuando supo el motivo se retiró sonriente y satisfecha, ella sabe compartir mis triunfos. Y el past president me dijo en medio de la bolina: ¿Y con quién hablaste al fin? Pregunta ante la cual todos callaron, me soltaron y me rodearon ansiosos. ¿Sí, con quién?
Con el Embajador, les dije. Con el Embajador de los Estados Unidos; y claro, entonces todo está más que asegurado, gritaron y rieron más alegremente, y vuelta a las felicitaciones y los abrazos y hay veces que decir una pequeña mentira resulta más convincente, porque si es cierto que Ralph no es el Embajador sino un importante funcionario administrativo -Chief clerk- como se firma él en los oficios que envía a las casas comerciales para compra de todo lo que la embajada necesita, bujías, grapas, papel, lápices, etc., también es cierto que bien podría representar con decoro a su gran nación; pero era cosa de dar efecto a mis palabras y vaya si no obtuve los resultados deseados y todavía cuando se retiraban y encendían sus autos, los oía comentar, y alabarme, y reírse y felicitarse de tenerme siempre en la directiva del club. Y el past president apenado me llamó aparte antes de salir y me dijo: perdoname hermano, parece que no me habían informado bien, y yo me reí tratando de parecer agradable; oh, no te preocupes, errar es humano y tú sólo has pensado en el beneficio del club (y no es por alabanza, pero soy de los pocos que en este país hablan de tú).
[...]
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Sergio Ramírez
(Nicaragua, 1942) publicó libros de cuentos, novelas y ensayos. Fue
parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional y vicepresidente de su país
entre 1984 y 1990. Algunos de sus títulos: Nuevos cuentos, Charles
Atlas también muere, De tropeles y tropelías, así como Tiempo
de fulgor, ¿Te dio miedo la sangre?, Un baile de máscaras,
Sombras nada más y Margarita, está linda la mar. Está vivo.
TIPO: Muletilla de círculos exclusivos, que sirve para identificarse y que viste mucho. Podría traducirse por "como si dijéramos", "a eso de las". "Me tomo una aspirina, me pongo tipo bolsa de agua caliente y chau." "Te llamo tipo las nueve."
Del Diccionario del argentino exquisito, Adolfo Bioy Casares.
TIRAR MANTECA AL TECHO. Durante la década de 1920 florecieron en Buenos Aires las patotas de los llamados pituco o niños bien, hombres jóvenes de la mejor sociedad que mataban su aburrimiento en los cabarets de moda. Al llegar la madrugada, después de haber consumido unas cuantas botellas de champán, la diversión favorita consistía en colocar los pancitos de manteca que habían sobrado de la cena en la punta de algún cubierto, que hacía las veces de catapulta. Desde entonces, "tirar manteca al techo" ha quedado en la conversación corriente como expresión de juerga, de despilfarro un poco loco, de pasarla bien a todo trapo.
De Tres mil historias de palabras y frases que decimos a cada rato, Héctor Zimmerman.
PATRIOTA, s. El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conquistadores.
Del Diccionario del diablo, Ambrose Bierce
DERIVAR, 1220-50. Tomado del latín derivare 'desviar una
corriente de agua', 'derivar' (derivado de rivus 'arroyo'). En la
acepción marina 'ser llevada una embarcación por la corriente' es palabra
diferente, del S. XIX, del dériver, antes driver S. XVI, tomado a
su vez del inglés to drive 'empujar' y 'derivar'.
DERIV. Deriva,
segunda mitad del siglo XIX. Derivación, 1438; derivado, 1611; derivativo.
-We are very willing to continue our labour, on the sand and by the sea, so this January we are starting our Sunnny Books Literary Tour. If you are interested in a cultured summer, please contact your travel agent. [Estamos deseosos de rascarnos las bolas un rato, en la playa, así que este enero empezamos nuestro Tour Literario Sol Bajo Los Libros. Si usted está interesado en lecturas y escrituras bronceadoras, por favor contacte a su agente de viajes.]
Literary workshop for gringos (con subtítulos).
Encuentros semanales de lectura y escritura.
Barrenan: Fernando Aíta y Alejandro Güerri
Para más información, comunicarse al
4896-0140 o al 4205-4284.
O a la
siguiente dirección:
"Papá Noel: Soy Paul y para Navidad quiero que me traigas la escalera mecánica que te olvidaste el año pasado. Un beso". Leído sobre unas tablas que cubren una fuera de funcionamiento, en la combinación de las líneas D y C del subte .
¿Cuál fue la transformación más increíble que haya visto o experimantado? (¿60 palabras?)
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Feliz cumple, mei.
Chelópez, ídem.
Silvia, gracias también por el húngaro.
A todos los que aprenden otras lenguas.
"No vaya a creer: si no es por usted su prima/o no se entera. Háganos la gamba. Reenvíe Ñusleter."
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